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¿YO? LA MÁS PUTA | Recta Final de serie - Capítulo 26: ...
¿YO? LA MÁS PUTA | Recta Final de serie - Capítulo 26: Allí abajo.
Serie de culto narrada en primera persona ficticia con altas dosis de drama, comedia y thriller. No apta para todos los públicos.
Capítulos:
Primera Temporada:
1. La puta madre.
2. El alumbramiento.
3. Yo, bebé.
4. Fin del climaterio.
5. La vida sigue igual.
6. Pablo Iglesias y la habitación 003.
7. La transexual Conchita Wurst y amistades. (Título propuesto por 6Gerardo6)
8. Conchita y el sexo débil.
9. Como una ola de poder.
10. El pecado de Dios.
11. El cordero de Dios.
12. La proposición.
13. La sexta noche.
14. Ríos de sangre.
15. Sexorcio Asesino.
Segunda Temporada:
16. Dos Mil Pesetas.
17. El gran dictador.
18. Parece que va a llover.
19. El mayor sueldo es cobrarlo.
20. Cenizas divinas.
21. La despedida más dolorosa.
22. Lactancia adolescente.
23. A bocajarro.
24. Blanca Navidad.
25. Cabeza de cerdo.
26. Allí abajo.
Capítulo 1. La puta madre.
Corría 1976. Era invierno, y en contra de la lógica más elemental, lucía un sol radiante. Mi madre, con rasgos moscovitas pero con sangre de Utrera, era violada en aquel coche ruinoso que yacía desde hace años en las laderas del Monte Lanjarón, en las afueras de Motril del Valle (Salamanca).
Mi madre era puta, puta reconocida, aunque no cotizaba a la seguridad social. Aquella tarde de sol radiante, y en ese ruinoso coche, estaba realizando un servicio, o como ella lo denominaba, un apaño contractual. Pero una discrepancia en las condiciones del servicio, hicieron que mi santa madre no quisiera llevarlo a término.
El deseo de aquél hombre, llamado Raphael, (sí, como el cantante) era tan grande, y los pechos de mi progenitora tan excitantes, que fue coaccionada a mantener aquella relación sexual. A pesar de todo, Karina, que así se llamaba mi madre (nombre comercial), tras la eyaculación precoz de Don Raphael le cobró 35 pesetas, con lo que pudo comprarse algo que cambiaría el resto de su vida.
Capítulo 2: El alumbramiento.
Estaba sentada en el banco de aquél parque. Sudaba de tal manera, que si la exprimieran llenaba una garrafa de cinco litros. ¡Y cómo olía! Hacía una semana que la casera, Dª Luciana Vázquez Aragón, la había echado de casa tras meses de impago del alquiler. El drama era de dimensiones incalculables: Mi madre, embarazada de 8 meses, en la calle y sudando a 35ºC a la sombra. Imaginaros la situación. No obstante, no le faltaban clientes fetiches, que en esta profesión, la clientela no escasea ni en estos casos. Eso sí, guapo no era ninguno, pero al menos pagaban en el acto. Sus 300 pesetas ya se sacó en esa semana.
Y de pronto, el banco estaba mojado, y no sólo de sudor. Había roto aguas. Svetlana, compañera de trabajo, y también competencia, dejó a un cliente a medias y no dudó en ayudar a mi madre. Se lo agradeció toda la vida y es que la relación hasta el momento de estas dos profesionales no había sido del todo amistosa. Memorable fue aquella vez en la que mi madre, que a pesar de ser mujer tenía unos cojones como el caballo del Espartero, le arrancó un mechón de pelo en plena calle por robarle un cliente. Y aquí florece la humanidad de las personas, que a pesar de todo ayudó a mi madre Karina (recordemos que es su nombre comercial) a traerme al mundo.
Capítulo 3. Yo, bebé
Carmela Álvarez Pacheco, hija de Mª Antonia Pacheco Chuan (De nombre comercial, Karina), 5,6 kg de peso (bien ancha de huesos), y peluda como una oveja sin esquilar. Esa era yo, rodeada de vísceras, y parida en plena calle. Cinco azotes en el culo tuvieron que darme hasta que empecé a llorar, un pronóstico de mi futuro profesional que algún día os contaré.
Svetlana, la chica rumana y prostituta de la que os hablé no dudó en acogernos en su hogar durante unos días. Una casa con más movimiento que la casa de la Charito, de la que ya os hablaré algún día. No paraban de entrar y salir hombres. Gritos todo el día, suyos, míos y de sus clientes.
Allí también vivía Miguel Ángel Carrión Iglesias, más conocido como “El Kapo”, y que se encargaba de gestionar el negocio sexual que este tenía montado. Vamos, que era el chulo. Catorce mujeres tenía a su cargo por aquél entonces. Mi madre era autónoma.
Observo que tu primer apellido no se corresponde con el de tu madre (el segundo sí) deseando estoy que llegue el capítulo en el que expliques ese detalle jajaja. ✔
El detalle del apellido sigue el patrón de "Primer apellido" del padre, "Segundo apellido" de la madre.
Normal que me guste, tiene muchos ingredientes para estar pegada a esta gran serie
Capítulo 4. Fin del climaterio.
[…] moría de un tiro en la cabeza.
(Horas antes...)
“Mujeres de pechos grandes se ofrecen a hombres a cambio de favores en “EL CLIMATERIO”. La más barata 5 pesetas. Entreplanta C/ El Cristo num 5”, así rezaba el anuncio en ese periódico local de Salamanca.
La rivalidad entre “El Kapo” y la Charito era cada vez más grande. La Charito, llevaba 16 años regentando aquél piso al que llamaban “El climaterio”. Empezaron siendo socios, 70% para él y el restante para ella, pero discrepancias en el negocio les hicieron seguir sus carreras en solitario. “El Kapo” contaba con Karina, Katrina, Karenina, Kandy, Livia, Yoana, Yoana 2, Jennyfer y Rosa Esperanza, entre otras. Charito tenía como chicas a Jany, Casandra, Vanexxxa, Trinidad y Alejandra Lucía. El mercado de fichajes estaba calentito. “El Kapo” le había arrebatado a Kandy prometiéndole el oro y el moro, y la indignación de la Charito había alcanzado su mayor límite.
En un arrebato de violencia, y tras media hora partiendo jamón, con el mismo cuchillo se presentaba en casa de Svetlana y Miguel Ángel Carrión Iglesias (“El Kapo”) con sed de venganza. No pudo vengarse. El Kapo estaba sacando brillo a su pistola, la tenía en la mano. Ya conocen el final. La Charito moría de un tiro en la cabeza.
Y yo mientras al lado, chupándole la teta a mi madre, pero sin pagar.
*** SÉ PUTA:
El próximo usuario que haga un comentario sobre la serie, tendrá el honor de ser partícipe de una de las tramas del próximo capítulo.