Una de cal y otra de arena. (Interpretación del 7x05)

Los responsables de LQSA valoran mucho a los fans. Nos han deleitado con una nueva versión del fresquíbiris, a la vez que continuan metiendo innovadores giros que sorprenden al público, a la par de que son muy curioso de ver. Como por ejemplo Antonio, que no solo deja de lado sus ademanes conservadores para urdir planes y tomar actitudes absolutamente revolucionarias, sino que carga contra los vecinos, a los que además echa en cara sus posturas reaccionarias frente al inminente problema que se les viene encima. Les reprende que se dejen comprar por 1000 cochinos euros. Hasta a Coque le han comprado Tantean incluso con la corrompibilidad de Enrique, el infranqueable concejal que nunca se había dejado sobornar. Pero al final eso no ha dejado de ser más que una finta, ya que tras un inesperado empujón de Coque, que cada vez está demostrando tener más luces a pesar de seguir protagonizando momentos surrealistas y de lo más hilarantes (como el momento en el que saca el bidón radioactivo de la casa de Enrique, ¡épico! ), se levanta contra su propio alcalde, haciendo que le enchironen. Muy agradable de ver ese final, en el que todos los vecinos le aplauden y Coque vuelve a hacer gala de su insólita agudeza mental al captar el doble sentido de la frase de Enrique.

Por otro lado, la vuelta de Raquel supone su renuncia definitiva a la búsqueda de su príncipe azul, para involucrarse de lleno en tramas relacionadas con la comunidad, algo totalmente sorprendente de ver. Un giro, un cambio de aires, al igual que la remodelación absoluta de la chupipandi con la presencia de Berta, Araceli y la racional Rebeca. Si bien la trama que protagonizan las chicas es correcta e incorpora (o trata de incorporar) vistosos gags como el de Berta y el alcoholímetro, no ha logrado producir excesivas carcajadas, apenas una leve mueca sonriente. Lo encuentro todo muy forzado, muy precipitado, las tramas no se sostienen. Nos presentan a los personajes de una manera y luego actúan de un modo completamente distinto, es prácticamente inconcebible. Hace unos pocos días he vuelto a ver un trozo de un capítulo de la segunda temporada, concretamente el episodio en el que ponen una alarma en el garaje y me he partido el culo como si fuera la primera vez que lo he visto. Qué estructuración, qué ingenio más exquisito, qué diálogos. Y todo prácticamente salido de la nada. Ahora, en cambio, se opta por un humor mucho más caótico, absolutamente frenético, que ojo, no digo que no pueda hacer reír (véase 6x05, 6x06 o el reciente 7x04, en el que se ha mostrado mucho ingenio en el hilado de las tramas, ofreciendo un método diferente de lo que es encajar las piezas), pero que salta a la vista que no es tan efectivo.

Pero lo que más me molesta es que entremedias de todo este caos se remita constantemente a los tópicos relacionados con la situación económica actual con un desacierto absoluto, no hay necesidad alguna de incluir en escena esas forzadas reivindicaciones que además de 'cortar el rollo', pero literalmente, son increíblemente torpes y crean una sensación de que 'los de la serie se quieren reír del pueblo'. Ya lo decía José Luis Moreno, dejemos los problemas del día a día para los informativos y los programas de actualidad, que bastante nos los encontramos ya como para meterlos en lo que es el espectáculo. Mención especial merece el momento en el que Fermín ofrece a los parados irse con él a cambio de un bocadillo y todos se van corriendo detrás de él, mostrando una obediencia y una subordinación que ni los esclavos de la Antigua Roma. Qué gag más chistoso, ¿verdad? Me pregunto que qué se pretendería con él. Para empezar esto no tiene sentido alguno, esto no es un país tercermundista, de momento,y ya no entro en las posibles intrerpretaciones que se puedan extraer de ahí. Respecto a la trama a la que corresponde este fragmento, hace aguas por todas partes. Atrás queda la brillantez de los Reynolds vista en el 7x03, que tuvieron el privilegio de protagonizar la mejor trama de aquel episodio. A pesar de eso sueltan algún destello en este 7x05, bastante gracioso, pero la trama en sí vale poco. El desenlace con el musical es lo mejor. Ver a Javi, Amador y a Maite bailando el reversionado 'fresquíbiris' con una entrega y una ilusión irradiantes es surrealista y a la vez genial. Y los vecinos observando mientras tanto

Amador y Maite, Pablo y Eva son geniales, superdivertidos. Aunque no estaría demás ver un poco más de sensatez en Amador, para variar, le pintan como a alguien extremadamente estúpido, exageradamente bobo..

Se agradece la vuelta del 'Equipo A', eso está muy bien, y a nivel personal me gustaría notar, aunque sea una cosa episódica, un poquitín más de respeto por parte de Antonio hacia Enrique. Ahora, que comparten solos el bajo B... Podrían salir de ahí unas tramas preciosas...

Sin embargo, el gran fichaje de la temporada es Rebeca, un pozo de raciocinio, de lógica, de sentido común que es como un oasis en la caótica tónica surrealista que envuelve la temporada. Una gozada de personaje.

Espero que en las futuras posibles visualizaciones me pueda reír más con este episodio, que como ya he dicho ni me ha maravillado en exceso, ni me ha logrado sacar demasiadas carcajadas.