Subforo de El cuarto de Paula
Época dorada del Julivanismo
Época dorada del Julivanismo
Aqui os dejo toda mi "obra" de mi pareja favorita... os la dedico a todos los fans de la pareja y os agradezco a todos los que dedicais más de un seguno de vuestra existencia y vuestro tiempo a leerme. GRACIAS.
1)
DE PROFUNDIS, por Iván Noiret...
Bueno, la verdad es que nunca se me ha dado bien escribir. La verdad es que, con 16 años, nunca me había planteado como despedirme. No me sale hacerlo a la cara. No soy capaz. Yo, que me creía tan valiente…
No es fácil explicar que es lo que uno siente, piensa, padece…y menos cuando el principal motor de mi vida ha sido el dolor. Dolor por la muerte de mi madre, porque no sabía nada de la existencia de María, sí, ella es mi madre, dolor porque mi padre me destrozaba la cara un día sí y otro no… Por eso soy una persona que me cuesta tanto abrirme. Por eso te lo escribo, porque no me veo capacitado a hacerlo delante de esos ojos verdes que tanto me cautivan, me privan… me ponen nervioso, me intimidan, me obsesionan.
He pensado tantas veces en alejarte de mí. He intentado y deseado tantas veces que hubiera un motivo, sólo uno, con el que tener una excusa para alejarte de mi vida. Tú me has enseñado que todo el mundo tiene miedo, pero que todo podemos “silbar”. Me ha faltado tiempo para poder dedicarte más gestos, más dulzura, más amor… pero sabes que esos gestos, que no me nacen, forman parte de mi y de lo que hemos sido día a día.
Me equivoqué. Pensé que, tras lo de Carol, ya nadie tendría una razón para quererme. Tú no sólo lo has hecho, sino que me has amado sin motivo. Siempre has estado ahí. Mis malos rollos, mi pronto, mi mal humor… a veces creo que si no nos pareciésemos tanto, no hubiéramos congeniado.
Puede que tus ojos esten llorando y mojen el papel sobre el que escribo estas letras, pero quiero que tu corazón, ése en el que siempre estaré vivo y a tu lado, no lo haga. Alguien me dijo una vez que hay cosas que ni se compran ni se venden, yo sólo te pido que dediques cada día a que tu corazón siga teniéndolo presente. A que, aunque no pueda besarte, acariciarte, mirarte… sepas que ese sentimiento, que ésa parte de mí estará siempre contigo, y nunca podrá cambiar.
Al parecer he cogido algo de fluidez. Quizá sea que tengo un buen motivo que me inspire. Nunca has pensado en cómo serán nuestras vacaciones??????? Yo las tengo claras en mi mente...
Lamento que me falte más tiempo para hacerte feliz. Al menos la mitad de lo que has conseguido que yo lo sea. Casper, Julia, no te lo he dicho nunca, y no voy a hacerlo ahora. No hace falta. Sé que si estas leyendo esta carta, eres consciente de mis sentimientos. Esto es Iván Noiret en papel. Por cierto, te amaré siempre… mierda, ya lo he dicho
1)
DE PROFUNDIS, por Iván Noiret...
Bueno, la verdad es que nunca se me ha dado bien escribir. La verdad es que, con 16 años, nunca me había planteado como despedirme. No me sale hacerlo a la cara. No soy capaz. Yo, que me creía tan valiente…
No es fácil explicar que es lo que uno siente, piensa, padece…y menos cuando el principal motor de mi vida ha sido el dolor. Dolor por la muerte de mi madre, porque no sabía nada de la existencia de María, sí, ella es mi madre, dolor porque mi padre me destrozaba la cara un día sí y otro no… Por eso soy una persona que me cuesta tanto abrirme. Por eso te lo escribo, porque no me veo capacitado a hacerlo delante de esos ojos verdes que tanto me cautivan, me privan… me ponen nervioso, me intimidan, me obsesionan.
He pensado tantas veces en alejarte de mí. He intentado y deseado tantas veces que hubiera un motivo, sólo uno, con el que tener una excusa para alejarte de mi vida. Tú me has enseñado que todo el mundo tiene miedo, pero que todo podemos “silbar”. Me ha faltado tiempo para poder dedicarte más gestos, más dulzura, más amor… pero sabes que esos gestos, que no me nacen, forman parte de mi y de lo que hemos sido día a día.
Me equivoqué. Pensé que, tras lo de Carol, ya nadie tendría una razón para quererme. Tú no sólo lo has hecho, sino que me has amado sin motivo. Siempre has estado ahí. Mis malos rollos, mi pronto, mi mal humor… a veces creo que si no nos pareciésemos tanto, no hubiéramos congeniado.
Puede que tus ojos esten llorando y mojen el papel sobre el que escribo estas letras, pero quiero que tu corazón, ése en el que siempre estaré vivo y a tu lado, no lo haga. Alguien me dijo una vez que hay cosas que ni se compran ni se venden, yo sólo te pido que dediques cada día a que tu corazón siga teniéndolo presente. A que, aunque no pueda besarte, acariciarte, mirarte… sepas que ese sentimiento, que ésa parte de mí estará siempre contigo, y nunca podrá cambiar.
Al parecer he cogido algo de fluidez. Quizá sea que tengo un buen motivo que me inspire. Nunca has pensado en cómo serán nuestras vacaciones??????? Yo las tengo claras en mi mente...
Lamento que me falte más tiempo para hacerte feliz. Al menos la mitad de lo que has conseguido que yo lo sea. Casper, Julia, no te lo he dicho nunca, y no voy a hacerlo ahora. No hace falta. Sé que si estas leyendo esta carta, eres consciente de mis sentimientos. Esto es Iván Noiret en papel. Por cierto, te amaré siempre… mierda, ya lo he dicho
2)
"QUIERO UNA JULIA EN MI VIDA"
CARA 1
“12 de Agosto… Julia, si estás oyendo esto, es porque no he podido seguir a tu lado como es mi intención. Sí, te fallé. Soy el traidor. Suena frío e impasible, pero así son las cosas. Estoy con ellos. ¿Cómo explicarlo? Seré igual de frío y de impasible. Tengo cáncer. De hecho, es metástasis de un cáncer de colón que me diagnosticaron hace 4 meses… da igual la jerga de los médicos… pero quiero decirte que he sido un cobarde, que lo he hecho porque me salvaran el pellejo… pero no lo han conseguido al parecer. Ottox me lleva medicando desde hace tiempo… el sangrado de la nariz no es más que la respuesta inmunológica de mi cuerpo a unos medicamentos que me probaron… lamento tanto haberte engañado. Cada día, cada hora… que coño… cada minuto que pasa me maldigo por ser tan bastardo, pero quiero que me comprendas. No pretendo justificarme, no lo merezco, tan sólo espero que, cuando me escuches, te quede claro que eres lo mejor que me ha pasado”
CARA 2
“Les he dado información acerca de nuestras acciones, así es. Les entregué el cuaderno de Susana adrede, también. He sido un auténtico hijo de puta, sí. No me arrepiento. Julia, me amenazaron con matarte. A ti, a María… no podía permitirlo, por eso me las arreglé para enviarla al psiquiátrico… para estar lejos de esta mierda…”
“He cambiado. Has cambiado. Lo hemos hecho. Soy feliz. Con toda la mierda que llevo encima… puedo decirlo, me haces… bueno, me has hecho feliz. Muchas gracias. Si estás llorando, no lo hagas. No merezco la pena. Sé que estarás pensando exactamente eso, así que te doy la razón. Por favor, te pido… no, te ruego que al menos tengas claro que… que… pues que te quiero, coño… que si no te lo digo es porque decirlo no es mi estilo… pero sabes que eres en lo primero que pienso…bueno, eso”
“A ver que sigo… puta mierda de grabadora… hay tanto que explicar… nuestra relación y mis sentimientos nunca han sido fingidos, jamás, ni lo dudes. Lo del cáncer no es fácil de asumir… he pensado tantas veces en luchar, en ser fuerte… en morir de pie… pero compréndeme, tengo 17 años… quiero vivir al fin y al cabo. Los efectos de la enfermedad no se notan, gracias a un derivado de agua con sal que llevo tomando desde que me lo diagnosticaron en el mismo frasco que vosotros tomabais la medicina… antes lo hacía a escondidas, luego lo tomaba a la vez que vosotros la medicina para luchar contra la infección. Si, te infectaron Julia. Me la jugaron. Mi idea era largarnos, sacar a María de allí y no saber más de esos desgraciados en nuestra puta vida… pero me jodieron bien”
“Una vez mi padre… bueno, Tony me preguntó si había algo que quisiese más que cualquier cosa… él pensaba que sería una moto, yo pensaba que salir de esta mierda de sitio… y, si ahora me preguntase, tendría una respuesta…”
“Quiero una Julia en mi vida… al menos lo que me quede de ella”
"QUIERO UNA JULIA EN MI VIDA"
CARA 1
“12 de Agosto… Julia, si estás oyendo esto, es porque no he podido seguir a tu lado como es mi intención. Sí, te fallé. Soy el traidor. Suena frío e impasible, pero así son las cosas. Estoy con ellos. ¿Cómo explicarlo? Seré igual de frío y de impasible. Tengo cáncer. De hecho, es metástasis de un cáncer de colón que me diagnosticaron hace 4 meses… da igual la jerga de los médicos… pero quiero decirte que he sido un cobarde, que lo he hecho porque me salvaran el pellejo… pero no lo han conseguido al parecer. Ottox me lleva medicando desde hace tiempo… el sangrado de la nariz no es más que la respuesta inmunológica de mi cuerpo a unos medicamentos que me probaron… lamento tanto haberte engañado. Cada día, cada hora… que coño… cada minuto que pasa me maldigo por ser tan bastardo, pero quiero que me comprendas. No pretendo justificarme, no lo merezco, tan sólo espero que, cuando me escuches, te quede claro que eres lo mejor que me ha pasado”
CARA 2
“Les he dado información acerca de nuestras acciones, así es. Les entregué el cuaderno de Susana adrede, también. He sido un auténtico hijo de puta, sí. No me arrepiento. Julia, me amenazaron con matarte. A ti, a María… no podía permitirlo, por eso me las arreglé para enviarla al psiquiátrico… para estar lejos de esta mierda…”
“He cambiado. Has cambiado. Lo hemos hecho. Soy feliz. Con toda la mierda que llevo encima… puedo decirlo, me haces… bueno, me has hecho feliz. Muchas gracias. Si estás llorando, no lo hagas. No merezco la pena. Sé que estarás pensando exactamente eso, así que te doy la razón. Por favor, te pido… no, te ruego que al menos tengas claro que… que… pues que te quiero, coño… que si no te lo digo es porque decirlo no es mi estilo… pero sabes que eres en lo primero que pienso…bueno, eso”
“A ver que sigo… puta mierda de grabadora… hay tanto que explicar… nuestra relación y mis sentimientos nunca han sido fingidos, jamás, ni lo dudes. Lo del cáncer no es fácil de asumir… he pensado tantas veces en luchar, en ser fuerte… en morir de pie… pero compréndeme, tengo 17 años… quiero vivir al fin y al cabo. Los efectos de la enfermedad no se notan, gracias a un derivado de agua con sal que llevo tomando desde que me lo diagnosticaron en el mismo frasco que vosotros tomabais la medicina… antes lo hacía a escondidas, luego lo tomaba a la vez que vosotros la medicina para luchar contra la infección. Si, te infectaron Julia. Me la jugaron. Mi idea era largarnos, sacar a María de allí y no saber más de esos desgraciados en nuestra puta vida… pero me jodieron bien”
“Una vez mi padre… bueno, Tony me preguntó si había algo que quisiese más que cualquier cosa… él pensaba que sería una moto, yo pensaba que salir de esta mierda de sitio… y, si ahora me preguntase, tendría una respuesta…”
“Quiero una Julia en mi vida… al menos lo que me quede de ella”
3)
¿TIENE CORAZÓN EL HOMBRE DE HOJALATA?
Paula está entusiasmada, radiante, feliz. Amelia, en esta mañana de frío otoño, les ha dado un cuento del Mago de Oz. La verdad es que entre éste y “Alicia en el país de las maravillas” no sabe con cual quedarse. Todos los personajes le interesan: con Dorita se siente identificada, es curiosa, valiente… el león busca valentía, para Paula el dichoso león es su hermano, Marcos. La valentía personificada. El espantapájaros le recuerda a Javier Holgado, porque no tiene cerebro. La bruja es mala malísima, como Elsa. A pesar de todos estos personajes tan maravillosos, uno en particular la tiene consternada.
“El hombre de hojalata”, afirma. “Evelyn, ¿cómo puede vivir el hombre de hojalata sin corazón?”
“No tengo ni idea. Quizá es que no lo necesita”- musita Evelyn perpleja.
En ese instante, Paula da con la tecla. El hombre de hojalata es Iván. “No tiene corazón”, o eso ha oído decir a mucha gente. Ella, que es una chica muy despierta, empezó a sopesarlo. ¿Es Iván como el dichoso personaje? Toma papel y lápiz:
1) No tiene corazón
2) Parece hecho de metal porque nada le afecta
3) Marcos, el león, es su amigo. Dorita, o Paula, también lo es.
4) La bruja, Elsa, no le deja en paz
5) Quiere tener un corazón, para que Julia no le diga que no siente nada por ella.
En ese instante, mientras Paula elabora la lista del hombre de hojalata, aparece Iván. Parece contento. Extrañamente contento, para ser más precisos.
“Paula, el hombre de hojalata” grita Evelyn.
Iván de inmediato se da por aludido. Aunque parezca extraño, tiene ganas de hablar con ellas. De estar un rato con esas enanas.
“¿Qué es esto? El Mago de Oz. No me jodas”- dice con cara escéptica y el ceño fruncido.
“Iván, oye…- Paula mira al suelo- ¿cómo puedes vivir sin corazón?”
No sabe como reaccionar. ¿Quién le mandaría hablar con las niñas éstas? No sabe ni qué decir…
Paula prosigue. “Pero… ¿quieres tener un corazón verdad?”
Iván cae en la cuenta. Ya entiende la pregunta.
“A ver, ya lo conseguí”- afirma con una media sonrisa que no puede esconder. “Resulta que conocí a un fantasma. Resulta que la muy… el muy plasta del fantasma al principio no me llegaba al corazón. Con el tiempo, me empezó a llegar…”
“A ver listo, ¿y cómo te va a llegar al corazón si no tienes?”- preguntó inquisitoriamente Evelyn con cara de sabiondilla.
“Claro niña, digo Evelyn… por eso quise tener un corazón. El fantasma me dio parte del suyo… y bueno, así es como lo conseguí”. – Iván estaba la mar de contento.
“Claro, por eso ahora sonríes y antes nunca lo hacías”- dijo Paula con inocencia.
Esa frase de Paula hizo que Iván se levantara y comenzara a andar recorriendo el pasillo principal del internado. Su cabeza manejaba una idea… “ahora sonrío porque tengo un motivo”. Mientras se perdía por el pasillo, otra persona hizo acto de presencia…
Julia salió del baño, colocándose suavemente un rebelde mechón del pelo, cuando, quizá por suerte o casualidad, tropezó con las dos pequeñas. En su rostro se dibujó una sonrisa, algo sorprendente ante su inhabitual trato con los niños.
“Cuidado…”
Iba a proseguir su camino, deseosa de encontrar a Iván y sellar sus labios con el primer beso de la mañana o susurrarle al oído las palabritas mágicas: “te veo en las calderas…” pero su mirada recayó en el libro que permanecía en el suelo, esperando a ser de nuevo recogido tras el inoportuno choque.
“¡Mi libro!" – exclamó Paula.
Julia se agachó, recogiendo el pequeño cuento entre sus manos, mientras releía el título en voz alta y sonreía hacia ella. Acarició la portada un leve segundo, recordando entonces las múltiples noches donde las pesadillas acechaban sus sueños, y su padre, paciente, volvía a releer el libro que tanto había adorado de niña.
“El hombre de hojalata siempre ha sido mi personaje favorito” – dijo a las niñas, tendiéndolas de nuevo el libro.
La chica volvió a erguirse justo cuando su mirada se dirigió, quizá por inercia, a la espalda tan conocida que se alejaba por el pasillo. Sus labios dibujaron una sonrisa y, sin poder evitarlo, pensó que el hombre de hojalata siempre seguiría siendo su preferido.
¿TIENE CORAZÓN EL HOMBRE DE HOJALATA?
Paula está entusiasmada, radiante, feliz. Amelia, en esta mañana de frío otoño, les ha dado un cuento del Mago de Oz. La verdad es que entre éste y “Alicia en el país de las maravillas” no sabe con cual quedarse. Todos los personajes le interesan: con Dorita se siente identificada, es curiosa, valiente… el león busca valentía, para Paula el dichoso león es su hermano, Marcos. La valentía personificada. El espantapájaros le recuerda a Javier Holgado, porque no tiene cerebro. La bruja es mala malísima, como Elsa. A pesar de todos estos personajes tan maravillosos, uno en particular la tiene consternada.
“El hombre de hojalata”, afirma. “Evelyn, ¿cómo puede vivir el hombre de hojalata sin corazón?”
“No tengo ni idea. Quizá es que no lo necesita”- musita Evelyn perpleja.
En ese instante, Paula da con la tecla. El hombre de hojalata es Iván. “No tiene corazón”, o eso ha oído decir a mucha gente. Ella, que es una chica muy despierta, empezó a sopesarlo. ¿Es Iván como el dichoso personaje? Toma papel y lápiz:
1) No tiene corazón
2) Parece hecho de metal porque nada le afecta
3) Marcos, el león, es su amigo. Dorita, o Paula, también lo es.
4) La bruja, Elsa, no le deja en paz
5) Quiere tener un corazón, para que Julia no le diga que no siente nada por ella.
En ese instante, mientras Paula elabora la lista del hombre de hojalata, aparece Iván. Parece contento. Extrañamente contento, para ser más precisos.
“Paula, el hombre de hojalata” grita Evelyn.
Iván de inmediato se da por aludido. Aunque parezca extraño, tiene ganas de hablar con ellas. De estar un rato con esas enanas.
“¿Qué es esto? El Mago de Oz. No me jodas”- dice con cara escéptica y el ceño fruncido.
“Iván, oye…- Paula mira al suelo- ¿cómo puedes vivir sin corazón?”
No sabe como reaccionar. ¿Quién le mandaría hablar con las niñas éstas? No sabe ni qué decir…
Paula prosigue. “Pero… ¿quieres tener un corazón verdad?”
Iván cae en la cuenta. Ya entiende la pregunta.
“A ver, ya lo conseguí”- afirma con una media sonrisa que no puede esconder. “Resulta que conocí a un fantasma. Resulta que la muy… el muy plasta del fantasma al principio no me llegaba al corazón. Con el tiempo, me empezó a llegar…”
“A ver listo, ¿y cómo te va a llegar al corazón si no tienes?”- preguntó inquisitoriamente Evelyn con cara de sabiondilla.
“Claro niña, digo Evelyn… por eso quise tener un corazón. El fantasma me dio parte del suyo… y bueno, así es como lo conseguí”. – Iván estaba la mar de contento.
“Claro, por eso ahora sonríes y antes nunca lo hacías”- dijo Paula con inocencia.
Esa frase de Paula hizo que Iván se levantara y comenzara a andar recorriendo el pasillo principal del internado. Su cabeza manejaba una idea… “ahora sonrío porque tengo un motivo”. Mientras se perdía por el pasillo, otra persona hizo acto de presencia…
Julia salió del baño, colocándose suavemente un rebelde mechón del pelo, cuando, quizá por suerte o casualidad, tropezó con las dos pequeñas. En su rostro se dibujó una sonrisa, algo sorprendente ante su inhabitual trato con los niños.
“Cuidado…”
Iba a proseguir su camino, deseosa de encontrar a Iván y sellar sus labios con el primer beso de la mañana o susurrarle al oído las palabritas mágicas: “te veo en las calderas…” pero su mirada recayó en el libro que permanecía en el suelo, esperando a ser de nuevo recogido tras el inoportuno choque.
“¡Mi libro!" – exclamó Paula.
Julia se agachó, recogiendo el pequeño cuento entre sus manos, mientras releía el título en voz alta y sonreía hacia ella. Acarició la portada un leve segundo, recordando entonces las múltiples noches donde las pesadillas acechaban sus sueños, y su padre, paciente, volvía a releer el libro que tanto había adorado de niña.
“El hombre de hojalata siempre ha sido mi personaje favorito” – dijo a las niñas, tendiéndolas de nuevo el libro.
La chica volvió a erguirse justo cuando su mirada se dirigió, quizá por inercia, a la espalda tan conocida que se alejaba por el pasillo. Sus labios dibujaron una sonrisa y, sin poder evitarlo, pensó que el hombre de hojalata siempre seguiría siendo su preferido.
4)
EXPLICANDO LO INEXPLICABLE, por Julia Medina
Estoy cansada. Menudo día de locos. No sé como afrontarlo. No creo que me lo pueda perdonar nunca. Ni él ni yo misma.
Llevo casi 30 minutos sentada sobre la moto, pero aún no ha salido. No sé cuando podremos sacar a María de este lugar asqueroso. Espero que lo antes posible. Otra cosa que tengo que explicar. Me siento insegura. ¿Soy una desconocida para Iván? ¿Lo es él para mí? ¿Me quiere lo suficiente para comprenderlo? A cada momento mi temor, mi inquietud, mi miedo crece más. Tengo sudor frío, la garganta seca, mis labios se agrietan… pero mis ojos se humedecen sólo con sentirme, hipotéticamente, en esa situación: explicar lo inexplicable.
Aparece Iván, que me saca de mis pensamientos. Está muy serio. Se me acerca.
“Acompáñame”- me dice con un rictus que asusta.
Subimos a la moto. ¿A dónde vamos? ¿Por qué cogemos el camino de vuelta al internado? Dejamos atrás el psiquiátrico. Diosssssssssssssssss, ¿se ha enterado? ¿Pero cómo? María no puede saberlo… no puede!!!!!!!!!!!! Bueno, tengo que afrontarlo. No queda otra. Ya hemos llegado, que rápido ha sido todo…
Entramos en ese edificio antiguo y rocoso que tantos disgustos me ha dado. Vamos directos al despacho de Noiret… Dios, me quiero morir!!!!!!!!
“Julia, quédate fuera por favor. Saldré en un minuto”
Estoy tan asustada que ni atiendo a sus palabras. Pasan casi 5 minutos, y se escuchan gritos. Entro de golpe.
“Hombre, aquí está tu novia. Pasa Julia, le estaba contando a Iván que no es el único afectado”
Me quedo helada. ¿Iván infectado? ¿Qué? ¿Por mi culpa? Mis lágrimas empiezan a derramar y empapar mis mejillas. Esas que se me sonrojan por culpa de él, de Iván.
Noto algo sobre mis labios. No me inmuto. Mis lágrimas deben ser.
“Lo que aún no sabe, es…”- Noiret duda…
No puedes hacerme ésto!!!!!!!!!! Se le escapa una media sonrisa siniestra. Iván va a matarlo.
“No sabe que tú nos has estado ayudando, para salvar el pellejo”- su cara de satisfacción es plena.
Iván se gira. Jamás me había mirado de ese modo. Jamás. Ni con lo de Cayetano y su padre. Dios mío. Lo inexplicable acaba de dejar de serlo.
EXPLICANDO LO INEXPLICABLE, por Julia Medina
Estoy cansada. Menudo día de locos. No sé como afrontarlo. No creo que me lo pueda perdonar nunca. Ni él ni yo misma.
Llevo casi 30 minutos sentada sobre la moto, pero aún no ha salido. No sé cuando podremos sacar a María de este lugar asqueroso. Espero que lo antes posible. Otra cosa que tengo que explicar. Me siento insegura. ¿Soy una desconocida para Iván? ¿Lo es él para mí? ¿Me quiere lo suficiente para comprenderlo? A cada momento mi temor, mi inquietud, mi miedo crece más. Tengo sudor frío, la garganta seca, mis labios se agrietan… pero mis ojos se humedecen sólo con sentirme, hipotéticamente, en esa situación: explicar lo inexplicable.
Aparece Iván, que me saca de mis pensamientos. Está muy serio. Se me acerca.
“Acompáñame”- me dice con un rictus que asusta.
Subimos a la moto. ¿A dónde vamos? ¿Por qué cogemos el camino de vuelta al internado? Dejamos atrás el psiquiátrico. Diosssssssssssssssss, ¿se ha enterado? ¿Pero cómo? María no puede saberlo… no puede!!!!!!!!!!!! Bueno, tengo que afrontarlo. No queda otra. Ya hemos llegado, que rápido ha sido todo…
Entramos en ese edificio antiguo y rocoso que tantos disgustos me ha dado. Vamos directos al despacho de Noiret… Dios, me quiero morir!!!!!!!!
“Julia, quédate fuera por favor. Saldré en un minuto”
Estoy tan asustada que ni atiendo a sus palabras. Pasan casi 5 minutos, y se escuchan gritos. Entro de golpe.
“Hombre, aquí está tu novia. Pasa Julia, le estaba contando a Iván que no es el único afectado”
Me quedo helada. ¿Iván infectado? ¿Qué? ¿Por mi culpa? Mis lágrimas empiezan a derramar y empapar mis mejillas. Esas que se me sonrojan por culpa de él, de Iván.
Noto algo sobre mis labios. No me inmuto. Mis lágrimas deben ser.
“Lo que aún no sabe, es…”- Noiret duda…
No puedes hacerme ésto!!!!!!!!!! Se le escapa una media sonrisa siniestra. Iván va a matarlo.
“No sabe que tú nos has estado ayudando, para salvar el pellejo”- su cara de satisfacción es plena.
Iván se gira. Jamás me había mirado de ese modo. Jamás. Ni con lo de Cayetano y su padre. Dios mío. Lo inexplicable acaba de dejar de serlo.
5)
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (I)
Madrid, 17 de agosto de 2.010
Hoy cumpliría dieciocho años. La mayoría de edad. Hoy sería libre. Hoy estaríamos de celebración.
El 17 de agosto cumpliría 18. El 17 un número lleno, el 18 un número vacío.
Hace un sol radiante. Se escuchan voces de niños riendo en el parque de la esquina, voces lejanas… voces sin cara, voces que apenas oigo, pero no escucho.
Es un día espléndido. La meteorología se alía con mi tristeza, para darme un bofetón y recordarme que mi dolor no importa, que es insignificante. La gente ríe, se baña en la playa… es feliz. Estamos en agosto.
Arrastro lo pies por el pasillo angosto de nuestro piso, llevada por la melancolía y el desapego a la pared y los muebles. Justo entonces me topo con una foto de ambos, de nosotros.
Estamos sonrientes, sanos… o lo parecemos. La enfermedad aún no había hecho mella, aún nos respetaba y la posibilidad de cierta dicha era probable. Toco el frío cristal que la mantiene intacta. Su rostro… miro sus grandes manos, que tantas veces recorrieron mi espalda, mi cuerpo, mi cara…
Lloro, me flagelo. Rompo el cristal de esa foto que sujeto. Me rompo. Caigo, no quiero levantarme del suelo. Me cuesta respirar un aire que pesa en mi garganta y en mis pulmones lentos.
Su madre me llamó esta mañana y me suplicó que comiéramos juntas. Le dije que no, sus ojos me recuerdan tanto a él, su conversación amortiguada de silencios… no voy, pero se lo agradezco.
El psiquiatra también llamó. Me aconsejó que escribiera nuestro último año, esos 17 compartidos, llenos de felicidad, esperanza y, sólo al final, llanto.
Las memorias de ese año. Así lo llamo. Memorias suena a pasado, pero que nunca podrá olvidarse.
Nadie saber que me aferro a la memoria y los recuerdos. Están más presentes en mi vida que las risas del parque o el prozac.
Viví esos ataques al final de sus días. Sabía que llegaba el final. Nuestro final.
Moriré, sé que no me queda mucho. No sólo por los síntomas, sino porque no quiero seguir viva. No tengo motivo.
Sólo soy feliz cuando mi don se hace amigo y él viene a verme. Silencioso, pausado… me sonríe y toca mi colgante con sus grandes manos. Aquel que colgué en su cuello como un intento inútil de ganar la batalla a nuestro destino, para que me sintiera a su lado en esos instantes. Su mirada, llena de ternura, me habla en centelleantes brillos de sus negras pupilas y a veces de sus muertos ojos, intuyo una lágrima. Él lo sabe, yo lo sé, nos robaron el tiempo.
Mis manos sangran, me corté con el cristal de la foto, descubro que aún sigo viva. Lloro, llamo a mamá y a María para ir a comer con ambas. Ambas eligen el mismo restaurante. Son amigas, hablan entre ellas. Antes de Iván, hoy de mí. Hoy, Iván Noiret León cumpliría 18 años
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (II)
Madrid, 31 de junio de 2.010
Estoy sentado delante de la pantalla, y mis dedos se mueven sin yo desearlo. No sé ni para qué estoy escribiendo…
Soy un tío como debe ser: soy independiente, sé lo que quiero, sé… Todas estás patrañas tenían algún sentido para mí. Hasta hace hoy un año. ¿Ha pasado tanto ya? Me parece increíble. Siempre lo tuve claro: “nunca dependeré de nadie”. Ahora que ella no está, sé que mi error ha sido enorme. No pude salvarla. No fui capaz de mantenerla a mi lado. Fui débil. No me lo puedo perdonar. No creo que llegue a hacerlo jamás.
El otro día fui por primera vez a cenar acompañado. Mi compañía se llama María. Es lo único que me queda. Mi madre. Me dice que debo seguir adelante, que tengo toda una vida que recorrer. Lo que no se da cuenta es que, ahora mismo, el camino a seguir es inútil. No tengo nada que me motive a recorrerlo. Ni un solo motivo. Con Carol pensé que mi mundo tenía límites, con la muerte de Julia me he dado cuenta de que no hay mundo sin ella. Sigo escribiendo, no sé con qué propósito, quizá para así pasar los segundos y los minutos de una forma algo menos trágica y patética.
Nunca he vuelto a su tumba. No me atrevo a ir. Es como si temiera que su fantasma se presentase ante mí. Hoy temo ser yo el cazafantasmas. Sin embargo, no puedo evitar querer ir allí. Decir cuánto la quiero. Aún no me explico como nuestro vínculo ha sido tan fuerte. No hemos estado tanto tiempo juntos… ¿no?
Por cierto, he dejado de fumar. No sé el motivo. Será que tampoco tiene sentido. Hasta hoy, no encuentro que nada merezca la pena. Suena manido, lo sé. Me gustaría que hoy no existiese. Este día de verano me sobra.
Voy a ir. Ella lo merece. Espero que pueda perdonarme. Hoy, Julia Medina Jiménez cumpliría 18 años. He de irme, tengo que ir a celebrarlo.
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (I)
Madrid, 17 de agosto de 2.010
Hoy cumpliría dieciocho años. La mayoría de edad. Hoy sería libre. Hoy estaríamos de celebración.
El 17 de agosto cumpliría 18. El 17 un número lleno, el 18 un número vacío.
Hace un sol radiante. Se escuchan voces de niños riendo en el parque de la esquina, voces lejanas… voces sin cara, voces que apenas oigo, pero no escucho.
Es un día espléndido. La meteorología se alía con mi tristeza, para darme un bofetón y recordarme que mi dolor no importa, que es insignificante. La gente ríe, se baña en la playa… es feliz. Estamos en agosto.
Arrastro lo pies por el pasillo angosto de nuestro piso, llevada por la melancolía y el desapego a la pared y los muebles. Justo entonces me topo con una foto de ambos, de nosotros.
Estamos sonrientes, sanos… o lo parecemos. La enfermedad aún no había hecho mella, aún nos respetaba y la posibilidad de cierta dicha era probable. Toco el frío cristal que la mantiene intacta. Su rostro… miro sus grandes manos, que tantas veces recorrieron mi espalda, mi cuerpo, mi cara…
Lloro, me flagelo. Rompo el cristal de esa foto que sujeto. Me rompo. Caigo, no quiero levantarme del suelo. Me cuesta respirar un aire que pesa en mi garganta y en mis pulmones lentos.
Su madre me llamó esta mañana y me suplicó que comiéramos juntas. Le dije que no, sus ojos me recuerdan tanto a él, su conversación amortiguada de silencios… no voy, pero se lo agradezco.
El psiquiatra también llamó. Me aconsejó que escribiera nuestro último año, esos 17 compartidos, llenos de felicidad, esperanza y, sólo al final, llanto.
Las memorias de ese año. Así lo llamo. Memorias suena a pasado, pero que nunca podrá olvidarse.
Nadie saber que me aferro a la memoria y los recuerdos. Están más presentes en mi vida que las risas del parque o el prozac.
Viví esos ataques al final de sus días. Sabía que llegaba el final. Nuestro final.
Moriré, sé que no me queda mucho. No sólo por los síntomas, sino porque no quiero seguir viva. No tengo motivo.
Sólo soy feliz cuando mi don se hace amigo y él viene a verme. Silencioso, pausado… me sonríe y toca mi colgante con sus grandes manos. Aquel que colgué en su cuello como un intento inútil de ganar la batalla a nuestro destino, para que me sintiera a su lado en esos instantes. Su mirada, llena de ternura, me habla en centelleantes brillos de sus negras pupilas y a veces de sus muertos ojos, intuyo una lágrima. Él lo sabe, yo lo sé, nos robaron el tiempo.
Mis manos sangran, me corté con el cristal de la foto, descubro que aún sigo viva. Lloro, llamo a mamá y a María para ir a comer con ambas. Ambas eligen el mismo restaurante. Son amigas, hablan entre ellas. Antes de Iván, hoy de mí. Hoy, Iván Noiret León cumpliría 18 años
CRÓNICA DE UNA MUERTE ANUNCIADA (II)
Madrid, 31 de junio de 2.010
Estoy sentado delante de la pantalla, y mis dedos se mueven sin yo desearlo. No sé ni para qué estoy escribiendo…
Soy un tío como debe ser: soy independiente, sé lo que quiero, sé… Todas estás patrañas tenían algún sentido para mí. Hasta hace hoy un año. ¿Ha pasado tanto ya? Me parece increíble. Siempre lo tuve claro: “nunca dependeré de nadie”. Ahora que ella no está, sé que mi error ha sido enorme. No pude salvarla. No fui capaz de mantenerla a mi lado. Fui débil. No me lo puedo perdonar. No creo que llegue a hacerlo jamás.
El otro día fui por primera vez a cenar acompañado. Mi compañía se llama María. Es lo único que me queda. Mi madre. Me dice que debo seguir adelante, que tengo toda una vida que recorrer. Lo que no se da cuenta es que, ahora mismo, el camino a seguir es inútil. No tengo nada que me motive a recorrerlo. Ni un solo motivo. Con Carol pensé que mi mundo tenía límites, con la muerte de Julia me he dado cuenta de que no hay mundo sin ella. Sigo escribiendo, no sé con qué propósito, quizá para así pasar los segundos y los minutos de una forma algo menos trágica y patética.
Nunca he vuelto a su tumba. No me atrevo a ir. Es como si temiera que su fantasma se presentase ante mí. Hoy temo ser yo el cazafantasmas. Sin embargo, no puedo evitar querer ir allí. Decir cuánto la quiero. Aún no me explico como nuestro vínculo ha sido tan fuerte. No hemos estado tanto tiempo juntos… ¿no?
Por cierto, he dejado de fumar. No sé el motivo. Será que tampoco tiene sentido. Hasta hoy, no encuentro que nada merezca la pena. Suena manido, lo sé. Me gustaría que hoy no existiese. Este día de verano me sobra.
Voy a ir. Ella lo merece. Espero que pueda perdonarme. Hoy, Julia Medina Jiménez cumpliría 18 años. He de irme, tengo que ir a celebrarlo.
6)
APOLOGÍA DE IVÁN NOIRET LEÓN
¿Que conforma la materia maleable, dúctil de cualquier ser humano?
Por debajo de la carne, los músculos, los huesos, los fluidos y la sangre…
¿qué define a un hombre?
Sus acciones sí, pero también son barreras que lo limitan .
Un hombre es acción pero tambien es sueño, deseos que pueden cumplirse o no, pero que sólo en el empeño y la ilusión empleada en pensarlos e intentar su logro, le definen más que cualquier acto o hecho de su existencia.
Las acciones de nuestro héroe más humano que ninguno, con ese encanto tan Noiret, fiel a los que quiere y leal en sus afectos han sido muchas, sólo listaré unas cuántas y desde ellas, con la ayuda imprescindible de mi cómplice quijotesco, Sergio el fiel escudero de su caballero y Señor, elaboraremos la apología de Iván, desde su existencia, sus acciones, los hechos, sus frases.
- La escapada en moto para descubrir que pasó con el padre de Júlia, ese creerla antes que a los otros y ese primer beso con sentimiento, con más afecto que pasión.
- No te vuelvas a marchar así nunca con sala de esgrima posterior.
- El rescate a lo Bruce Willis, la noche de las dos Lunas.
- Cuando tengas pesadillas, solamente piensa en mí.
- Ese darse las manos tras haber denunciado a su padre, ese buscar su asentimiento, su comprensión ya hay dependencia emocional.
- “No te habrán pinchado” tras el ir delcalzos por el bosque.
- Su cara y esos ojos acuosos , cercanos al llanto, cuando ella le espeta olvídame.
- Pedir perdón, comerse su orgullo y aceptar haber sido un gilipollas y un cerdo profundo.
- Las escenas de ayer, su prioridad es ella, por encima de Marcos, por encima de todo, ese poner la mano en el fuego por Júlia.
Luego en el terreno de los sueños y anhelos de nuestro héroe que son nuestra esencia, en un ejercicio de imaginación poética se elabora esta apología de Iván, por él reflexionada y pensada en silencio, desde su esencia.
“En mi más temprana infancia soñaba tener un padre como el de los otros niños.
Un progenitor que jugase conmigo al fútbol, que me ayudase con los deberes, disfrutará llevándome al cole y escuchando mis preguntas sobre todo, porque todo es nuevo y sorprendente a los ojos de un niño.
Ansiaba lo que no tenía, mi padre a diferencia de los de los demás, me regalaba sus golpes y me miraba con desprecio.
Crecí y deseé ser más fuerte que él, más cínico, más borde, impenetrable a sus críticas taimadas y capaz de sortear sus golpes, a veces soñé devolverle el golpe pero nunca pude hacerlo. Deseé no quererle, que me fuera indiferente.
Luego quisé lograr la independencia, volar sólo, ser el líder del Internado, salir con la chica más popular, con Carol y lo conseguí con facilidad. Más tarde la perdí, pero me dolió más el hecho de perder que el perderla a ella.
Pasó un mes y se cerró la herida e hicé un amigo nuevo, un igual, un líder como yo, leal, valiente, sincero y creí entender lo que era tener un hermano, Marcos.
Y seguí luchando, sin pretender nada más, pues no conocía aún lo que me estaba perdiendo, hasta que una mañana se abrió la puerta y apareció ella.
Altiva, esquerpa, prepotente, encantadoramente atractiva, experimentada y lejana, lasciva.
Quizás la deseé ese primer momento, más la forma que el fondo.
No era la chica más popular ni pretendía que fuese mía, no sabía aún lo que perdía.
Se hizó cercana con cuatro palabras, si me necesitas silva.
Y empecé a pensar demasiado en ello, en silvar, en tenerla, en hacerla mía.
Y una vez tras discutir, probé su forma con placer inesperado y me intrigó conocer el fondo de aquel ser tan descarado, pasional, rebelde y aún lejano.
Sus secretos me fueron desvelados y poco a poco descubrió los míos, se convirtió en mi chica y me plantó ahora, a pensar mis sueños y por primera vez en mi miserable vida, no sueño con alcanzar algo nuevo, sino en mantener lo que ya tengo, a Júlia.
Y no forjó en mi mente sueño alguno en el que ella no aparezca.
Sueño en tener una casa en el campo pero en habitarla con Júlia, sueño en tener bebes llorones pero los tengo con Júlia, sueño en tener siempre la razón, pero sólo me sirve si quien la acepta es Júlia, sueño, sueño y sueño en nunca perderla porque no existe hecho o acción futuros si en ellos, de un modo u otro, no aparece Júlia.
Y no me da miedo soñar porque mi sueño se hizó realidad.
Y porque por fin sé que es ganar, ganar es tenerla a ella, a ellas.
Exhaló la última bocanada del cigarrillo que mis labios agotan, mientras por la ventana veo cómo Júlia juega con Silvana que adora le empujen alto el columpio para sonreir al cielo con su juego.
Me sorprendo cuando ya en el suelo, cogida de una mano por su madre,levanta su manita libre y me saluda, gritando: papá ven, que hace bueno! y me pellizcó, para convencerme que esta visión es un hecho y no simple sueño.”
APOLOGÍA DE IVÁN NOIRET LEÓN
¿Que conforma la materia maleable, dúctil de cualquier ser humano?
Por debajo de la carne, los músculos, los huesos, los fluidos y la sangre…
¿qué define a un hombre?
Sus acciones sí, pero también son barreras que lo limitan .
Un hombre es acción pero tambien es sueño, deseos que pueden cumplirse o no, pero que sólo en el empeño y la ilusión empleada en pensarlos e intentar su logro, le definen más que cualquier acto o hecho de su existencia.
Las acciones de nuestro héroe más humano que ninguno, con ese encanto tan Noiret, fiel a los que quiere y leal en sus afectos han sido muchas, sólo listaré unas cuántas y desde ellas, con la ayuda imprescindible de mi cómplice quijotesco, Sergio el fiel escudero de su caballero y Señor, elaboraremos la apología de Iván, desde su existencia, sus acciones, los hechos, sus frases.
- La escapada en moto para descubrir que pasó con el padre de Júlia, ese creerla antes que a los otros y ese primer beso con sentimiento, con más afecto que pasión.
- No te vuelvas a marchar así nunca con sala de esgrima posterior.
- El rescate a lo Bruce Willis, la noche de las dos Lunas.
- Cuando tengas pesadillas, solamente piensa en mí.
- Ese darse las manos tras haber denunciado a su padre, ese buscar su asentimiento, su comprensión ya hay dependencia emocional.
- “No te habrán pinchado” tras el ir delcalzos por el bosque.
- Su cara y esos ojos acuosos , cercanos al llanto, cuando ella le espeta olvídame.
- Pedir perdón, comerse su orgullo y aceptar haber sido un gilipollas y un cerdo profundo.
- Las escenas de ayer, su prioridad es ella, por encima de Marcos, por encima de todo, ese poner la mano en el fuego por Júlia.
Luego en el terreno de los sueños y anhelos de nuestro héroe que son nuestra esencia, en un ejercicio de imaginación poética se elabora esta apología de Iván, por él reflexionada y pensada en silencio, desde su esencia.
“En mi más temprana infancia soñaba tener un padre como el de los otros niños.
Un progenitor que jugase conmigo al fútbol, que me ayudase con los deberes, disfrutará llevándome al cole y escuchando mis preguntas sobre todo, porque todo es nuevo y sorprendente a los ojos de un niño.
Ansiaba lo que no tenía, mi padre a diferencia de los de los demás, me regalaba sus golpes y me miraba con desprecio.
Crecí y deseé ser más fuerte que él, más cínico, más borde, impenetrable a sus críticas taimadas y capaz de sortear sus golpes, a veces soñé devolverle el golpe pero nunca pude hacerlo. Deseé no quererle, que me fuera indiferente.
Luego quisé lograr la independencia, volar sólo, ser el líder del Internado, salir con la chica más popular, con Carol y lo conseguí con facilidad. Más tarde la perdí, pero me dolió más el hecho de perder que el perderla a ella.
Pasó un mes y se cerró la herida e hicé un amigo nuevo, un igual, un líder como yo, leal, valiente, sincero y creí entender lo que era tener un hermano, Marcos.
Y seguí luchando, sin pretender nada más, pues no conocía aún lo que me estaba perdiendo, hasta que una mañana se abrió la puerta y apareció ella.
Altiva, esquerpa, prepotente, encantadoramente atractiva, experimentada y lejana, lasciva.
Quizás la deseé ese primer momento, más la forma que el fondo.
No era la chica más popular ni pretendía que fuese mía, no sabía aún lo que perdía.
Se hizó cercana con cuatro palabras, si me necesitas silva.
Y empecé a pensar demasiado en ello, en silvar, en tenerla, en hacerla mía.
Y una vez tras discutir, probé su forma con placer inesperado y me intrigó conocer el fondo de aquel ser tan descarado, pasional, rebelde y aún lejano.
Sus secretos me fueron desvelados y poco a poco descubrió los míos, se convirtió en mi chica y me plantó ahora, a pensar mis sueños y por primera vez en mi miserable vida, no sueño con alcanzar algo nuevo, sino en mantener lo que ya tengo, a Júlia.
Y no forjó en mi mente sueño alguno en el que ella no aparezca.
Sueño en tener una casa en el campo pero en habitarla con Júlia, sueño en tener bebes llorones pero los tengo con Júlia, sueño en tener siempre la razón, pero sólo me sirve si quien la acepta es Júlia, sueño, sueño y sueño en nunca perderla porque no existe hecho o acción futuros si en ellos, de un modo u otro, no aparece Júlia.
Y no me da miedo soñar porque mi sueño se hizó realidad.
Y porque por fin sé que es ganar, ganar es tenerla a ella, a ellas.
Exhaló la última bocanada del cigarrillo que mis labios agotan, mientras por la ventana veo cómo Júlia juega con Silvana que adora le empujen alto el columpio para sonreir al cielo con su juego.
Me sorprendo cuando ya en el suelo, cogida de una mano por su madre,levanta su manita libre y me saluda, gritando: papá ven, que hace bueno! y me pellizcó, para convencerme que esta visión es un hecho y no simple sueño.”
7)
¿SE PUEDE TENER FE EN UNA PERSONA?
Nunca he creído en Dios. Vamos, que digo yo, que con las palizas que me daba mi padre… Dios podría haber movido unos de sus “divinos” dedos, ¡no te jode! Lo que pasa es que, tengo dudas... Resulta que Carol, mi ex, bueno, mi amiga… dice que Julia nos ha traicionado. Ella cree que es la topo. Vicky la apoya, hombre, siempre lo hace. Marcos no dice nada, como siempre… pero creo que también sospecha de Julia. Roque siempre ha babeado por Julia, nada nuevo. Pero… ¿y yo? ¿De qué parte estoy? ¿Si estoy con Julia y no con mis amigos hago lo correcto? ¿y si actúo al revés? Menuda mierda…
No la creí con lo de los fantasmas. ¿Cómo narices iba a creerla? Mi chica ve fantasmas… parece un titulo de una película mala... A quien quiero engañar, fallé a la novia cadáver, he fallado a Julia… esta vez tengo que dejarme de gilipolleces. Tengo que tener fe, por una vez. Joder, pero si no creo ni en Dios, ¿puedo creer en una persona? ¿En ella? Parezco un pensador de esos… Dios, échame una mano, aunque no existas…
Tengo unas ganas de fumarme un piti… pero, ¿quién puede ser el topo? Tengo una sensación extraña. No dudo de Julia. No puedo. La conozco, no sería capaz de hacer algo así.
Tengo que echarle cojones, por una vez. Coño Iván, Julia siempre te ha apoyado, te toca. Se lo merece. Se lo debo. ¿Qué opinas?
Paula: Iván, ¿no crees en Dios? Vas a ir a Jacinta…
La niña salió corriendo entre llantos. La media sonrisa de Iván fue inevitable. Tenía fe. Era el momento de ir a demostrárselo a su “diosa”.
¿SE PUEDE TENER FE EN UNA PERSONA?
Nunca he creído en Dios. Vamos, que digo yo, que con las palizas que me daba mi padre… Dios podría haber movido unos de sus “divinos” dedos, ¡no te jode! Lo que pasa es que, tengo dudas... Resulta que Carol, mi ex, bueno, mi amiga… dice que Julia nos ha traicionado. Ella cree que es la topo. Vicky la apoya, hombre, siempre lo hace. Marcos no dice nada, como siempre… pero creo que también sospecha de Julia. Roque siempre ha babeado por Julia, nada nuevo. Pero… ¿y yo? ¿De qué parte estoy? ¿Si estoy con Julia y no con mis amigos hago lo correcto? ¿y si actúo al revés? Menuda mierda…
No la creí con lo de los fantasmas. ¿Cómo narices iba a creerla? Mi chica ve fantasmas… parece un titulo de una película mala... A quien quiero engañar, fallé a la novia cadáver, he fallado a Julia… esta vez tengo que dejarme de gilipolleces. Tengo que tener fe, por una vez. Joder, pero si no creo ni en Dios, ¿puedo creer en una persona? ¿En ella? Parezco un pensador de esos… Dios, échame una mano, aunque no existas…
Tengo unas ganas de fumarme un piti… pero, ¿quién puede ser el topo? Tengo una sensación extraña. No dudo de Julia. No puedo. La conozco, no sería capaz de hacer algo así.
Tengo que echarle cojones, por una vez. Coño Iván, Julia siempre te ha apoyado, te toca. Se lo merece. Se lo debo. ¿Qué opinas?
Paula: Iván, ¿no crees en Dios? Vas a ir a Jacinta…
La niña salió corriendo entre llantos. La media sonrisa de Iván fue inevitable. Tenía fe. Era el momento de ir a demostrárselo a su “diosa”.
8)
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO…
Una mañana más, un día más… Vicky dormía plácidamente en su cama, en la habitación femenina. Últimamente, entre el calor y la sequedad, Victoria no había conseguido dormir bien. En cambio, esta noche dormía a pierna suelta… hasta que algo o alguien la sorprende y desvela.
- Vicky, Vicky, despierta.
No entendía nada, ¿qué podían querer de ella a estas horas de la mañana? No, imposible!!!!!!!!! ¿Iván?????????
Iván sonrió dulcemente mientras se acomodaba en la cama, justo a su lado.
- eres preciosa, ¿lo sabias?
- Iván… que… ¿Qué haces? – dijo Vicky algo sonrojada, mirando de reojo a la cama de Julia.
- no te preocupes por ella – se rió él.
- no… no te entiendo Iván.
Él la miro a los ojos unos leves instantes, después, despacio, aparto con suavidad un mechón de pelo de su rostro y cogió su mano.
- Tranquila, no tengas miedo. Tenemos que ser sinceros con nuestros sentimientos.
Vicky observó, atenta, como Julia se removía inquieta en su cama, ¿les estaría escuchando? Bueno, en ese instante, eso no le importaba. Ella lleva mucho tiempo enamorada de Iván, se lo merece más que Julia. La cazafantasmas tan sólo se aprovechó de que Iván estaba mal por lo de Carol, ¿acaso Julia quería a Iván como ella, que lleva años esperando pacientemente? Mientras estaba imbuida en sus pensamientos, las palabras salieron solas de su boca.
- Iván… yo… tú estás con Julia no sé a que viene todo ésto…
- viene a que siento no haberme dado cuenta de todo ésto antes – dijo él –. A que, cuando te veía con Nacho, se me caía el mundo encima… No podía dejar de pensar en que tú y él… bueno, ya sabes…
- pero tú no me querías. No me quieres.
- Lo siento.
- ¿sentir? – pregunto extrañada - ¿sentir el qué?
- No haberte dicho antes lo importante que eres en mi vida. Me daba miedo sentir esto por ti… por eso recurrí a Julia, una forma fácil de intentar escapar, esconderme…
- Iván yo… no sé si ésto…
- ¿me quieres? – volvió a preguntar él, buscando sus ojos.
Vicky se quedó en silencio unos pequeños instantes, observando los ojos oscuros de Iván. La forma tan tierna que tenía de mirarla, la suave sonrisa que le regalaba.
- sí, claro que te quiero. Ya lo sabes.
En ese instante, la sabana que cubría el cuerpo tembloroso de una desolada Julia, se apartó bruscamente y ella, intentando controlar los sollozos, salió de la habitación.
- de… deberías ir tras ella.
- No – negó Iván enseguida – yo te quiero a ti, Julia debe entender que lo que teníamos era algo superficial, sin sentimientos por mi parte.
- ¿me quieres? – pregunto Vicky, casi emocionada.
Iván sonrió y asintió a su pregunta, acercándose lentamente a sus labios. Vicky acarició con ternura su rostro, tan suave… se sentía ansiosa. Había deseado ese instante tantas veces… que en ese momento, todo parecía un sueño…
Notó somnolienta la primera iluminación de la mañana adentrándose por las cortinas raídas y finas de la ventana. Aún en estado zombi, se tocó los labios intentando rescatar aquel beso… aunque sólo noto las grietas que la sequedad había provocado en ellos. Vicky abrió los ojos al instante, se acaricio los labios y volvió a recordar ese beso tan deseado y ansiado que nunca llegaba. Triste, bajo los ojos justo cuando la puerta de la habitación se abrió levemente y una figura entro por ella. Era él, lo sabía perfectamente. Esa particular manera de andar era inconfundible. La media sonrisa que le acompañaba cada mañana. Entrecerró los ojos mientras le observaba, quizá ese era el día, quizá iría a ella, quizá la besaría…
- eh, Casper… - sonrió Iván, acomodándose en la cama de Julia con una sonrisa traviesa, casi provocadora.
- Oh no… - se quejó ella, abrazándose a la almohada.
Pero al parecer, Iván no iba a rendirse fácilmente, y comenzó a hacerla cosquillas mientras Julia, su novia, se retorcía entre risas en la cama. Aprovechando el momento Iván apartó la almohada y se acerco más a ella.
- ven aquí anda…
Vicky observó, mientras se hacia la dormida, como él la atraía por la cintura y la besaba. Julia sonreía, aún somnolienta, y le abrazó suavemente por el cuello, correspondiéndole a esos besitos cortos y pícaros que siempre se daban.
- me encanta que me despiertes – susurró ella.
- lo sé… pero estás algo fea por la mañana – bromeó Iván soltando una carcajada.
- ¡Imbécil!
Julia intentó apartarle pero él la atrapó en sus brazos y buscó de nuevo sus labios. En ese instante, Vicky apartó con brusquedad la sabana de su cama, se levantó con prisas y salió de la habitación, casi dando un portazo a su paso.
- ¿qué mosca le ha picado? – dijo Julia, apartándose un instante de la boca de Iván.
- habrá tenido un mal sueño – comentó Iván sin más, volviendo a besar a su novia.
Como dijo Calderón de la Barca…
“¿Qué es la vida? Un frenesí,
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”
Vicky me temo que no lo olvidará...
EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO…
Una mañana más, un día más… Vicky dormía plácidamente en su cama, en la habitación femenina. Últimamente, entre el calor y la sequedad, Victoria no había conseguido dormir bien. En cambio, esta noche dormía a pierna suelta… hasta que algo o alguien la sorprende y desvela.
- Vicky, Vicky, despierta.
No entendía nada, ¿qué podían querer de ella a estas horas de la mañana? No, imposible!!!!!!!!! ¿Iván?????????
Iván sonrió dulcemente mientras se acomodaba en la cama, justo a su lado.
- eres preciosa, ¿lo sabias?
- Iván… que… ¿Qué haces? – dijo Vicky algo sonrojada, mirando de reojo a la cama de Julia.
- no te preocupes por ella – se rió él.
- no… no te entiendo Iván.
Él la miro a los ojos unos leves instantes, después, despacio, aparto con suavidad un mechón de pelo de su rostro y cogió su mano.
- Tranquila, no tengas miedo. Tenemos que ser sinceros con nuestros sentimientos.
Vicky observó, atenta, como Julia se removía inquieta en su cama, ¿les estaría escuchando? Bueno, en ese instante, eso no le importaba. Ella lleva mucho tiempo enamorada de Iván, se lo merece más que Julia. La cazafantasmas tan sólo se aprovechó de que Iván estaba mal por lo de Carol, ¿acaso Julia quería a Iván como ella, que lleva años esperando pacientemente? Mientras estaba imbuida en sus pensamientos, las palabras salieron solas de su boca.
- Iván… yo… tú estás con Julia no sé a que viene todo ésto…
- viene a que siento no haberme dado cuenta de todo ésto antes – dijo él –. A que, cuando te veía con Nacho, se me caía el mundo encima… No podía dejar de pensar en que tú y él… bueno, ya sabes…
- pero tú no me querías. No me quieres.
- Lo siento.
- ¿sentir? – pregunto extrañada - ¿sentir el qué?
- No haberte dicho antes lo importante que eres en mi vida. Me daba miedo sentir esto por ti… por eso recurrí a Julia, una forma fácil de intentar escapar, esconderme…
- Iván yo… no sé si ésto…
- ¿me quieres? – volvió a preguntar él, buscando sus ojos.
Vicky se quedó en silencio unos pequeños instantes, observando los ojos oscuros de Iván. La forma tan tierna que tenía de mirarla, la suave sonrisa que le regalaba.
- sí, claro que te quiero. Ya lo sabes.
En ese instante, la sabana que cubría el cuerpo tembloroso de una desolada Julia, se apartó bruscamente y ella, intentando controlar los sollozos, salió de la habitación.
- de… deberías ir tras ella.
- No – negó Iván enseguida – yo te quiero a ti, Julia debe entender que lo que teníamos era algo superficial, sin sentimientos por mi parte.
- ¿me quieres? – pregunto Vicky, casi emocionada.
Iván sonrió y asintió a su pregunta, acercándose lentamente a sus labios. Vicky acarició con ternura su rostro, tan suave… se sentía ansiosa. Había deseado ese instante tantas veces… que en ese momento, todo parecía un sueño…
Notó somnolienta la primera iluminación de la mañana adentrándose por las cortinas raídas y finas de la ventana. Aún en estado zombi, se tocó los labios intentando rescatar aquel beso… aunque sólo noto las grietas que la sequedad había provocado en ellos. Vicky abrió los ojos al instante, se acaricio los labios y volvió a recordar ese beso tan deseado y ansiado que nunca llegaba. Triste, bajo los ojos justo cuando la puerta de la habitación se abrió levemente y una figura entro por ella. Era él, lo sabía perfectamente. Esa particular manera de andar era inconfundible. La media sonrisa que le acompañaba cada mañana. Entrecerró los ojos mientras le observaba, quizá ese era el día, quizá iría a ella, quizá la besaría…
- eh, Casper… - sonrió Iván, acomodándose en la cama de Julia con una sonrisa traviesa, casi provocadora.
- Oh no… - se quejó ella, abrazándose a la almohada.
Pero al parecer, Iván no iba a rendirse fácilmente, y comenzó a hacerla cosquillas mientras Julia, su novia, se retorcía entre risas en la cama. Aprovechando el momento Iván apartó la almohada y se acerco más a ella.
- ven aquí anda…
Vicky observó, mientras se hacia la dormida, como él la atraía por la cintura y la besaba. Julia sonreía, aún somnolienta, y le abrazó suavemente por el cuello, correspondiéndole a esos besitos cortos y pícaros que siempre se daban.
- me encanta que me despiertes – susurró ella.
- lo sé… pero estás algo fea por la mañana – bromeó Iván soltando una carcajada.
- ¡Imbécil!
Julia intentó apartarle pero él la atrapó en sus brazos y buscó de nuevo sus labios. En ese instante, Vicky apartó con brusquedad la sabana de su cama, se levantó con prisas y salió de la habitación, casi dando un portazo a su paso.
- ¿qué mosca le ha picado? – dijo Julia, apartándose un instante de la boca de Iván.
- habrá tenido un mal sueño – comentó Iván sin más, volviendo a besar a su novia.
Como dijo Calderón de la Barca…
“¿Qué es la vida? Un frenesí,
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son”
Vicky me temo que no lo olvidará...
9)
EL “AS” DE ORO
Abro los ojos. ¿Dónde estoy? Me incorporo. Estoy en una habitación, en una cama. Me levanto. Llevo una ropa que no reconozco. Me pongo las zapatillas, que están al lado del escritorio. Voy a salir de aquí. Abro la puerta y veo un cogote, que se gira.
“Hombre, por fin despiertas. ¿Qué tal te encuentras? Temíamos por tu vida”
Es un hombre canoso, de unos 40 años. Estamos en una casa. Me conoce. No entiendo nada… apenas me acuerdo de lo que hice el día anterior… ni el anterior… joder ¿cómo me llamo? Dios, que dolor de cabeza…
“Tranquilo, soy Pedro. El chandalero. Puedes confiar en mí. Ahora vamos al coche y a declarar”.
¿Declarar? ¿Declarar sobre qué? No me acuerdo de nada… no sé ni mi propio nombre… ¿quién coño soy? ¿Qué hago en esta casa? ¿Qué quiere este hombre?
Lo sigo, salimos de la casa, que está en un bosque o algo así.
“Sube”
Me siento. No tengo ni puta idea de lo que pasa…
“Tú tranquilo eh… nadie sabe que estamos aquí. Además, él está encerrado y no es ya un peligro para nadie, salvo para sí mismo”
¿Él? ¿Quién coño es él? Encima nadie sabe donde estamos… igual me ha raptado… quien sabe. Salgo de mi ensimismamiento y advierto que hemos dejado el bosque… estamos en una autovía dirección Madrid.
“En unos minutos estamos allí”
Llegamos a una comisaría. No entiendo nada. ¿Me han detenido? ¿Soy un delincuente? ¿Un asesino? Dios, como me duele la cabeza… necesito miles de aspirinas. Entramos. Poca actividad…
“Dios, estás bien!!!!!!!! Joder, joder….”
Una chica morena, de piel blanca y ojos verdosos, viene hacia mí y se me abalanza en un profundo abrazo… Está llorando como una magdalena. Me besa con ternura. No entiendo nada. No digo nada.
“No me puedo lo puedo creer. Estás bien. Ya verás, te vas a poner bien. Te quiero”
“Luego es todo tuyo” le dice el hombre canoso que me acompaña. No voy esposado ni nada. Giro la vista, ella está enganchada al móvil. ¿Quién es esa chica tan guapa? ¿Mi novia? Es preciosa…
Entramos en un cuarto. Está con las persianas cerradas, todo muy oscuro. Sólo una lámpara. Un mujer, con un traje oscuro, está sentada en una silla… la otra está libre. No consigo verle la cara…
“Siéntese”
Me siento. A ver que quiere.
“¿Es usted Iván Noiret?”
Asiento con la cabeza. Espero que ese sea mi nombre…
“Perdone, ha visto a la chica que me ha saludado, quién es????” me sorprendo de mí mismo. No recuerdo ni mi propia voz.
“No tenemos tiempo para eso señor Noiret. Dígame dónde lo ha tenido encerrado su padre en estos últimos 3 meses”
¿Encerrado? ¿Dónde? ¿Quién es mi padre?
“Oye ¿estás bien?”
Me duele tanto la cabeza…
“¿Iván, Iván?” “Ivánnnn, Iván”, grita Jacques entre sollozos.
“Tranquilo papá, estoy aquí” le digo con seguridad. Debe de haber tenido alguna alucinación conmigo. Julia está a mi lado…
“Iván, ya no puedes hacer más. Tenemos que irnos antes de que nos descubran… la policía aún te está buscando”
Salimos del psiquiátrico de San Antonio tan rápido como podemos y entre la sombra de la noche.. Atrás dejo mi pasado. Julia y mi futuro aguardan.
EL “AS” DE ORO
Abro los ojos. ¿Dónde estoy? Me incorporo. Estoy en una habitación, en una cama. Me levanto. Llevo una ropa que no reconozco. Me pongo las zapatillas, que están al lado del escritorio. Voy a salir de aquí. Abro la puerta y veo un cogote, que se gira.
“Hombre, por fin despiertas. ¿Qué tal te encuentras? Temíamos por tu vida”
Es un hombre canoso, de unos 40 años. Estamos en una casa. Me conoce. No entiendo nada… apenas me acuerdo de lo que hice el día anterior… ni el anterior… joder ¿cómo me llamo? Dios, que dolor de cabeza…
“Tranquilo, soy Pedro. El chandalero. Puedes confiar en mí. Ahora vamos al coche y a declarar”.
¿Declarar? ¿Declarar sobre qué? No me acuerdo de nada… no sé ni mi propio nombre… ¿quién coño soy? ¿Qué hago en esta casa? ¿Qué quiere este hombre?
Lo sigo, salimos de la casa, que está en un bosque o algo así.
“Sube”
Me siento. No tengo ni puta idea de lo que pasa…
“Tú tranquilo eh… nadie sabe que estamos aquí. Además, él está encerrado y no es ya un peligro para nadie, salvo para sí mismo”
¿Él? ¿Quién coño es él? Encima nadie sabe donde estamos… igual me ha raptado… quien sabe. Salgo de mi ensimismamiento y advierto que hemos dejado el bosque… estamos en una autovía dirección Madrid.
“En unos minutos estamos allí”
Llegamos a una comisaría. No entiendo nada. ¿Me han detenido? ¿Soy un delincuente? ¿Un asesino? Dios, como me duele la cabeza… necesito miles de aspirinas. Entramos. Poca actividad…
“Dios, estás bien!!!!!!!! Joder, joder….”
Una chica morena, de piel blanca y ojos verdosos, viene hacia mí y se me abalanza en un profundo abrazo… Está llorando como una magdalena. Me besa con ternura. No entiendo nada. No digo nada.
“No me puedo lo puedo creer. Estás bien. Ya verás, te vas a poner bien. Te quiero”
“Luego es todo tuyo” le dice el hombre canoso que me acompaña. No voy esposado ni nada. Giro la vista, ella está enganchada al móvil. ¿Quién es esa chica tan guapa? ¿Mi novia? Es preciosa…
Entramos en un cuarto. Está con las persianas cerradas, todo muy oscuro. Sólo una lámpara. Un mujer, con un traje oscuro, está sentada en una silla… la otra está libre. No consigo verle la cara…
“Siéntese”
Me siento. A ver que quiere.
“¿Es usted Iván Noiret?”
Asiento con la cabeza. Espero que ese sea mi nombre…
“Perdone, ha visto a la chica que me ha saludado, quién es????” me sorprendo de mí mismo. No recuerdo ni mi propia voz.
“No tenemos tiempo para eso señor Noiret. Dígame dónde lo ha tenido encerrado su padre en estos últimos 3 meses”
¿Encerrado? ¿Dónde? ¿Quién es mi padre?
“Oye ¿estás bien?”
Me duele tanto la cabeza…
“¿Iván, Iván?” “Ivánnnn, Iván”, grita Jacques entre sollozos.
“Tranquilo papá, estoy aquí” le digo con seguridad. Debe de haber tenido alguna alucinación conmigo. Julia está a mi lado…
“Iván, ya no puedes hacer más. Tenemos que irnos antes de que nos descubran… la policía aún te está buscando”
Salimos del psiquiátrico de San Antonio tan rápido como podemos y entre la sombra de la noche.. Atrás dejo mi pasado. Julia y mi futuro aguardan.
10)
UNA MUERTE VALE MÁS QUE MIL PALABRAS.
Las cortinas de la habitación de las chicas se descorrieron fuertemente. Eran las ocho de la mañana y aún, las tres chicas, dormían plácidamente en sus camas. Un era la excepción... y no era sólo por la aparicdión fantasmagórica de aquella misma noche...
El ojo azul verdoso de Julia se abrió de golpe a causa de semejante ruido. Todavía adormilada y haciendo esfuerzos por mantener el ojo abierto, vislumbró con dificultad una sombra oscura delante de la ventana. Alta, delgada, hombros anchos, sonrisa en la cara….miró a Carol sin entender, y ésta devolviéndole la mirada saltó de un brinco de la cama buscando ansiosamente su bata, ese hombre que hacia en su habitación, no lo entendía….volvió la cara para mirar a Vicky, quien, asustada, se arrebujó más en su cama. Se cubrió con la manta, dejando que solo sus ojos y su cabeza estuvieran hacia exterior, desconfiados, desprotegidos….
- Buenos días, mademoiselle, un día esplendido ¿no creen?
Las tres se miraron impertérritas, desconcertadas, inamovibles, como una piedra…sólo el profundo y ahogado grito de Julia las sacó de aquel ensimismamiento. Aquel grito habría hecho vacilar a cualquier ser vivo, pero Jacques Noiret no era cualquier ser vivo…. Julia seguía gritando y gritando, pero ahora su grito parecía incluso más desesperado. Vicky y Carol se miraban sin saber que hacer, pero entonces vieron algo, algo que las sorprendió. El gran Noiret se revolvió, vaciló, y tardo unos minutos en reaccionar. Pasado ese momento, y con fiero arranque, le tapó fuertemente la boca.
- Cállate niña te has vuelto completamente loca
Todavía desafiante, Julia le miraba fijamente
- Yo que venía a darte una gran noticia…estos jóvenes de hoy en día que desagradecidos son….
- Toma lee…
Julia vio como un trozo de periódico se aposentaba en un lado de su cama y, mientras lo miraba colérica, lo cogió rápidamente…
- Pág. 2 una gran noticia…te va a gustar te lo garantizo….
La sonrisa de él la hacia dudar. No quería leer delante de él. Decidió rápidamente seguir mirándolo fijamente sin pestañear, intentándolo por todos lo medios, para que se fuera.
- Muy bien mademoiselle espero que pasen un buen día….
Ninguna respondió. En cuanto vieron como la puerta se cerraba tras él, Carol corrió como una bala hacia la cama de Julia.
- ¡¡ Que pone, que hay escrito…¡¡¡
Julia, con sus pequeñas manos, extendió el periódico y fue rápida,, aunque temerosa, a la página que la había indicado Noiret.
- No no ¡¡para¡¡, no lo hagas, ¿porque deberíamos hacerlo?, no lo leas…puede ser una trampa….llamemos antes a los chicos
- Iré a buscar a Iván… contestó Julia, dejando el periódico otra vez en la cama, y caminando en dirección a la puerta.
En ese instante la puerta se abrió de repente…
- ¿Habéis visto a Iván? dijo Marcos con cara de extrema preocupación. -No está. Su móvil está en la mesilla, el uniforme en el armario y la cama sin hacer... ¿qué pasa? ¿no está con vosotras?
- Julia… julia¡¡¡¡ oh dios mío¡¡¡
Julia volvió rápidamente la mirada hacia las chicas y observó desde la distancia el periódico levemente extendido en el regazo de Vicky por la página 2, siendo capaz, con esfuerzo, de leer las grandes letras que había escritas en negro
HEREDERO DE OTTOX MUERE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS
El corazón empezó a palpitar a una velocidad inusitada, la cabeza a dar vueltas, la respiración se apresuró, sus ojos perdieron la visión, su cabeza le decía si, su corazón no, su voz no salía, su cuerpo no respondía… perdió totalmente el control, se tambaleó y cayó al suelo. Su mente, desde el profundo subconsciente, le hablaba, y le decía… “A partir de aquel día nada será igual, nunca serás la misma. Una parte de tu alma, una parte de tu corazón se ha roto y no volverá a retornar, al menos no de la misma forma….Iván, ya no está”
Julia se sintió abrumada. No entendía nada. María había vuelto ayer por la tarde. ¿Qué había sucedido? Sin poder controlarse, se vino abajo. Empezó a llorar y se cayó encima de la cama entre gritos de dolor. Marcos, Carol y Vicky la abrazaron y se unieron entre sollozos. Iván había muerto.
Pasados unos minutos, Marcos, Carol y Vicky fueron a buscar a Roque. Julia les había pedido que le dejasen sola unos minutos. Justo en ese instante, Julia notó como algo vibraba en la mesilla. El móvil. Julia miró un instante, era un número desconocido. Un mensaje de texto. Lo abrió. “Cari, soy yo. Es el móvil que me consiguió Fermín. Sigue con el plan”. Julia lo comprendió al instante. Había que seguir fingiendo. Salió de la habitación y fue directa al despacho de Noiret. Llamó a la puerta, había ido en pijama y todo...
-Desgraciado, has sido tú!!!!!!!!!! TÚ LO HAS MATADO!!!!!!!!!
- Mira niña, si os he mostrado la noticia es porque no sé que cojones ha pasado. No sé quien ha matado a Iván.
Julia salió del despacho entre lágrimas, pero con el deber bien hecho. Se merecía un Óscar. Justo en ese instante, Roque salía del cuarto de Lucía con una gasa en el cuello. Julia se cruzó, y Roque se quedó detenido. Las lágrimas del chico eran muy sinceras...
- He hablado con Marcos... Lo… lo siento. Yo, yo… nunca quise que pasara esto. El muy terco no se tomó la medicina finalmente. Es mi culpa joder…
Julia vio, para su asombro, que el plan era muy efectivo, aunque justo con la persona de la que no sospechaba…
- Roque, ¿cómo que tu culpa? No digas bobadas anda…Iván no ha muerto por tu culpa. Nadie sabemos que ha pasado exactamente.
- Que sí que sí… que yo he ayudado a esos asesinos… YO HE AYUDADO A NOIRET!!!!!!!!!!
Bingo!!!!! El plan salió a la perfección. El chivato había cantado arrastrado por la culpabilidad, tal como planeó junto a Iván y María esa misma noche. Definitivamente, "una muerte vale más que mil palabras".
UNA MUERTE VALE MÁS QUE MIL PALABRAS.
Las cortinas de la habitación de las chicas se descorrieron fuertemente. Eran las ocho de la mañana y aún, las tres chicas, dormían plácidamente en sus camas. Un era la excepción... y no era sólo por la aparicdión fantasmagórica de aquella misma noche...
El ojo azul verdoso de Julia se abrió de golpe a causa de semejante ruido. Todavía adormilada y haciendo esfuerzos por mantener el ojo abierto, vislumbró con dificultad una sombra oscura delante de la ventana. Alta, delgada, hombros anchos, sonrisa en la cara….miró a Carol sin entender, y ésta devolviéndole la mirada saltó de un brinco de la cama buscando ansiosamente su bata, ese hombre que hacia en su habitación, no lo entendía….volvió la cara para mirar a Vicky, quien, asustada, se arrebujó más en su cama. Se cubrió con la manta, dejando que solo sus ojos y su cabeza estuvieran hacia exterior, desconfiados, desprotegidos….
- Buenos días, mademoiselle, un día esplendido ¿no creen?
Las tres se miraron impertérritas, desconcertadas, inamovibles, como una piedra…sólo el profundo y ahogado grito de Julia las sacó de aquel ensimismamiento. Aquel grito habría hecho vacilar a cualquier ser vivo, pero Jacques Noiret no era cualquier ser vivo…. Julia seguía gritando y gritando, pero ahora su grito parecía incluso más desesperado. Vicky y Carol se miraban sin saber que hacer, pero entonces vieron algo, algo que las sorprendió. El gran Noiret se revolvió, vaciló, y tardo unos minutos en reaccionar. Pasado ese momento, y con fiero arranque, le tapó fuertemente la boca.
- Cállate niña te has vuelto completamente loca
Todavía desafiante, Julia le miraba fijamente
- Yo que venía a darte una gran noticia…estos jóvenes de hoy en día que desagradecidos son….
- Toma lee…
Julia vio como un trozo de periódico se aposentaba en un lado de su cama y, mientras lo miraba colérica, lo cogió rápidamente…
- Pág. 2 una gran noticia…te va a gustar te lo garantizo….
La sonrisa de él la hacia dudar. No quería leer delante de él. Decidió rápidamente seguir mirándolo fijamente sin pestañear, intentándolo por todos lo medios, para que se fuera.
- Muy bien mademoiselle espero que pasen un buen día….
Ninguna respondió. En cuanto vieron como la puerta se cerraba tras él, Carol corrió como una bala hacia la cama de Julia.
- ¡¡ Que pone, que hay escrito…¡¡¡
Julia, con sus pequeñas manos, extendió el periódico y fue rápida,, aunque temerosa, a la página que la había indicado Noiret.
- No no ¡¡para¡¡, no lo hagas, ¿porque deberíamos hacerlo?, no lo leas…puede ser una trampa….llamemos antes a los chicos
- Iré a buscar a Iván… contestó Julia, dejando el periódico otra vez en la cama, y caminando en dirección a la puerta.
En ese instante la puerta se abrió de repente…
- ¿Habéis visto a Iván? dijo Marcos con cara de extrema preocupación. -No está. Su móvil está en la mesilla, el uniforme en el armario y la cama sin hacer... ¿qué pasa? ¿no está con vosotras?
- Julia… julia¡¡¡¡ oh dios mío¡¡¡
Julia volvió rápidamente la mirada hacia las chicas y observó desde la distancia el periódico levemente extendido en el regazo de Vicky por la página 2, siendo capaz, con esfuerzo, de leer las grandes letras que había escritas en negro
HEREDERO DE OTTOX MUERE EN EXTRAÑAS CIRCUNSTANCIAS
El corazón empezó a palpitar a una velocidad inusitada, la cabeza a dar vueltas, la respiración se apresuró, sus ojos perdieron la visión, su cabeza le decía si, su corazón no, su voz no salía, su cuerpo no respondía… perdió totalmente el control, se tambaleó y cayó al suelo. Su mente, desde el profundo subconsciente, le hablaba, y le decía… “A partir de aquel día nada será igual, nunca serás la misma. Una parte de tu alma, una parte de tu corazón se ha roto y no volverá a retornar, al menos no de la misma forma….Iván, ya no está”
Julia se sintió abrumada. No entendía nada. María había vuelto ayer por la tarde. ¿Qué había sucedido? Sin poder controlarse, se vino abajo. Empezó a llorar y se cayó encima de la cama entre gritos de dolor. Marcos, Carol y Vicky la abrazaron y se unieron entre sollozos. Iván había muerto.
Pasados unos minutos, Marcos, Carol y Vicky fueron a buscar a Roque. Julia les había pedido que le dejasen sola unos minutos. Justo en ese instante, Julia notó como algo vibraba en la mesilla. El móvil. Julia miró un instante, era un número desconocido. Un mensaje de texto. Lo abrió. “Cari, soy yo. Es el móvil que me consiguió Fermín. Sigue con el plan”. Julia lo comprendió al instante. Había que seguir fingiendo. Salió de la habitación y fue directa al despacho de Noiret. Llamó a la puerta, había ido en pijama y todo...
-Desgraciado, has sido tú!!!!!!!!!! TÚ LO HAS MATADO!!!!!!!!!
- Mira niña, si os he mostrado la noticia es porque no sé que cojones ha pasado. No sé quien ha matado a Iván.
Julia salió del despacho entre lágrimas, pero con el deber bien hecho. Se merecía un Óscar. Justo en ese instante, Roque salía del cuarto de Lucía con una gasa en el cuello. Julia se cruzó, y Roque se quedó detenido. Las lágrimas del chico eran muy sinceras...
- He hablado con Marcos... Lo… lo siento. Yo, yo… nunca quise que pasara esto. El muy terco no se tomó la medicina finalmente. Es mi culpa joder…
Julia vio, para su asombro, que el plan era muy efectivo, aunque justo con la persona de la que no sospechaba…
- Roque, ¿cómo que tu culpa? No digas bobadas anda…Iván no ha muerto por tu culpa. Nadie sabemos que ha pasado exactamente.
- Que sí que sí… que yo he ayudado a esos asesinos… YO HE AYUDADO A NOIRET!!!!!!!!!!
Bingo!!!!! El plan salió a la perfección. El chivato había cantado arrastrado por la culpabilidad, tal como planeó junto a Iván y María esa misma noche. Definitivamente, "una muerte vale más que mil palabras".
11)
MANUAL DE CÓMO SABER QUE JULIA ESTÁ ENAMORADA, POR IVÁN NOIRET
A ver, Casper es una chica única, de esa que no te encuentras todos los días. Encima está que te cagas, ¿qué más se puede pedir? Espero que este manual os ayude un poco a “torearla”…jajaaja
1- La primera miradita, clave. Os lo confieso, marca. Ese cigarrillo en las cuadras no fue mucho, pero me gustó, a su manera. Una toma de contacto.
2-El silbidito. La cosa está de puta madre. Te echa la primera miradita, un poco de compasión, unas palabras, siempre clave y un buen silbidito, que es lo que a ella le gusta. El truco del perrito faldero la derrite.
3-Después del primer beso, ella te pregunta sobre temas a los que tú no estas dispuesto a contestar después de un simple calentón… como que si ha llamado Carol por lo de la psicóloga…o no sé que gaitas. Ahí mostraros firmes.
4-Sus borderías y golpes (fuertes): en fina no me llega ni a la suela del zapato, pero hay que reconocer que se la veía venir con ese: eres un gilipollas y la hostia que me pego la tía… la madre que la parió! Si eso pasa, es que está a tope.
Nota: aguantaros las lágrimas del dolor, que no os vea llorar!!!!!!!!!!!!!!!!
5- Su primer paso. Con lo del USB, intentó darme el primer beso. Eso es que la cosa marcha. Mostrarios reacios en un principio, y luego soltaros y dejaros llevar...
6- Bien, si llegais a este momento, vamos bien. Si os dice “hay cosas que ni se compran ni se venden”, hostia, es que ya está coladita…
7- Ponerse en peligro para que la salves: le mola ser la prota que te cagas. Le gusta el rollo Bruce Willis como a nadie. Hay que ser macho ibérico.
8- Si te mira con carita embobada (efecto calderas) es que ya ni pega ojo por ti. Estamos muy cerca…
9- Te da el tostón con lo que vas a hacer en verano, ya en plan relación de novios. Nos falta un pasito más…
10- Decirte que ve a tu familia en rollo fantasmal (madre adoptiva, padre). Si te lo cuenta, es que ya es tuya. Felicidades.
Nota al lector. Algo que no hace con nadie más, salvo con un servidor, es perdonarte todo: sin especificar, TODO. Tu forma de ser, las putadas que le has hecho, los insultos, las malas formas, todo. Es el privilegio de ser su novio, se siente.
MANUAL DE COMO SABER QUE IVÁN ESTÁ ENAMORADO, POR JULIA MEDINA
Bueno, os lo dice una chica que, digamos, conoce de algo a Iván Noiret. Vamos, que es mi novio. Sé que el 95% del tiempo es rematadamente imbécil, pero es irresistible el muy cabrón… Espero que este manual os ayude a comprenderlo. Todavía estoy intentándolo yo misma.
1. Si se muestra enfadado contigo, te llama Casper, Cazafantasmas…te humilla, te insulta, te vacila…es que empiezas a ir por el camino correcto
2- Cuánto más imbécil y gilipollas es, más colado está por ti. Que guapo está cuando se enfada joderrrrrrr…
3- Está sólo y te ve, pasas de largo y te mira el culo… eso es… que es un cerdo. Es un comienzo.
4- Cuando nadie más te cree, cuando nadie da un paso al frente, él lo hace.
5- Se le escapa una sonrisa cuando no quiere… estás cerca.
6- Te besa o acaricia delante de los demás. ¿Seguro que estoy hablando de Iván?
7- Admite que “tenías razón. He sido un gilipollas y un cerdo profundo”. Chica, es tuyo.
MANUAL DE CÓMO SABER QUE JULIA ESTÁ ENAMORADA, POR IVÁN NOIRET
A ver, Casper es una chica única, de esa que no te encuentras todos los días. Encima está que te cagas, ¿qué más se puede pedir? Espero que este manual os ayude un poco a “torearla”…jajaaja
1- La primera miradita, clave. Os lo confieso, marca. Ese cigarrillo en las cuadras no fue mucho, pero me gustó, a su manera. Una toma de contacto.
2-El silbidito. La cosa está de puta madre. Te echa la primera miradita, un poco de compasión, unas palabras, siempre clave y un buen silbidito, que es lo que a ella le gusta. El truco del perrito faldero la derrite.
3-Después del primer beso, ella te pregunta sobre temas a los que tú no estas dispuesto a contestar después de un simple calentón… como que si ha llamado Carol por lo de la psicóloga…o no sé que gaitas. Ahí mostraros firmes.
4-Sus borderías y golpes (fuertes): en fina no me llega ni a la suela del zapato, pero hay que reconocer que se la veía venir con ese: eres un gilipollas y la hostia que me pego la tía… la madre que la parió! Si eso pasa, es que está a tope.
Nota: aguantaros las lágrimas del dolor, que no os vea llorar!!!!!!!!!!!!!!!!
5- Su primer paso. Con lo del USB, intentó darme el primer beso. Eso es que la cosa marcha. Mostrarios reacios en un principio, y luego soltaros y dejaros llevar...
6- Bien, si llegais a este momento, vamos bien. Si os dice “hay cosas que ni se compran ni se venden”, hostia, es que ya está coladita…
7- Ponerse en peligro para que la salves: le mola ser la prota que te cagas. Le gusta el rollo Bruce Willis como a nadie. Hay que ser macho ibérico.
8- Si te mira con carita embobada (efecto calderas) es que ya ni pega ojo por ti. Estamos muy cerca…
9- Te da el tostón con lo que vas a hacer en verano, ya en plan relación de novios. Nos falta un pasito más…
10- Decirte que ve a tu familia en rollo fantasmal (madre adoptiva, padre). Si te lo cuenta, es que ya es tuya. Felicidades.
Nota al lector. Algo que no hace con nadie más, salvo con un servidor, es perdonarte todo: sin especificar, TODO. Tu forma de ser, las putadas que le has hecho, los insultos, las malas formas, todo. Es el privilegio de ser su novio, se siente.
MANUAL DE COMO SABER QUE IVÁN ESTÁ ENAMORADO, POR JULIA MEDINA
Bueno, os lo dice una chica que, digamos, conoce de algo a Iván Noiret. Vamos, que es mi novio. Sé que el 95% del tiempo es rematadamente imbécil, pero es irresistible el muy cabrón… Espero que este manual os ayude a comprenderlo. Todavía estoy intentándolo yo misma.
1. Si se muestra enfadado contigo, te llama Casper, Cazafantasmas…te humilla, te insulta, te vacila…es que empiezas a ir por el camino correcto
2- Cuánto más imbécil y gilipollas es, más colado está por ti. Que guapo está cuando se enfada joderrrrrrr…
3- Está sólo y te ve, pasas de largo y te mira el culo… eso es… que es un cerdo. Es un comienzo.
4- Cuando nadie más te cree, cuando nadie da un paso al frente, él lo hace.
5- Se le escapa una sonrisa cuando no quiere… estás cerca.
6- Te besa o acaricia delante de los demás. ¿Seguro que estoy hablando de Iván?
7- Admite que “tenías razón. He sido un gilipollas y un cerdo profundo”. Chica, es tuyo.
12)
EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LAS MOTOS NO ENTIENDEN... (parte 1)
Salimos del psiquiátrico. La verdad es que no estaba en mi mejor forma, hacía algo más de un mes que andaba parado. El chico que me conducía me sonaba de vista, creo que mi dueño le había hablado de mí. Me había echado un vistazo… la morenita que andaba de paquete era una monada, para ser humana. No tendría cilindros ni válvulas, pero comprendía que el chico estuviera todo el rato sin quitarle la vista de encima. Me sentó la gasolina de maravilla. Supongo que para los humanos, cuando comen y beben, es la misma sensación. Bueno, yo no siento, pero mi funcionamiento lo agradece. No entiendo los sentimientos de los humanos, pero estos dos aceleran mucho su respiración cuando están uno junto al otro. No entiendo el motivo. No corren, así que no es por ejercicio físico. No lo sé.
Partimos al alba. Ambos presentan ojeras. No entiendo de qué están cansados, si aún no hemos salido. Poco a poco, los kilómetros van cayendo inexorablemente, como las gotas de lluvia, una detrás de otra. Ser una máquina no se piensen que es tan sencillo, que uno también tiene sus límites.
Hablan mucho, quizá demasiado. Él muestra una postura un tanto contradictoria. Se muestra a ratos distante, pero su pulso cuando está junto a la morena de piel blanca, cuyo nombre de serie es Julia, se acelera y su lenguaje corporal indica atracción y ganas de emparejarse. Se besan mucho. No entiendo la gracia de eso. Es un poco empalagoso, y no aporta nada al estatus de cada uno. No se dan piezas al otro ni su autonomía aumenta. Cosas de seres humanos.
Al llegar la tarde yo noto como la cantidad de gasolina va menguando de manera alarmante. En vistas de que no reaccionan, hago saltar el dispositivo de alarma del depósito. Pero con mi anterior dueño, conocido como Tony, me dio un buen golpe en su día con un árbol, el piloto quedó inutilizado. Estoy mudo, por así decirlo… No hay manera de callarlos cuando mi maquinaria no da más de sí. ¡Y otra vez a la carga!
- ¡Pero mira donde estamos Iván! – le espetó Julia enfurecida, cruzándose de brazos en mitad de la carretera.
Menos mal que nos hemos quedado en una comarcal. Estos adolescentes parece que no aprenden. El sol calienta con fuerza y, posiblemente, sus gargantas estén más que resecas. Noto el cuero que recubre mi asiento completamente ardiendo y, si no fuera porque no estoy constituido de mucho metal, posiblemente podrían freír un huevo en mí, ¡Que pena que no pueda suspirar o quejarme!
- bueno Julia, deja de quejarte ¿eh? – Masculló él - ¡que no ganamos nada!
Ella le fulminó con la mirada, desde luego que ese chico perdía puntos a pasos agigantados.
- ¡estamos así por tu culpa!
¿Sería mucho pedir que me pusieran a la sombra? Sí, desde luego que sí.
- perdona por estar más preocupado porque no nos sigan unos nazis antes que de echar gasolina, eh bonita…
- ¡deberías haber ido mirando cuanta nos quedaba!
- ¡La moto no lo mostraba!
Mis “ojos” la miraron a ella. Habría retrocedido si por mi fuera al recibir esa expresión de su rostro. Se notaba enfadada… demasiado enfadada a mi parecer. Negó con la cabeza, posiblemente mordiéndose la lengua, y tiro andando a pasos firmes hacia delante, ¡pero que hacía! Intenté pitar, como si fuera posible…
- ¿A dónde vas? - se alarmó Iván al momento.
- ¡A buscar una gasolinera! – gritó ella, sin pararse - ¿o que esperas? ¿Estar ahí todo el día? ¿observar la moto?
Seria una buena opción, con tal de que no me dejaran solo. No es que mi dueño fuera cuidadoso ni mucho menos, pero pensar en que me monten otros no estaba dentro de mis posibilidades, eso desde luego.
- ¡espera! – refunfuñó él, pasándose una mano por la cara, claramente exasperado.
EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LAS MOTOS NO ENTIENDEN... (parte 1)
Salimos del psiquiátrico. La verdad es que no estaba en mi mejor forma, hacía algo más de un mes que andaba parado. El chico que me conducía me sonaba de vista, creo que mi dueño le había hablado de mí. Me había echado un vistazo… la morenita que andaba de paquete era una monada, para ser humana. No tendría cilindros ni válvulas, pero comprendía que el chico estuviera todo el rato sin quitarle la vista de encima. Me sentó la gasolina de maravilla. Supongo que para los humanos, cuando comen y beben, es la misma sensación. Bueno, yo no siento, pero mi funcionamiento lo agradece. No entiendo los sentimientos de los humanos, pero estos dos aceleran mucho su respiración cuando están uno junto al otro. No entiendo el motivo. No corren, así que no es por ejercicio físico. No lo sé.
Partimos al alba. Ambos presentan ojeras. No entiendo de qué están cansados, si aún no hemos salido. Poco a poco, los kilómetros van cayendo inexorablemente, como las gotas de lluvia, una detrás de otra. Ser una máquina no se piensen que es tan sencillo, que uno también tiene sus límites.
Hablan mucho, quizá demasiado. Él muestra una postura un tanto contradictoria. Se muestra a ratos distante, pero su pulso cuando está junto a la morena de piel blanca, cuyo nombre de serie es Julia, se acelera y su lenguaje corporal indica atracción y ganas de emparejarse. Se besan mucho. No entiendo la gracia de eso. Es un poco empalagoso, y no aporta nada al estatus de cada uno. No se dan piezas al otro ni su autonomía aumenta. Cosas de seres humanos.
Al llegar la tarde yo noto como la cantidad de gasolina va menguando de manera alarmante. En vistas de que no reaccionan, hago saltar el dispositivo de alarma del depósito. Pero con mi anterior dueño, conocido como Tony, me dio un buen golpe en su día con un árbol, el piloto quedó inutilizado. Estoy mudo, por así decirlo… No hay manera de callarlos cuando mi maquinaria no da más de sí. ¡Y otra vez a la carga!
- ¡Pero mira donde estamos Iván! – le espetó Julia enfurecida, cruzándose de brazos en mitad de la carretera.
Menos mal que nos hemos quedado en una comarcal. Estos adolescentes parece que no aprenden. El sol calienta con fuerza y, posiblemente, sus gargantas estén más que resecas. Noto el cuero que recubre mi asiento completamente ardiendo y, si no fuera porque no estoy constituido de mucho metal, posiblemente podrían freír un huevo en mí, ¡Que pena que no pueda suspirar o quejarme!
- bueno Julia, deja de quejarte ¿eh? – Masculló él - ¡que no ganamos nada!
Ella le fulminó con la mirada, desde luego que ese chico perdía puntos a pasos agigantados.
- ¡estamos así por tu culpa!
¿Sería mucho pedir que me pusieran a la sombra? Sí, desde luego que sí.
- perdona por estar más preocupado porque no nos sigan unos nazis antes que de echar gasolina, eh bonita…
- ¡deberías haber ido mirando cuanta nos quedaba!
- ¡La moto no lo mostraba!
Mis “ojos” la miraron a ella. Habría retrocedido si por mi fuera al recibir esa expresión de su rostro. Se notaba enfadada… demasiado enfadada a mi parecer. Negó con la cabeza, posiblemente mordiéndose la lengua, y tiro andando a pasos firmes hacia delante, ¡pero que hacía! Intenté pitar, como si fuera posible…
- ¿A dónde vas? - se alarmó Iván al momento.
- ¡A buscar una gasolinera! – gritó ella, sin pararse - ¿o que esperas? ¿Estar ahí todo el día? ¿observar la moto?
Seria una buena opción, con tal de que no me dejaran solo. No es que mi dueño fuera cuidadoso ni mucho menos, pero pensar en que me monten otros no estaba dentro de mis posibilidades, eso desde luego.
- ¡espera! – refunfuñó él, pasándose una mano por la cara, claramente exasperado.
12)
EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LAS MOTOS NO ENTIENDEN... (parte 2)
Julia respiro hondo, desde el arcén donde permanecía podía oír su suspiro cansado. Si es que los humanos carecían de paciencia.
- ¿Qué?
- ¡voy contigo! – soltó él al fin.
¿Cómo? No, no podía ser. No podían dejarme sólo a mi suerte en mitad de una carretera donde, posiblemente, pasaban coches cada dos horas. Y no es por ser creído, pero seguro que valgo mucho, ¡desagradecidos! Si me alimentaran como es debido, no tendríamos ahora este problema.
- ¡Robarán la moto! – comentó ella.
¡Al fin algo de lógica!
- Pues a tomar por culo la moto… - soltó él - ¡no voy a dejar que te largues sola!
La chica respiró intentando coger paciencia a la par que el aire.
- está bien… - alzó una ceja - ¡Ve tú!
- ¿y dejarte aquí sola? – el chico pareció pensarlo – no, ni de coña Casper…
Me desesperé, no iban a dejarme ahí tirado… ¿verdad? En ese momento eché de menos a Tony, ése sí que me trataba con respeto, casi con vehemencia. ¡Que tiempos aquellos ya tan alejados antes de ponerme a manos de ese chiquillo!
- ¡Sin la moto no tenemos a donde ir! – la pobre se notaba crispada por momentos.
- ¿Pues qué hacemos? – Él perdía los nervios muy deprisa – ninguno de los dos va a quedarse solo.
Observé como la chica se removía inquieta y dando una patada a una piedra del suelo – menos mal que no llegó a mí – se fue a sentar hacia un bordillo del camino.
- ¡sorpréndeme! – le espetó Julia sin ganas, queriendo poner fin a la discusión.
Respiraría con alivio si me fuera posible, al menos de momento no me dejaban a mi suerte.
- ¡Ya lo tengo! Vamos con la moto empujando- dijo el chico.
- ¿Sabes lo que pesa esa moto?
- Claro Julia, claro que lo sé… pero no te vas a ir sola, así que vamos a empujar…
La morena respiró hondo, y me llevaron con paciencia bajando la montaña. El chico derramaba su combustible, que llamaban sangre, por la nariz. Quizá la ventilación no le funcionaba bien. Estos seres imperfectos… no sé bien el motivo, él en seguida se dio media vuelta y evitó que la chica, que andaba mascullando en voz baja, se diera cuenta de que el aparato de ventilación de Iván, mi nuevo dueño, estaba averiado.
Al llegar a un pueblo, a eso de las 22:20, llamado Zahara de los Atunes, nos detuvimos en una gasolinera y repostamos.
- Iván, perdóname. He sido injusta contigo.
- Tranquila, yo también he sido un cerdo… ¡no! Un cerdo y un gilipollas…
Ambos se empezaron a reír, cosa que no comprendí. Los humanos se ríen, pero hablar de animales porcinos y de un derivado de la rama femenina de las aves de corral no sigue una línea lógica por la que cambiar el estatus de uno. Cosas de humanos, sin duda.
- ¿Sabes qué? Con todo, aquí estamos…- ella bajo la mirada.
- Juntos, y con mi madre a salvo. ¿Crees que estará bien?
Se abrazaron. ¿Será para transmitirse calor corporal?
- Sabes que sí. Fermín cuida de ella. ¿Dónde vamos a pasar la noche?- ella parecía preocupada, no sé si hablaba de ellos dos o de los tres.
- Buscaremos una habitación de hotel. Mañana, a la playita… tendrás que comprarte un bikini… y coger moreno, que eres muy blanquita.
Ella se sonrojaba por momentos y bajaba la mirada. Sin duda, en menos de 30 minutos, estos dos humanos cambiaban más de comportamiento y de estatus que un camaleón.
- Iván, me alegro de que vaya a pasar este verano contigo.
- Fuera del internado, juntos…- apostilló él.
Se besaron y estuvieron cerca de 15 minutos sentados sin decir una palabra. Simplemente, mirándose. No entiendo de qué sirve perder tanto tiempo.
Llegamos al hotel a eso de las 00:18 y me dejaron en el parking. Como sospechaba, hablaban de ellos dos. De transporte sí, pero luego me dejan fuera. Estos humanos son todos iguales. Unos elitistas y egoístas.
Los pequeños rayos de sol comenzaron a salir en la lejanía. Era bastante temprano, aún siendo un trozo grande de metal con ruedas me daba cuenta. No hacía ese calor tan agobiante que solía hacer por la tarde, y mis faros permanecían apagados por el momento. Sentí que alguien se apoyaba en mí, y no tarde en darme cuenta de que era esa chica morena, Julia. Parecía cansada, para ser sinceros, estos seres nunca parecían a gusto. Resolví su misterio pronto, estaba impaciente y miraba el reloj cada poco tiempo. Observó mi manillar y mi aspecto, y por un sutil momento pensé que iría a hablarme, que iluso.
- ¡Joder, cuanto tardas! – se quejó en seguida, al ver aparecer a su acompañante.
- Es que tengo agujetas de anoche – intentó bromear él.
¿Los humanos cogían agujetas por dormir? Menuda vida más triste tenían. Se veían abrumados por sentimientos sin sentido y múltiples emociones que solo les hacían perder el tiempo. Sus lágrimas se correspondían a mi perdida de líquidos, su sonrisa quizá a mis faros, y sus gritos quizá a mi pitido. Que más daba, la vida de una moto de carretera era mucho más interesante que esos seres larguiruchos con dos patas y tan mal carácter.
- No digas tonterías… - negó ella levemente, sonrojada. Cogió el casco que permanecía apoyado en el manillar justo cuando se volvió a fijar en Iván - ¿Qué te pasa?
Parecía que ya se había dado cuenta de que el chico perdía gasolina por ese conducto de ventilación. Ese espeso líquido, al que llamaban sangre, permanecía coagulado a un lado de la nariz. Supuse que deberían ir a repararlo.
- Nada… no es nada – musitó Iván, intentando quitarle importancia al asunto.
Pero la chica, bastante terca por cierto, se apresuro a interponerse en su camino, y cogiéndole por los hombros observó mejor su rostro.
- sangras – afirmó.
- por el calor… no es nada Julia.
- ¡si no fuera nada no intentarías poner excusas!
Me di cuenta de que el chico desvío la mirada y se apartó levemente de ella, quizá con… ¿recelo?
- tenemos que darnos prisa si queremos llegar a la playa pronto – sentenció él, cogiendo su casco e intentando evitarla.
Pero ella apenas se movió del sitio y fijó su mirada en el rostro de Iván. Desde luego, tenían gestos más que extraños.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó casi en un susurro.
El silencio se hizo en ese mismo instante y mi lado cotilla siguió escuchando su conversación. Permanecer una noche entera a la intemperie con un gran aburrimiento en mí, me daba ciertas ventajas… ¿no?
- no quería que mis últimos momentos contigo fueran así – musitó él, volviéndose a mirar a la chica morena.
Pero ella permaneció en silencio y comprobé como dos leves hilillos de agua caían de sus ojos. Ambos, tanto el chico como yo, observamos su expresión angustiada en ese momento. Si tuviera corazón, se me habría sobrecogido. Pensé que quizá, el problema de ventilación de aquel chico no tendría arreglo. Y ella lloraba por su bien más preciado. En estos momentos, si podría sentir algo, me alegraría de no sentir nada. Porque, ¿Qué quedaba cuando perdías algo que querías?
- ¿así… así como Iván?- gritó con un sollozo desgarrador.
- no quiero que llores.
El chico se acercó a ella y tomó su cara entre sus manos, la comisura de sus labios se abrieron formando una leve sonrisa mientras él intentaba no seguir el ejemplo de Julia y no llorar. Yo, como de costumbre, permanecí en silencio.
- Julia, quiero que disfrutemos del tiempo que me queda. Eres lo mejor que me ha pasado. Quiero pasar el tiempo que me queda a tu lado.
- Iván… yo… yo, yo te quiero. Me da igual. Te quiero. Te voy a querer siempre.
- Y yo a ti Casper, y yo a ti.
En ese momento me di cuenta de que ese “amor” del que tanto hablan existe. En serio, no puede ser que dos seres expresen tanto de algo que no existe, ¿no?
EL CORAZÓN TIENE RAZONES QUE LAS MOTOS NO ENTIENDEN... (parte 2)
Julia respiro hondo, desde el arcén donde permanecía podía oír su suspiro cansado. Si es que los humanos carecían de paciencia.
- ¿Qué?
- ¡voy contigo! – soltó él al fin.
¿Cómo? No, no podía ser. No podían dejarme sólo a mi suerte en mitad de una carretera donde, posiblemente, pasaban coches cada dos horas. Y no es por ser creído, pero seguro que valgo mucho, ¡desagradecidos! Si me alimentaran como es debido, no tendríamos ahora este problema.
- ¡Robarán la moto! – comentó ella.
¡Al fin algo de lógica!
- Pues a tomar por culo la moto… - soltó él - ¡no voy a dejar que te largues sola!
La chica respiró intentando coger paciencia a la par que el aire.
- está bien… - alzó una ceja - ¡Ve tú!
- ¿y dejarte aquí sola? – el chico pareció pensarlo – no, ni de coña Casper…
Me desesperé, no iban a dejarme ahí tirado… ¿verdad? En ese momento eché de menos a Tony, ése sí que me trataba con respeto, casi con vehemencia. ¡Que tiempos aquellos ya tan alejados antes de ponerme a manos de ese chiquillo!
- ¡Sin la moto no tenemos a donde ir! – la pobre se notaba crispada por momentos.
- ¿Pues qué hacemos? – Él perdía los nervios muy deprisa – ninguno de los dos va a quedarse solo.
Observé como la chica se removía inquieta y dando una patada a una piedra del suelo – menos mal que no llegó a mí – se fue a sentar hacia un bordillo del camino.
- ¡sorpréndeme! – le espetó Julia sin ganas, queriendo poner fin a la discusión.
Respiraría con alivio si me fuera posible, al menos de momento no me dejaban a mi suerte.
- ¡Ya lo tengo! Vamos con la moto empujando- dijo el chico.
- ¿Sabes lo que pesa esa moto?
- Claro Julia, claro que lo sé… pero no te vas a ir sola, así que vamos a empujar…
La morena respiró hondo, y me llevaron con paciencia bajando la montaña. El chico derramaba su combustible, que llamaban sangre, por la nariz. Quizá la ventilación no le funcionaba bien. Estos seres imperfectos… no sé bien el motivo, él en seguida se dio media vuelta y evitó que la chica, que andaba mascullando en voz baja, se diera cuenta de que el aparato de ventilación de Iván, mi nuevo dueño, estaba averiado.
Al llegar a un pueblo, a eso de las 22:20, llamado Zahara de los Atunes, nos detuvimos en una gasolinera y repostamos.
- Iván, perdóname. He sido injusta contigo.
- Tranquila, yo también he sido un cerdo… ¡no! Un cerdo y un gilipollas…
Ambos se empezaron a reír, cosa que no comprendí. Los humanos se ríen, pero hablar de animales porcinos y de un derivado de la rama femenina de las aves de corral no sigue una línea lógica por la que cambiar el estatus de uno. Cosas de humanos, sin duda.
- ¿Sabes qué? Con todo, aquí estamos…- ella bajo la mirada.
- Juntos, y con mi madre a salvo. ¿Crees que estará bien?
Se abrazaron. ¿Será para transmitirse calor corporal?
- Sabes que sí. Fermín cuida de ella. ¿Dónde vamos a pasar la noche?- ella parecía preocupada, no sé si hablaba de ellos dos o de los tres.
- Buscaremos una habitación de hotel. Mañana, a la playita… tendrás que comprarte un bikini… y coger moreno, que eres muy blanquita.
Ella se sonrojaba por momentos y bajaba la mirada. Sin duda, en menos de 30 minutos, estos dos humanos cambiaban más de comportamiento y de estatus que un camaleón.
- Iván, me alegro de que vaya a pasar este verano contigo.
- Fuera del internado, juntos…- apostilló él.
Se besaron y estuvieron cerca de 15 minutos sentados sin decir una palabra. Simplemente, mirándose. No entiendo de qué sirve perder tanto tiempo.
Llegamos al hotel a eso de las 00:18 y me dejaron en el parking. Como sospechaba, hablaban de ellos dos. De transporte sí, pero luego me dejan fuera. Estos humanos son todos iguales. Unos elitistas y egoístas.
Los pequeños rayos de sol comenzaron a salir en la lejanía. Era bastante temprano, aún siendo un trozo grande de metal con ruedas me daba cuenta. No hacía ese calor tan agobiante que solía hacer por la tarde, y mis faros permanecían apagados por el momento. Sentí que alguien se apoyaba en mí, y no tarde en darme cuenta de que era esa chica morena, Julia. Parecía cansada, para ser sinceros, estos seres nunca parecían a gusto. Resolví su misterio pronto, estaba impaciente y miraba el reloj cada poco tiempo. Observó mi manillar y mi aspecto, y por un sutil momento pensé que iría a hablarme, que iluso.
- ¡Joder, cuanto tardas! – se quejó en seguida, al ver aparecer a su acompañante.
- Es que tengo agujetas de anoche – intentó bromear él.
¿Los humanos cogían agujetas por dormir? Menuda vida más triste tenían. Se veían abrumados por sentimientos sin sentido y múltiples emociones que solo les hacían perder el tiempo. Sus lágrimas se correspondían a mi perdida de líquidos, su sonrisa quizá a mis faros, y sus gritos quizá a mi pitido. Que más daba, la vida de una moto de carretera era mucho más interesante que esos seres larguiruchos con dos patas y tan mal carácter.
- No digas tonterías… - negó ella levemente, sonrojada. Cogió el casco que permanecía apoyado en el manillar justo cuando se volvió a fijar en Iván - ¿Qué te pasa?
Parecía que ya se había dado cuenta de que el chico perdía gasolina por ese conducto de ventilación. Ese espeso líquido, al que llamaban sangre, permanecía coagulado a un lado de la nariz. Supuse que deberían ir a repararlo.
- Nada… no es nada – musitó Iván, intentando quitarle importancia al asunto.
Pero la chica, bastante terca por cierto, se apresuro a interponerse en su camino, y cogiéndole por los hombros observó mejor su rostro.
- sangras – afirmó.
- por el calor… no es nada Julia.
- ¡si no fuera nada no intentarías poner excusas!
Me di cuenta de que el chico desvío la mirada y se apartó levemente de ella, quizá con… ¿recelo?
- tenemos que darnos prisa si queremos llegar a la playa pronto – sentenció él, cogiendo su casco e intentando evitarla.
Pero ella apenas se movió del sitio y fijó su mirada en el rostro de Iván. Desde luego, tenían gestos más que extraños.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó casi en un susurro.
El silencio se hizo en ese mismo instante y mi lado cotilla siguió escuchando su conversación. Permanecer una noche entera a la intemperie con un gran aburrimiento en mí, me daba ciertas ventajas… ¿no?
- no quería que mis últimos momentos contigo fueran así – musitó él, volviéndose a mirar a la chica morena.
Pero ella permaneció en silencio y comprobé como dos leves hilillos de agua caían de sus ojos. Ambos, tanto el chico como yo, observamos su expresión angustiada en ese momento. Si tuviera corazón, se me habría sobrecogido. Pensé que quizá, el problema de ventilación de aquel chico no tendría arreglo. Y ella lloraba por su bien más preciado. En estos momentos, si podría sentir algo, me alegraría de no sentir nada. Porque, ¿Qué quedaba cuando perdías algo que querías?
- ¿así… así como Iván?- gritó con un sollozo desgarrador.
- no quiero que llores.
El chico se acercó a ella y tomó su cara entre sus manos, la comisura de sus labios se abrieron formando una leve sonrisa mientras él intentaba no seguir el ejemplo de Julia y no llorar. Yo, como de costumbre, permanecí en silencio.
- Julia, quiero que disfrutemos del tiempo que me queda. Eres lo mejor que me ha pasado. Quiero pasar el tiempo que me queda a tu lado.
- Iván… yo… yo, yo te quiero. Me da igual. Te quiero. Te voy a querer siempre.
- Y yo a ti Casper, y yo a ti.
En ese momento me di cuenta de que ese “amor” del que tanto hablan existe. En serio, no puede ser que dos seres expresen tanto de algo que no existe, ¿no?
13)
REMOVIENDO EL PASADO
Me levanto, menudo golpe... ¿qué demonios ha sucedido? ¿dónde estoy? que oscuro está todo... la chica morena de mi izquierda está hecha polvo... tiene varios cortes... joder, que guapa es... Un chico me habla... él tambien tiene magulladuras...lleva una antorcha.
chico: estás bien????????? que coño ha sido eso?????? podremos salir de aqui?????? no se ha levantado todavía???????
No consigo articular palabra... porque no sé quien soy, ni donde estoy... ni recuerdo nada de mi pasado... Diosssssssssss,qué ocurre?????? todos llevamos una especie de uniforme, jersey azul, pantalón grisáceo.... que oscuro está todo joder... no veo nada
yo: no te vayas!!!!!!!!!!
chico: tranquilo, en seguida vuelvo...
Se pira y me deja sólo... me conoce, incluso diría que es mi amigo... por alguna razón no me atrevo a seguirlo. Esta chica que está tumbada en el suelo me tiene desconcertado... no puedo dejar de mirarla... intento despertarla... ya abre los ojos!!!!!!
yo: estás bien??????? qué te ha pasado???????
chica: qué ha ocurrido, qué ha sido esa explosión??????????
yo: explosión?????????
REMOVIENDO EL PASADO (1)
yo: joder, que me pasa?????? asi que esta chica se llama Julia... y al parecer estabamos juntos o algo asi...
Julia: Iván, estás bien??????? cómo vamos a salir de aqui????????
yo: tranquila... ya verás como lo solucionamos en seguida...
Julia: no sé Iván... y si ha sido Eva la que lo ha provocado??????? y si no nos deja en paz???????
REMOVIENDO EL PASADO (2)
yo: Julia, no creo que Eva nos haga más daño...
Julia: Iván, qué te pasa????
yo: tranquila, está todo bien...
Julia: joder, y a ver ahora como salimos de aqui...
yo: pero exactamente dónde estamos????????
Julia: en algún lugar de los pasadizos supongo...
qué pasadizos??????? Dios mio, esto es como leer una novela y empezar por la mitad del libro...
REMOVIENDO EL PASADO (3)
Julia: Iván, Iván!!!!!! vuelve!!!!!!! me estas oyendo??????? dónde está Marcos?????? dónde está Paula????? y Amaia?????
No conozco ninguno de esos nombres... pero no puedo decírselo... Dios, esto me supera...
REMOVIENDO EL PASADO (4 y 5)
yo: Paula debe de estar bien... estará con Marcos, él sabe cuidar de su hermana...
Julia: debemos ir a buscarlo... estás bien???? te veo pálido... Iván, Iván?????
REMOVIENDO EL PASADO (6)
Cada vez voy teniendo más fragmentos... pero ninguno entrelazado... esto es desesperante!!!!!!!!!!! Sigo a Julia en busca de Paula (que es igual que la Eva esa, deben de ser gemelas...) en busca de un tal Marcos y otra chica... hay mucho humo...
Julia: tenemos que buscar una salida!!!!! la de la chimenea está destruida, tenemos que salir por el bosque!!!!!
Damos media vuelta... que decidida es esta piba...
Julia: tú crees que los de Ottox vendrán al internado???? ahora que han destruido sus laboratorios...
REMOVIENDO EL PASADO (7)
qué cojones es Ottox????? yo cada vez entiendo menos... seguimos andando... veo todo más oscuro... no sé cuantos pasadizos y conductos hemos seguido ya... algo ocurre... me está costando ver... me sangra la nariz!!!!!!!!!!
yo: Julia...
REMOVIENDO EL PASADO (8)
Julia:Iván, te esta sangrando la nariz!!!!!!!!!! joder, a saber cuanto tiempo hemos estado inconscientes... tenemos que volver al internado a tomar la medicación!!!!!!!!!!!!!
Seguimos por el pasadizo... no puedo seguir a Julia... ella está a mi lado, pero no puedo...
Julia: ahora me toca cuidar de ti Bruce Willis... te vas a poner bien!!!!!!!!!
REMOVIENDO EL PASADO (9)
Subimos la escaleras y salimos al bosque... me cuesta andar... veo fatal... ella me lleva de la mano como a un lazarillo... A pesar de no ver, tengo muy nítida su imagen y la de esa mujer, María, mi madre...
Estoy enfermo, voy a morir... se acerca el fin y apenas tengo unos fragmentos en mi cabeza... voy a morir y no se quien soy... Noto que me desvanezco, me caigo... toco el suelo, la tierra, el barro... oigo gritos, gritos de ella... noto sus lágrimas caer sobre mi... el sonido cada vez es más lejano... todo es oscuridad...
REMOVIENDO EL PASADO (10)
"Si Iván Noiret no existiese, habría que inventarlo"
REMOVIENDO EL PASADO
Me levanto, menudo golpe... ¿qué demonios ha sucedido? ¿dónde estoy? que oscuro está todo... la chica morena de mi izquierda está hecha polvo... tiene varios cortes... joder, que guapa es... Un chico me habla... él tambien tiene magulladuras...lleva una antorcha.
chico: estás bien????????? que coño ha sido eso?????? podremos salir de aqui?????? no se ha levantado todavía???????
No consigo articular palabra... porque no sé quien soy, ni donde estoy... ni recuerdo nada de mi pasado... Diosssssssssss,qué ocurre?????? todos llevamos una especie de uniforme, jersey azul, pantalón grisáceo.... que oscuro está todo joder... no veo nada
yo: no te vayas!!!!!!!!!!
chico: tranquilo, en seguida vuelvo...
Se pira y me deja sólo... me conoce, incluso diría que es mi amigo... por alguna razón no me atrevo a seguirlo. Esta chica que está tumbada en el suelo me tiene desconcertado... no puedo dejar de mirarla... intento despertarla... ya abre los ojos!!!!!!
yo: estás bien??????? qué te ha pasado???????
chica: qué ha ocurrido, qué ha sido esa explosión??????????
yo: explosión?????????
REMOVIENDO EL PASADO (1)
yo: joder, que me pasa?????? asi que esta chica se llama Julia... y al parecer estabamos juntos o algo asi...
Julia: Iván, estás bien??????? cómo vamos a salir de aqui????????
yo: tranquila... ya verás como lo solucionamos en seguida...
Julia: no sé Iván... y si ha sido Eva la que lo ha provocado??????? y si no nos deja en paz???????
REMOVIENDO EL PASADO (2)
yo: Julia, no creo que Eva nos haga más daño...
Julia: Iván, qué te pasa????
yo: tranquila, está todo bien...
Julia: joder, y a ver ahora como salimos de aqui...
yo: pero exactamente dónde estamos????????
Julia: en algún lugar de los pasadizos supongo...
qué pasadizos??????? Dios mio, esto es como leer una novela y empezar por la mitad del libro...
REMOVIENDO EL PASADO (3)
Julia: Iván, Iván!!!!!! vuelve!!!!!!! me estas oyendo??????? dónde está Marcos?????? dónde está Paula????? y Amaia?????
No conozco ninguno de esos nombres... pero no puedo decírselo... Dios, esto me supera...
REMOVIENDO EL PASADO (4 y 5)
yo: Paula debe de estar bien... estará con Marcos, él sabe cuidar de su hermana...
Julia: debemos ir a buscarlo... estás bien???? te veo pálido... Iván, Iván?????
REMOVIENDO EL PASADO (6)
Cada vez voy teniendo más fragmentos... pero ninguno entrelazado... esto es desesperante!!!!!!!!!!! Sigo a Julia en busca de Paula (que es igual que la Eva esa, deben de ser gemelas...) en busca de un tal Marcos y otra chica... hay mucho humo...
Julia: tenemos que buscar una salida!!!!! la de la chimenea está destruida, tenemos que salir por el bosque!!!!!
Damos media vuelta... que decidida es esta piba...
Julia: tú crees que los de Ottox vendrán al internado???? ahora que han destruido sus laboratorios...
REMOVIENDO EL PASADO (7)
qué cojones es Ottox????? yo cada vez entiendo menos... seguimos andando... veo todo más oscuro... no sé cuantos pasadizos y conductos hemos seguido ya... algo ocurre... me está costando ver... me sangra la nariz!!!!!!!!!!
yo: Julia...
REMOVIENDO EL PASADO (8)
Julia:Iván, te esta sangrando la nariz!!!!!!!!!! joder, a saber cuanto tiempo hemos estado inconscientes... tenemos que volver al internado a tomar la medicación!!!!!!!!!!!!!
Seguimos por el pasadizo... no puedo seguir a Julia... ella está a mi lado, pero no puedo...
Julia: ahora me toca cuidar de ti Bruce Willis... te vas a poner bien!!!!!!!!!
REMOVIENDO EL PASADO (9)
Subimos la escaleras y salimos al bosque... me cuesta andar... veo fatal... ella me lleva de la mano como a un lazarillo... A pesar de no ver, tengo muy nítida su imagen y la de esa mujer, María, mi madre...
Estoy enfermo, voy a morir... se acerca el fin y apenas tengo unos fragmentos en mi cabeza... voy a morir y no se quien soy... Noto que me desvanezco, me caigo... toco el suelo, la tierra, el barro... oigo gritos, gritos de ella... noto sus lágrimas caer sobre mi... el sonido cada vez es más lejano... todo es oscuridad...
REMOVIENDO EL PASADO (10)
"Si Iván Noiret no existiese, habría que inventarlo"
14)
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE NOIRET
Iván no se reconocía a si mismo. Era 14 de julio. Ayer había sido su cumpleaños. ¿A qué dedicaba su tiempo en este instante? A leer un libro. “La importancia de llamarse Ernesto”, de un tal Oscar Wilde. No lo leía motu propio, sino que Julia se lo había regalado. Iván estaba sorprendido. Julia nunca ha sido una chica muy interesada por la cultura o la literatura. Ese fue su regalo, cosa que Iván agradeció con una media sonrisa teñida de falsedad. “Cuando lo termines de leer, lo entenderás”. Esa frase de Julia, acompañada de una amplia sonrisa y un dulce beso, tenía a Iván en ascuas. No era una obra extensa. No era la típica obra de 2000 páginas como el Quijote o algo así. La obra le era liviana, fácil, y diría que hasta entretenida. Mientras estaba sumergido en las hojas de esta “dramatis” obra, una voz le sorprendió, mientras le envolvía con sus brazos…
- Así que lo estás leyendo. Yo pensaba que ni lo ibas a mirar…jajaja (la risa de ambo salió tan natural como cómplice).
- La verdad es que yo tampoco creía que iba a leerla. ¿No te ibas a comprar?
- Sí, pero… escucha, Iván. Estaba ojeando el correo… y a mi madre le acaba de llegar una carta de Ottox. No sé como reaccionar. ¿La abro?
- ¿Cómo? Julia, eso quiere decir…
- ¿Qué mi madre está con ellos? ¿Qué quizá ella mató a mi padre? Todas esas preguntas ya me las he formulado… Es por eso por lo que no me atrevo a abrirla.
Iván dejó el libro encima de la mesa. Se acercó a ella.
- Vamos a abrirlo. Soy un Noiret. Sea lo que sea, en parte es responsabilidad mía.
- Iván, no digas gilipolleces. Nunca será culpa tuya. ¿Estás tonto?
- Me siento así. Me siento un Noiret. Es como lo de tu libro. Puedo intentar hacerme pasar por otra persona, pero siempre seré un Noiret. La importancia de llamarse Noiret, podría decirse… (esa frase, aunque sonara cómica, no lo era en absoluto para ninguno de los dos).
- Está bien… vamos a abrirla.
Ambos, instintivamente, se cogieron de la mano un instante. Julia se alejo un segundo, respiró hondo. Abrió el sobre y ambos comenzaron a leer.
“Querida mía, tenemos que hablar. Es importante, Jacques”.
Julia necesitó que el mundo dejara de girar, que, por un instante, lo que había leído, fuera una pesadilla.
- ¿Están liados? Coño, no me lo puedo creer. Viene firmada por Ottox…
- Está con ellos… (la mirada de Julia se quedó clavada en Iván). Todo es culpa de tu padre. Es que es un hijo de puta.
- Y que lo digas… ¿pero cómo y de qué conoce a tu madre? Ella tampoco se queda corta.
- Cállate, ¿quieres? Tienes razón, todos los Noiret sois iguales.
El gesto de Iván fue gélido, impertérrito. Esas palabras de ella, de Julia, fueron la punzada más dolorosa de su vida. Ni las “hostias” de su padre. Era algo más profundo. Su coraza se había hecho añicos en un instante. Por primera vez en su vida, no se planteó decir nada. Simplemente, volvió a la mesa, cogió el libro de Wilde, y se fue del piso de la madre de Julia.
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE NOIRET
Iván no se reconocía a si mismo. Era 14 de julio. Ayer había sido su cumpleaños. ¿A qué dedicaba su tiempo en este instante? A leer un libro. “La importancia de llamarse Ernesto”, de un tal Oscar Wilde. No lo leía motu propio, sino que Julia se lo había regalado. Iván estaba sorprendido. Julia nunca ha sido una chica muy interesada por la cultura o la literatura. Ese fue su regalo, cosa que Iván agradeció con una media sonrisa teñida de falsedad. “Cuando lo termines de leer, lo entenderás”. Esa frase de Julia, acompañada de una amplia sonrisa y un dulce beso, tenía a Iván en ascuas. No era una obra extensa. No era la típica obra de 2000 páginas como el Quijote o algo así. La obra le era liviana, fácil, y diría que hasta entretenida. Mientras estaba sumergido en las hojas de esta “dramatis” obra, una voz le sorprendió, mientras le envolvía con sus brazos…
- Así que lo estás leyendo. Yo pensaba que ni lo ibas a mirar…jajaja (la risa de ambo salió tan natural como cómplice).
- La verdad es que yo tampoco creía que iba a leerla. ¿No te ibas a comprar?
- Sí, pero… escucha, Iván. Estaba ojeando el correo… y a mi madre le acaba de llegar una carta de Ottox. No sé como reaccionar. ¿La abro?
- ¿Cómo? Julia, eso quiere decir…
- ¿Qué mi madre está con ellos? ¿Qué quizá ella mató a mi padre? Todas esas preguntas ya me las he formulado… Es por eso por lo que no me atrevo a abrirla.
Iván dejó el libro encima de la mesa. Se acercó a ella.
- Vamos a abrirlo. Soy un Noiret. Sea lo que sea, en parte es responsabilidad mía.
- Iván, no digas gilipolleces. Nunca será culpa tuya. ¿Estás tonto?
- Me siento así. Me siento un Noiret. Es como lo de tu libro. Puedo intentar hacerme pasar por otra persona, pero siempre seré un Noiret. La importancia de llamarse Noiret, podría decirse… (esa frase, aunque sonara cómica, no lo era en absoluto para ninguno de los dos).
- Está bien… vamos a abrirla.
Ambos, instintivamente, se cogieron de la mano un instante. Julia se alejo un segundo, respiró hondo. Abrió el sobre y ambos comenzaron a leer.
“Querida mía, tenemos que hablar. Es importante, Jacques”.
Julia necesitó que el mundo dejara de girar, que, por un instante, lo que había leído, fuera una pesadilla.
- ¿Están liados? Coño, no me lo puedo creer. Viene firmada por Ottox…
- Está con ellos… (la mirada de Julia se quedó clavada en Iván). Todo es culpa de tu padre. Es que es un hijo de puta.
- Y que lo digas… ¿pero cómo y de qué conoce a tu madre? Ella tampoco se queda corta.
- Cállate, ¿quieres? Tienes razón, todos los Noiret sois iguales.
El gesto de Iván fue gélido, impertérrito. Esas palabras de ella, de Julia, fueron la punzada más dolorosa de su vida. Ni las “hostias” de su padre. Era algo más profundo. Su coraza se había hecho añicos en un instante. Por primera vez en su vida, no se planteó decir nada. Simplemente, volvió a la mesa, cogió el libro de Wilde, y se fue del piso de la madre de Julia.
Ohh Sergio, había leido la mayoría y lo he vuelto a hacer.Me jan sorprendido gratamente, gracias ti por escribir como escribes por cierto, sabes que lo de removiendo el pasado me puede :D muy muy bien!!!!!!!
Besos!!!!!!!
Besos!!!!!!!
gracias Lorena!!!!! me alegro de que te hayan gustado... agradezco también a mis compinches y colaboradoras... Elisa, Rebeca, Lola, Evita poetisa... gracias a todas!!!!!!!! sois un 10
ohhh Sergio GRACIAS!!!! me encanta como escribis y más que utilizas titulos geniales... ya no me acordaba bien de algunos relatos, pero como me gusta el del manual para saber si esta enamorados jajaja o el de Hay razones....., me encanta.
Te falta subir el nuevo relato, el de la ¿Ceguera o lucidez? creo que así se titula.
Gracias Sergio
Te falta subir el nuevo relato, el de la ¿Ceguera o lucidez? creo que así se titula.
Gracias Sergio
Nuevo aporte chicas!!!!!!!!!!!!!!
EL SEXTO SENTIDO
Vuelvo en mí. ¿Qué ha pasado?
“Iván, ¿estás bien?” me mira Julia.
“¿Qué ha pasado?” me incorporo. “Julia, tenía que hablar contigo…”
“No sé, te he encontrado aquí desmayado… yo creo que es por la medicina, estamos todos muy débiles”- me mira angustiada.
“Tranquila, ya estoy mejor. No sé que me ha pasado. Julia, tenemos que hablar”
“Iván, me ha quedado todo muy claro en el baño”- me dice ella con seriedad.
El baño…
“Julia, escúchame…”
“No, Iván, no hay nada que escuchar. Me tienes mareada. Si no me quieres contar lo que te pasa en realidad, perfecto. Pero déjame tranquila, ¿quieres? Olvídate de mí”
Ella se va. Me fijo en donde estoy… El patio. Es de noche… ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? ¿Cómo he llegado hasta allí?
Entro en el internado. Está todo oscuro. ¿Qué hacía Julia allí? Llevaba el uniforme, de eso estoy seguro. Así que no se había ido a acostar todavía. Tengo que hablar con ella. Subo los escalones uno tras otro, con la idea fija en mi cabeza. Tiene que saber la verdad. Tiene que saber que ella es la razón de todo. Llego al pasillo. Ahí está, de pie. ¿Me estaba esperando?
“Julia, ¿me esperabas?”- la miro fijamente, es como si tuviera imán. Sigue con el uniforme puesto.
“Iván, yo…” tiene la mirada fija en el suelo. No es capaz de mirarme a la cara. Empieza a llorar.
“¿Qué me querías decir?”- sigue sin mirarme.
“Julia, mírame por favor. No llores”- la acaricio. De forma delicada, le levanto el mentón y me mira fijamente. Sus lágrimas recubren todo su rostro.
“No lo sabía, Iván, no lo sabía”- lo sabe.
“Julia, ¿cómo te has enterado?”- estoy flipando. Hace un minuto no lo sabía. No le ha dado tiempo a hablar con nadie…
“Iván, mi amor, creo que no eres consciente…”
“Si, Julia, no hace falta que me lo repitas. María me lo ha dicho ya varias veces. Sé que no contártelo no ha sido la mejor decisión. Compréndeme, lo he hecho por ti. No podía permitirlo”- estoy seguro de lo que digo, por primera vez, lo tengo claro.
“¿Cómo? No te entiendo mi amor”- su rostro refleja extrañeza y perplejidad.
“Julia, sabes lo de que se me va la olla, ¿no?”
“Iván, ¿de qué hablas?”- Julia no entiende una mierda.
“Julia… la medicina que tomamos, tiene efectos secundarios en algunas personas… a mi me ha provocado pérdidas de memoria. Tengo alzhéimer”- ya está, ya se lo he dicho.
“Iván, mi vida…” – se aferra a mí, me abraza con toda la intensidad del mundo. Noto su calor. “Así que por eso hiciste todo esto. Por eso me dijiste que no me querías”
“Claro Julia, por eso fue todo. No quiero que te sientas atada a mí. Nadie va a querer cuidar de un enfermo”
“Iván, eso ya no va a ser un problema. ¿Hay algo más que me quisieras contar?”- sus ojos siguen hinchados. No para de llorar. Me acaricia el rostro.
“Que yo sepa no. Sabes que te quiero”- me muero por besarla.
“Lo sé Iván, claro que lo sé. Escucha, antes de que te vayas. Eres el amor de mi vida, no te olvidaré jamás. Espérame, por favor”- no entiendo nada de lo que dice…
“¿Irme a donde Julia? No entiendo nada”- Julia ni me escucha
“Iván, por favor, bésame. Un último beso”- es mirarla y pierdo la razón. Nos besamos.
“Te quiero Iván. Te querré siempre”- no entiendo nada.
“Julia, no entiendo a que viene esto cariño…” me fijo en ella. “Julia, ¡tienes sangre en la nariz!”- me asusto.
“Oh, vaya… es la primera vez que pasa. No sabía que nuestro vínculo fuera tan fuerte. Mi amor, la sangre no es mía. Creía que te habías dado cuenta” – Julia me mira con dulzura y, a la vez, con una profunda tristeza.
Me paso la mano por el rostro. Tengo la nariz llena de sangre. Bajo la vista. Tengo el jersey lleno de sangre. Empapado. ¿Cómo no me he dado cuenta antes?
“Iván, te tienes que ir. Te quiero. Eres lo mejor que me ha pasado, no me olvidaré de ti mientras viva”
No sabía que las cosas eran así. No sabía que mi final ya había llegado. No sabía que el mensaje que le tenía que dar a Julia, era el último. No sabía que había muerto.
EL SEXTO SENTIDO
Vuelvo en mí. ¿Qué ha pasado?
“Iván, ¿estás bien?” me mira Julia.
“¿Qué ha pasado?” me incorporo. “Julia, tenía que hablar contigo…”
“No sé, te he encontrado aquí desmayado… yo creo que es por la medicina, estamos todos muy débiles”- me mira angustiada.
“Tranquila, ya estoy mejor. No sé que me ha pasado. Julia, tenemos que hablar”
“Iván, me ha quedado todo muy claro en el baño”- me dice ella con seriedad.
El baño…
“Julia, escúchame…”
“No, Iván, no hay nada que escuchar. Me tienes mareada. Si no me quieres contar lo que te pasa en realidad, perfecto. Pero déjame tranquila, ¿quieres? Olvídate de mí”
Ella se va. Me fijo en donde estoy… El patio. Es de noche… ¿Cuánto tiempo he estado inconsciente? ¿Cómo he llegado hasta allí?
Entro en el internado. Está todo oscuro. ¿Qué hacía Julia allí? Llevaba el uniforme, de eso estoy seguro. Así que no se había ido a acostar todavía. Tengo que hablar con ella. Subo los escalones uno tras otro, con la idea fija en mi cabeza. Tiene que saber la verdad. Tiene que saber que ella es la razón de todo. Llego al pasillo. Ahí está, de pie. ¿Me estaba esperando?
“Julia, ¿me esperabas?”- la miro fijamente, es como si tuviera imán. Sigue con el uniforme puesto.
“Iván, yo…” tiene la mirada fija en el suelo. No es capaz de mirarme a la cara. Empieza a llorar.
“¿Qué me querías decir?”- sigue sin mirarme.
“Julia, mírame por favor. No llores”- la acaricio. De forma delicada, le levanto el mentón y me mira fijamente. Sus lágrimas recubren todo su rostro.
“No lo sabía, Iván, no lo sabía”- lo sabe.
“Julia, ¿cómo te has enterado?”- estoy flipando. Hace un minuto no lo sabía. No le ha dado tiempo a hablar con nadie…
“Iván, mi amor, creo que no eres consciente…”
“Si, Julia, no hace falta que me lo repitas. María me lo ha dicho ya varias veces. Sé que no contártelo no ha sido la mejor decisión. Compréndeme, lo he hecho por ti. No podía permitirlo”- estoy seguro de lo que digo, por primera vez, lo tengo claro.
“¿Cómo? No te entiendo mi amor”- su rostro refleja extrañeza y perplejidad.
“Julia, sabes lo de que se me va la olla, ¿no?”
“Iván, ¿de qué hablas?”- Julia no entiende una mierda.
“Julia… la medicina que tomamos, tiene efectos secundarios en algunas personas… a mi me ha provocado pérdidas de memoria. Tengo alzhéimer”- ya está, ya se lo he dicho.
“Iván, mi vida…” – se aferra a mí, me abraza con toda la intensidad del mundo. Noto su calor. “Así que por eso hiciste todo esto. Por eso me dijiste que no me querías”
“Claro Julia, por eso fue todo. No quiero que te sientas atada a mí. Nadie va a querer cuidar de un enfermo”
“Iván, eso ya no va a ser un problema. ¿Hay algo más que me quisieras contar?”- sus ojos siguen hinchados. No para de llorar. Me acaricia el rostro.
“Que yo sepa no. Sabes que te quiero”- me muero por besarla.
“Lo sé Iván, claro que lo sé. Escucha, antes de que te vayas. Eres el amor de mi vida, no te olvidaré jamás. Espérame, por favor”- no entiendo nada de lo que dice…
“¿Irme a donde Julia? No entiendo nada”- Julia ni me escucha
“Iván, por favor, bésame. Un último beso”- es mirarla y pierdo la razón. Nos besamos.
“Te quiero Iván. Te querré siempre”- no entiendo nada.
“Julia, no entiendo a que viene esto cariño…” me fijo en ella. “Julia, ¡tienes sangre en la nariz!”- me asusto.
“Oh, vaya… es la primera vez que pasa. No sabía que nuestro vínculo fuera tan fuerte. Mi amor, la sangre no es mía. Creía que te habías dado cuenta” – Julia me mira con dulzura y, a la vez, con una profunda tristeza.
Me paso la mano por el rostro. Tengo la nariz llena de sangre. Bajo la vista. Tengo el jersey lleno de sangre. Empapado. ¿Cómo no me he dado cuenta antes?
“Iván, te tienes que ir. Te quiero. Eres lo mejor que me ha pasado, no me olvidaré de ti mientras viva”
No sabía que las cosas eran así. No sabía que mi final ya había llegado. No sabía que el mensaje que le tenía que dar a Julia, era el último. No sabía que había muerto.
15)
¿CEGUERA O LUCIDEZ?
Abro los ojos. Parpadeo. ¿Es de noche? Me levanto de forma pausada y precavida. No veo nada, sólo hay oscuridad. Los nervios y la ansiedad me empiezan a consumir como al fumador que le falta su cigarrillo. El miedo me posee.
“¿Roque? ¿Marcos?”
Escucho mi propia voz, me reconozco. Estoy aquí. No hay nadie. ¿Sigo en mi habitación? ¿Qué cojones me pasa? Mis pies descalzos se desenvuelven de las sábanas y contactan con el frío suelo. Este sentido al menos sí que lo mantengo. Joder, esto lo tengo que estar soñando, pero parece tan real. Estoy ciegoo!!!!!!! De repente, escucho como se abre la puerta.
“Iván ¿estás bien? No te he visto en el desayuno. Iván, lo de la pandemia es temporal, tienes que intentar mantener tu vida normal”
Reconozco esa voz. Es ella.
“Mamá, mamá… tienes que ayudarme por favor”- digo angustiado.
“¿Por qué no me miras Iván?”
Es curioso, no veo nada. Sin embargo, a través del timbre de su voz veo su expresión de la forma más lúcida que jamás hubiera imaginado.
“Estoy ciego, no veo nada”- me intento mostrar calmado, no sé si habrá dado efecto.
“¿Desde cuándo?”
Noto que el colchón se hunde parcialmente. Se ha sentado a mi lado. Noto como sus cálidas manos cogen las mías. Debo de estar helado.
“Desde que me he despertado. No sé qué me pasa”
“Iván, no te muevas de aquí ¿me oyes? Noiret ahora ha desaparecido… voy a buscar a Lucía a ver qué puede hacer. No te muevas”- dijo entre sollozos, pero con voz segura y firme.
María se marchó, no sin decirme sietes veces que me iba a poner bien. Lamento mentir, pero no me pienso quedar aquí de brazos cruzados. Corroboro que estoy en mi habitación. La ventana está justo donde debía estar. Es curioso como, sin ver una mierda, tengo las medidas de mi habitación en mi cabeza. En apenas unos minutos conseguí cambiarme y ponerme el uniforme, aunque intuyo que el jersey me lo he puesto al revés, pero poco importa eso ahora.
Cierro la puerta. Uso la pared de guía. Mi mano derecha la va rozando para mantener el rumbo. Es una locura, pero de perdidos al río. No escucho voces, debe estar el pasillo vacío. La gente debe estar desayunando. Camino despacio. Escalón, estoy en las escaleras… Bajo aferrado a la barandilla como un náufrago al chaleco salvavidas. Llego al pasillo principal. Ni yo mismo tenía constancia de conocerme de forma tan lúcida los entresijos de esta mierda de lugar. Avanzo despacio.
“¿Qué haces?”
Reconozco esa voz al instante, como para no hacerlo.
“Iba a desayunar... ahora te veo”-que cínico soy… hablando de ver…
“Iván, justo ahora iba a tu habitación. Dame el beso de buenos días al menos ¿no?”- joder, justo hoy viene acaramelada.
“Julia, mira, no estoy para gilipolleces”- tengo que alejarla de mi como sea, ¿y si la contagio?
Se queda un instante callada. Creo que está molesta.
“¿Ya ha empezado verdad?”- me acaba de dejar a cuadros.
“¿Cómo dices? ¿De qué hablas Julia?”
“Ya estás ciego. ¿Me equivoco? ¡Vamos!”
Me coge del brazo como a un lazarillo. No entiendo nada. ¿Es Julia responsable de lo que me sucede? ¿Me ha traicionado?
“Tenemos que darnos prisa. Dentro de poco…”- en ese instante su voz se corta…
Noto el hilillo acuoso sobre mi nariz. No es agua, sé bien lo que es. Es un líquido más denso…y rojizo.
“¿Me sangra la nariz verdad?”- es una pregunta retórica.
“¡Tenemos que darnos prisa!”- dice excitada.
Aligera el paso de forma notoria. No sé a donde vamos. Seguimos andando. De repente, se frena. Llama a la puerta.
TOC, TOC…
“Ya estoy. Está ciego y le sangra la nariz…la cosa funciona”- dice Julia con plena satisfacción.
No me atrevo a decir nada… me ha traicionado. ¿Quién está en la habitación con nosotros?
“Ah, estupendo. Saúl llegará en seguida. Tranquilo Iván, te vas a curar. No tendrás que volver a tomar la medicina nunca más. ”- esa voz es imposible no reconocerla.
“¿Cocinillas?”- grito con satisfacción
“Sí Iván soy yo, Fermín. Tranquilo, los síntomas se han presentado de golpe porque es la respuesta inmunológica de tu cuerpo. Tenemos la cura. Tu ceguera te va a salvar la vida”- dice contento.
Julia me besa en la frente. “Todo va a salir bien”, me susurra. "Si tonto, todo va a salir bien" me dice...
"MAMÁ"- me sale del alma.
"Si Iván, estamos todos contigo. Te vas a curar"- me dice Maria mientras me abraza.
Lloro de felicidad. Que nadie me despierte!!!!!Mi ceguera me ha mostrado la luz al final del túnel. Bendita lucidez.
¿CEGUERA O LUCIDEZ?
Abro los ojos. Parpadeo. ¿Es de noche? Me levanto de forma pausada y precavida. No veo nada, sólo hay oscuridad. Los nervios y la ansiedad me empiezan a consumir como al fumador que le falta su cigarrillo. El miedo me posee.
“¿Roque? ¿Marcos?”
Escucho mi propia voz, me reconozco. Estoy aquí. No hay nadie. ¿Sigo en mi habitación? ¿Qué cojones me pasa? Mis pies descalzos se desenvuelven de las sábanas y contactan con el frío suelo. Este sentido al menos sí que lo mantengo. Joder, esto lo tengo que estar soñando, pero parece tan real. Estoy ciegoo!!!!!!! De repente, escucho como se abre la puerta.
“Iván ¿estás bien? No te he visto en el desayuno. Iván, lo de la pandemia es temporal, tienes que intentar mantener tu vida normal”
Reconozco esa voz. Es ella.
“Mamá, mamá… tienes que ayudarme por favor”- digo angustiado.
“¿Por qué no me miras Iván?”
Es curioso, no veo nada. Sin embargo, a través del timbre de su voz veo su expresión de la forma más lúcida que jamás hubiera imaginado.
“Estoy ciego, no veo nada”- me intento mostrar calmado, no sé si habrá dado efecto.
“¿Desde cuándo?”
Noto que el colchón se hunde parcialmente. Se ha sentado a mi lado. Noto como sus cálidas manos cogen las mías. Debo de estar helado.
“Desde que me he despertado. No sé qué me pasa”
“Iván, no te muevas de aquí ¿me oyes? Noiret ahora ha desaparecido… voy a buscar a Lucía a ver qué puede hacer. No te muevas”- dijo entre sollozos, pero con voz segura y firme.
María se marchó, no sin decirme sietes veces que me iba a poner bien. Lamento mentir, pero no me pienso quedar aquí de brazos cruzados. Corroboro que estoy en mi habitación. La ventana está justo donde debía estar. Es curioso como, sin ver una mierda, tengo las medidas de mi habitación en mi cabeza. En apenas unos minutos conseguí cambiarme y ponerme el uniforme, aunque intuyo que el jersey me lo he puesto al revés, pero poco importa eso ahora.
Cierro la puerta. Uso la pared de guía. Mi mano derecha la va rozando para mantener el rumbo. Es una locura, pero de perdidos al río. No escucho voces, debe estar el pasillo vacío. La gente debe estar desayunando. Camino despacio. Escalón, estoy en las escaleras… Bajo aferrado a la barandilla como un náufrago al chaleco salvavidas. Llego al pasillo principal. Ni yo mismo tenía constancia de conocerme de forma tan lúcida los entresijos de esta mierda de lugar. Avanzo despacio.
“¿Qué haces?”
Reconozco esa voz al instante, como para no hacerlo.
“Iba a desayunar... ahora te veo”-que cínico soy… hablando de ver…
“Iván, justo ahora iba a tu habitación. Dame el beso de buenos días al menos ¿no?”- joder, justo hoy viene acaramelada.
“Julia, mira, no estoy para gilipolleces”- tengo que alejarla de mi como sea, ¿y si la contagio?
Se queda un instante callada. Creo que está molesta.
“¿Ya ha empezado verdad?”- me acaba de dejar a cuadros.
“¿Cómo dices? ¿De qué hablas Julia?”
“Ya estás ciego. ¿Me equivoco? ¡Vamos!”
Me coge del brazo como a un lazarillo. No entiendo nada. ¿Es Julia responsable de lo que me sucede? ¿Me ha traicionado?
“Tenemos que darnos prisa. Dentro de poco…”- en ese instante su voz se corta…
Noto el hilillo acuoso sobre mi nariz. No es agua, sé bien lo que es. Es un líquido más denso…y rojizo.
“¿Me sangra la nariz verdad?”- es una pregunta retórica.
“¡Tenemos que darnos prisa!”- dice excitada.
Aligera el paso de forma notoria. No sé a donde vamos. Seguimos andando. De repente, se frena. Llama a la puerta.
TOC, TOC…
“Ya estoy. Está ciego y le sangra la nariz…la cosa funciona”- dice Julia con plena satisfacción.
No me atrevo a decir nada… me ha traicionado. ¿Quién está en la habitación con nosotros?
“Ah, estupendo. Saúl llegará en seguida. Tranquilo Iván, te vas a curar. No tendrás que volver a tomar la medicina nunca más. ”- esa voz es imposible no reconocerla.
“¿Cocinillas?”- grito con satisfacción
“Sí Iván soy yo, Fermín. Tranquilo, los síntomas se han presentado de golpe porque es la respuesta inmunológica de tu cuerpo. Tenemos la cura. Tu ceguera te va a salvar la vida”- dice contento.
Julia me besa en la frente. “Todo va a salir bien”, me susurra. "Si tonto, todo va a salir bien" me dice...
"MAMÁ"- me sale del alma.
"Si Iván, estamos todos contigo. Te vas a curar"- me dice Maria mientras me abraza.
Lloro de felicidad. Que nadie me despierte!!!!!Mi ceguera me ha mostrado la luz al final del túnel. Bendita lucidez.