Subforo de La cocina de Salomé
Fic// Tanto amor servirá (Ricardo y Julia)
Fic// Tanto amor servirá (Ricardo y Julia)
Hola!! Soy nueva por aquí y hace unos días comencé un fic de esta pareja y he decidido publicarlo. Si no os gusta decidmelo y lo dejo o decidme lo que no os guste he intentaré cambiarlo y mejorar mi manera de escribir.
La historia comienza en el capitulo 2x13 y al principio es igual o muy parecida a la serie pero sólo es un punto de partida. No sé con cuanta frecuencia podré escribir aunque intentaré hacerlo de forma continuada.
Espero que os guste!! =)
Capitulo 1: Estaré poniendo en peligro su vida y la de todo el pasaje.
Julia caminaba deprisa y nerviosa por los pasillos del Estrella Polar, sabía que lo que iba a hacer pondría en peligro a todos y mucho más a ella. Su vida ya no valdría nada para el proyecto aunque eso ya la daba igual, sabía perfectamente que desde hacía mucho tiempo ella ya no importaba para nadie. Llegó a su objetivo y se paró cerrando los ojos y respirando hondo, recordando lo sucedido esta mañana, su despertar, el interrogatorio del Capitán. La verdad es que se lo esperaba aunque no había esperado nunca, en ningún momento desde que pisó el barco que esto era lo que ella iba a sentir. Cuando Ricardo la había despertado y le había gritado tanto ella lloraba, pero lo hacía por el dolor que la causaba verle sufrir, se había dado cuenta de que él era lo único importante que existía para ella y que no podía seguir ocultándole cosas. Es verdad que no podía contarle todo porque tenía mucho miedo a que él la pudiera aborrecer, Julia no podría soportar ver como Ricardo pasaba de mirarla con un amor y una ternura infinita para mirarla con odio y asco. Sin embargo, le iba a contar lo más importante. Abrió los ojos y al hacerlo vio que la puerta del camarote del Capitán estaba abierta y pudo escuchar como Valeria y Ricardo hablaban, decidió esperar.
- Burbuja y el tío Julián no han desaparecido – dijo Ricardo que estaba en cuclillas de frente a la pequeña niña.
- Sí – contestó la niña.
- No, no han desaparecido – Ricardo trataba de sonar firme y seguro de sus palabras y la doctora creía que no podía quererle más. Siempre protegía a todos frente a todo.
- No es verdad, se los han llevado los monstruos rana – soltó la niña haciendo que Ricardo se estremeciera.- Igual que a los del barco ruso.- Julia sintió que su alma se retorcía al pensar que lo que estaba diciendo la niña era totalmente cierto-ella bien lo sabía-les podría ocurrir a ellos.
- ¿Qué monstruos rana, hija? ¿qué es eso? – preguntó el Capitán muy preocupado.
- Unos monstruos, salen en los dibujos que me trajo Burbuja del barco ruso – dijo la niña enseñándole a su padre de lo que hablaba. El Capitán al verlo tragó saliva y se dio cuenta de las dimensiones del problema que se les estaba viniendo encima.
- Hija, los monstruos no existen, estos son sólo dibujos que ha hecho un niño como tú – dijo tranquilizando a Valeria.- Y nadie ha tirado al mar a Burbuja ni al tío Julián.
- ¿Entonces dónde están? – dijo la niña.
- Están de viaje.
- ¿Cómo Ainhoa y Ulises?
- Sí, cariño, como Ainhoa y Ulises.
En ese momento Julia tocó a la puerta y pasó al camarote.
- Capitán… – susurró Julia perdida en los ojos de Ricardo que la miraban fijamente aunque no pudo terminar pues Valeria la interrumpió.
- Papá, yo tampoco quiero estar en el barco, ya estoy cansada, ¿nos podemos ir ya? – Tanto el Capitán como Julia se quedaron entristecidos por la niña, y Julia sintió ahora más que nunca que el experimento del acelerador de partículas no merecía la pena, nada valía la pena al lado de la vida de una niña.
- Muy pronto, cariño, muy pronto – contestó el Capitán abrazando a su hija y sabiendo que sus palabras podrían no ser ciertas. La niña se separó de él, sonrío a su padre y se fue corriendo del camarote.
El Capitán se levantó con el dibujo de su hija en las manos y Julia se dio cuenta de que estaba tremendamente enfadado, aunque no tenía muy claro si lo estaba con ella o con él mismo. Julia cerró la puerta y se aproximó a él.
- Capitán.- dijo casi susurrando- lo siento…-Ricardo se giró y por primera vez desde que se habían quedado solos la miró a los ojos.- Capitán – volvió a repetir Julia – quiero que sepa que al contarle lo que le voy a contar estaré poniendo en peligro su vida y la de todo el pasaje.
Julia le contó al Capitán la mayor parte de la información que conllevaba el Proyecto Alejandría. El Capitán no se podía creer todo, y mucho menos, cómo Julia, esa mujer que se había colado en su corazón, su alma y su mente, la misma que trataba con un amor infinito a su hija, se pudiera haber prestado para llevar a cabo la locura de acabar con el mundo.
- Capitán sólo con que alguien se enterara de algo de lo que le estoy contando estaríamos muertos – dijo Julia, haciéndole entender por qué se lo había ocultado todo.
- Me está hablando de un proyecto lleno de asesinatos, de secuestros y de mentiras. ¿Qué supervivencia es esa, la que eligen sus jefes cuando alguien se porta mal?- dijo bastante cabreado y alzando un poco la voz.
- Capitán, baje la voz, por favor – le suplicó Julia
- ¿Quiénes son sus jefes? – preguntó el Capitán haciéndola caso.- ¿Quién diseño ese puñetero proyecto Alejandría? ¿quién fue?
- No sé, no lo sé- contestó Julia.
- Julia – susurró el Capitán ya que sabía que todavía le ocultaba cosas.
- Hubo un hombre, dicen que era un genio. Un científico que diseñó el primer protocolo de supervivencia pero desapareció, yo nunca llegué a conocerle - dijo finalmente Julia.
- Bien, ¿cómo se pone en contacto con ellos, Julia? Tengo que hablar urgentemente con ellos, tengo que hablar con ellos.
- No tengo contacto con ellos, no tengo ni idea de cómo contactar con ellos.
- Pues piense, Julia, piense por Dios, ¿por qué a De la Cuadra y Burbuja? ¿por qué precisamente a ellos?
Julia se quedó callada, sabía la respuesta, claro que sí pero no podía decírselo, entraría en pánico por sus hijas, por sus amigos, por su tripulación. Ellos hacían y deshacían a su antojo, utilizaban a la gente como querían y eso, eso exactamente era lo que habían hecho con ella y lo que estaban haciendo con Burbuja y De la Cuadra. A uno le utilizaban por sus conocimientos y su inteligencia, a otro por su relación directa con el Capitán y ser la piedra angular de la dirección del Estrella. Pero eso, solo lo debería saber ella de momento, no era necesario hacer sufrir a Ricardo. En ese momento y mientras Julia cavilaba empezó a sonar la vibración de un móvil.
Ricardo se levantó, abrió la caja fuerte escondida en su armario y cogió el móvil que días atrás había requisado a Leonor.
La historia comienza en el capitulo 2x13 y al principio es igual o muy parecida a la serie pero sólo es un punto de partida. No sé con cuanta frecuencia podré escribir aunque intentaré hacerlo de forma continuada.
Espero que os guste!! =)
Capitulo 1: Estaré poniendo en peligro su vida y la de todo el pasaje.
Julia caminaba deprisa y nerviosa por los pasillos del Estrella Polar, sabía que lo que iba a hacer pondría en peligro a todos y mucho más a ella. Su vida ya no valdría nada para el proyecto aunque eso ya la daba igual, sabía perfectamente que desde hacía mucho tiempo ella ya no importaba para nadie. Llegó a su objetivo y se paró cerrando los ojos y respirando hondo, recordando lo sucedido esta mañana, su despertar, el interrogatorio del Capitán. La verdad es que se lo esperaba aunque no había esperado nunca, en ningún momento desde que pisó el barco que esto era lo que ella iba a sentir. Cuando Ricardo la había despertado y le había gritado tanto ella lloraba, pero lo hacía por el dolor que la causaba verle sufrir, se había dado cuenta de que él era lo único importante que existía para ella y que no podía seguir ocultándole cosas. Es verdad que no podía contarle todo porque tenía mucho miedo a que él la pudiera aborrecer, Julia no podría soportar ver como Ricardo pasaba de mirarla con un amor y una ternura infinita para mirarla con odio y asco. Sin embargo, le iba a contar lo más importante. Abrió los ojos y al hacerlo vio que la puerta del camarote del Capitán estaba abierta y pudo escuchar como Valeria y Ricardo hablaban, decidió esperar.
- Burbuja y el tío Julián no han desaparecido – dijo Ricardo que estaba en cuclillas de frente a la pequeña niña.
- Sí – contestó la niña.
- No, no han desaparecido – Ricardo trataba de sonar firme y seguro de sus palabras y la doctora creía que no podía quererle más. Siempre protegía a todos frente a todo.
- No es verdad, se los han llevado los monstruos rana – soltó la niña haciendo que Ricardo se estremeciera.- Igual que a los del barco ruso.- Julia sintió que su alma se retorcía al pensar que lo que estaba diciendo la niña era totalmente cierto-ella bien lo sabía-les podría ocurrir a ellos.
- ¿Qué monstruos rana, hija? ¿qué es eso? – preguntó el Capitán muy preocupado.
- Unos monstruos, salen en los dibujos que me trajo Burbuja del barco ruso – dijo la niña enseñándole a su padre de lo que hablaba. El Capitán al verlo tragó saliva y se dio cuenta de las dimensiones del problema que se les estaba viniendo encima.
- Hija, los monstruos no existen, estos son sólo dibujos que ha hecho un niño como tú – dijo tranquilizando a Valeria.- Y nadie ha tirado al mar a Burbuja ni al tío Julián.
- ¿Entonces dónde están? – dijo la niña.
- Están de viaje.
- ¿Cómo Ainhoa y Ulises?
- Sí, cariño, como Ainhoa y Ulises.
En ese momento Julia tocó a la puerta y pasó al camarote.
- Capitán… – susurró Julia perdida en los ojos de Ricardo que la miraban fijamente aunque no pudo terminar pues Valeria la interrumpió.
- Papá, yo tampoco quiero estar en el barco, ya estoy cansada, ¿nos podemos ir ya? – Tanto el Capitán como Julia se quedaron entristecidos por la niña, y Julia sintió ahora más que nunca que el experimento del acelerador de partículas no merecía la pena, nada valía la pena al lado de la vida de una niña.
- Muy pronto, cariño, muy pronto – contestó el Capitán abrazando a su hija y sabiendo que sus palabras podrían no ser ciertas. La niña se separó de él, sonrío a su padre y se fue corriendo del camarote.
El Capitán se levantó con el dibujo de su hija en las manos y Julia se dio cuenta de que estaba tremendamente enfadado, aunque no tenía muy claro si lo estaba con ella o con él mismo. Julia cerró la puerta y se aproximó a él.
- Capitán.- dijo casi susurrando- lo siento…-Ricardo se giró y por primera vez desde que se habían quedado solos la miró a los ojos.- Capitán – volvió a repetir Julia – quiero que sepa que al contarle lo que le voy a contar estaré poniendo en peligro su vida y la de todo el pasaje.
Julia le contó al Capitán la mayor parte de la información que conllevaba el Proyecto Alejandría. El Capitán no se podía creer todo, y mucho menos, cómo Julia, esa mujer que se había colado en su corazón, su alma y su mente, la misma que trataba con un amor infinito a su hija, se pudiera haber prestado para llevar a cabo la locura de acabar con el mundo.
- Capitán sólo con que alguien se enterara de algo de lo que le estoy contando estaríamos muertos – dijo Julia, haciéndole entender por qué se lo había ocultado todo.
- Me está hablando de un proyecto lleno de asesinatos, de secuestros y de mentiras. ¿Qué supervivencia es esa, la que eligen sus jefes cuando alguien se porta mal?- dijo bastante cabreado y alzando un poco la voz.
- Capitán, baje la voz, por favor – le suplicó Julia
- ¿Quiénes son sus jefes? – preguntó el Capitán haciéndola caso.- ¿Quién diseño ese puñetero proyecto Alejandría? ¿quién fue?
- No sé, no lo sé- contestó Julia.
- Julia – susurró el Capitán ya que sabía que todavía le ocultaba cosas.
- Hubo un hombre, dicen que era un genio. Un científico que diseñó el primer protocolo de supervivencia pero desapareció, yo nunca llegué a conocerle - dijo finalmente Julia.
- Bien, ¿cómo se pone en contacto con ellos, Julia? Tengo que hablar urgentemente con ellos, tengo que hablar con ellos.
- No tengo contacto con ellos, no tengo ni idea de cómo contactar con ellos.
- Pues piense, Julia, piense por Dios, ¿por qué a De la Cuadra y Burbuja? ¿por qué precisamente a ellos?
Julia se quedó callada, sabía la respuesta, claro que sí pero no podía decírselo, entraría en pánico por sus hijas, por sus amigos, por su tripulación. Ellos hacían y deshacían a su antojo, utilizaban a la gente como querían y eso, eso exactamente era lo que habían hecho con ella y lo que estaban haciendo con Burbuja y De la Cuadra. A uno le utilizaban por sus conocimientos y su inteligencia, a otro por su relación directa con el Capitán y ser la piedra angular de la dirección del Estrella. Pero eso, solo lo debería saber ella de momento, no era necesario hacer sufrir a Ricardo. En ese momento y mientras Julia cavilaba empezó a sonar la vibración de un móvil.
Ricardo se levantó, abrió la caja fuerte escondida en su armario y cogió el móvil que días atrás había requisado a Leonor.
- Al habla el Capitán Montero, dígame- dijo descolgando el teléfono Ricardo.
- Capitán, soy Víctor el lugarteniente de Leonor, ¿se acuerda de mí? – Ricardo apretó los dientes y Julia se dio cuenta y eso la puso aún más nerviosa, no sabía qué era lo que estaba pasando.- ¿Cómo se encuentra?
- ¿Qué es lo que quiere a cambio de mis hombres? – preguntó el Capitán haciendo caso omiso de las vacilantes preguntas de Víctor.
- ¿No se lo imagina? Lo mismo que fuimos a buscar a su barco: la caja negra.
Ricardo se apartó el teléfono y miró a Julia. Ella ya sabía exactamente lo que querían, era muy evidente, la única cosa importante en el mundo ahora era la tierra. Julia asintió al Capitán, a lo mejor hace unos meses ella no hubiera hecho nada por nadie (quizá por Phillipe) pero ahora, Burbuja y De la Cuadra eran como sus hermanos, unos mejores amigos, personas que ayudaban sin pedir nada a cambio y que le habían mostrado lo que era tener una familia cuando ella ya lo había olvidado. Y ahora Julia por esa familia, su familia, daría incluso su vida no había peros o dudas que valieran cuando una sola vida de esas personas estaba en juego.
- ¿Qué es lo que tengo que hacer? – volvió a preguntar el Capitán a la persona que estaba detrás del teléfono.
- Es muy sencillo, dentro de dos horas depositará la caja en un bote a la deriva. Si hace lo que le digo en dos horas le devolveré a sus hombres vivos ¿Ha entendido todo lo que le he dicho Capitán? – preguntó el lugarteniente.
- Perfectamente.
- Montero, no tiene alternativa. Si no obedece volveré a su barco y me llevaré a Julia, – Ricardo tragó saliva, el miedo en su alma hacía mella en su ánimo, ellos sabían todo lo que debían saber para hacerlos daño.- después me llevaré a su hija y así con toda la tripulación hasta hacerle cambiar de idea. La verdad es que no tengo ningún motivo para perdonarles la vida.
Ricardo colgó el teléfono e inmediatamente se sentó en la cama como un peso muerto. Julia se puso en cuclillas frente a él. Ricardo no miraba nada en especial, tenía la mirada perdida y la desesperanza se había hecho dueña de su corazón.
- Capitán –dijo la doctora acariciándole la cara y mirándole con una ternura infinita- tranquilo.
- Julia…me han pedido la caja negra por ellos y si no se lo doy los matarán y vendrán a por ti y a por mi hija. –dijo Ricardo con lágrimas en los ojos – Pero si se lo doy, Julia, si se lo doy ¿qué haremos nosotros? ¿dónde iremos? ¿cuál será el futuro de mi hija, de toda la tripulación? ¿cuál será nuestro futuro? – Julia se estremeció sabía que en ese caso no tendrían más futuro que vivir dando vueltas al mundo en el barco. Ese sería su final.
Se quedaron un rato en silencio y Julia se levantó de donde estaba para sentarse al lado del Capitán en la cama. Le cogió una mano y empezó a hacerle suaves caricias.
- Julia – pronunció el Capitán- ¿Por qué no me contó todo esto antes? ¿Por qué no me dijo que conocía a Leonor?
Julia suspiró y buscó en su mente, alma y corazón una explicación válida, real, y verdadera. Buscó lo más verdadero que había tenido nunca, eso por lo que había mandado el Proyecto a la mierda. Ese algo por lo que ahora su vida merecía la pena y miró a los ojos a Ricardo.
- Porque…porque hasta esta mañana no me he dado cuenta de que usted es lo más importante del mundo para mí –le dijo con los ojos brillantes.
- ¿Por ser el Capitán? – preguntó Ricardo no creyéndose otra posibilidad, porque no creía que pudiera tener tanta suerte.
- No… - Julia subió la mano derecha a la cara de Ricardo y se aproximó a él, necesitaba sentir sus labios, su calor, su protección. Se unieron en un beso que les hizo olvidarse de todo y de todos. Sus lenguas bailaban al son de una música que nadie había escuchado nunca. Sus corazones latían a la vez. Julia le dio un último beso y le abrazó. Quería recordar este momento el resto de su vida, quería sentirse así siempre.- Ricardo – dijo Julia apartándose un poco de él, lo suficiente para mirarle a los ojos- te voy a ayudar a engañar a esa gente.
Continuará...
- Capitán, soy Víctor el lugarteniente de Leonor, ¿se acuerda de mí? – Ricardo apretó los dientes y Julia se dio cuenta y eso la puso aún más nerviosa, no sabía qué era lo que estaba pasando.- ¿Cómo se encuentra?
- ¿Qué es lo que quiere a cambio de mis hombres? – preguntó el Capitán haciendo caso omiso de las vacilantes preguntas de Víctor.
- ¿No se lo imagina? Lo mismo que fuimos a buscar a su barco: la caja negra.
Ricardo se apartó el teléfono y miró a Julia. Ella ya sabía exactamente lo que querían, era muy evidente, la única cosa importante en el mundo ahora era la tierra. Julia asintió al Capitán, a lo mejor hace unos meses ella no hubiera hecho nada por nadie (quizá por Phillipe) pero ahora, Burbuja y De la Cuadra eran como sus hermanos, unos mejores amigos, personas que ayudaban sin pedir nada a cambio y que le habían mostrado lo que era tener una familia cuando ella ya lo había olvidado. Y ahora Julia por esa familia, su familia, daría incluso su vida no había peros o dudas que valieran cuando una sola vida de esas personas estaba en juego.
- ¿Qué es lo que tengo que hacer? – volvió a preguntar el Capitán a la persona que estaba detrás del teléfono.
- Es muy sencillo, dentro de dos horas depositará la caja en un bote a la deriva. Si hace lo que le digo en dos horas le devolveré a sus hombres vivos ¿Ha entendido todo lo que le he dicho Capitán? – preguntó el lugarteniente.
- Perfectamente.
- Montero, no tiene alternativa. Si no obedece volveré a su barco y me llevaré a Julia, – Ricardo tragó saliva, el miedo en su alma hacía mella en su ánimo, ellos sabían todo lo que debían saber para hacerlos daño.- después me llevaré a su hija y así con toda la tripulación hasta hacerle cambiar de idea. La verdad es que no tengo ningún motivo para perdonarles la vida.
Ricardo colgó el teléfono e inmediatamente se sentó en la cama como un peso muerto. Julia se puso en cuclillas frente a él. Ricardo no miraba nada en especial, tenía la mirada perdida y la desesperanza se había hecho dueña de su corazón.
- Capitán –dijo la doctora acariciándole la cara y mirándole con una ternura infinita- tranquilo.
- Julia…me han pedido la caja negra por ellos y si no se lo doy los matarán y vendrán a por ti y a por mi hija. –dijo Ricardo con lágrimas en los ojos – Pero si se lo doy, Julia, si se lo doy ¿qué haremos nosotros? ¿dónde iremos? ¿cuál será el futuro de mi hija, de toda la tripulación? ¿cuál será nuestro futuro? – Julia se estremeció sabía que en ese caso no tendrían más futuro que vivir dando vueltas al mundo en el barco. Ese sería su final.
Se quedaron un rato en silencio y Julia se levantó de donde estaba para sentarse al lado del Capitán en la cama. Le cogió una mano y empezó a hacerle suaves caricias.
- Julia – pronunció el Capitán- ¿Por qué no me contó todo esto antes? ¿Por qué no me dijo que conocía a Leonor?
Julia suspiró y buscó en su mente, alma y corazón una explicación válida, real, y verdadera. Buscó lo más verdadero que había tenido nunca, eso por lo que había mandado el Proyecto a la mierda. Ese algo por lo que ahora su vida merecía la pena y miró a los ojos a Ricardo.
- Porque…porque hasta esta mañana no me he dado cuenta de que usted es lo más importante del mundo para mí –le dijo con los ojos brillantes.
- ¿Por ser el Capitán? – preguntó Ricardo no creyéndose otra posibilidad, porque no creía que pudiera tener tanta suerte.
- No… - Julia subió la mano derecha a la cara de Ricardo y se aproximó a él, necesitaba sentir sus labios, su calor, su protección. Se unieron en un beso que les hizo olvidarse de todo y de todos. Sus lenguas bailaban al son de una música que nadie había escuchado nunca. Sus corazones latían a la vez. Julia le dio un último beso y le abrazó. Quería recordar este momento el resto de su vida, quería sentirse así siempre.- Ricardo – dijo Julia apartándose un poco de él, lo suficiente para mirarle a los ojos- te voy a ayudar a engañar a esa gente.
Continuará...
Me encanta, no importa que sea casi igual que en la serie, porque escribes genial! Me ha gustado muchísmo tú forma de contarlo
Pon la siguiente parte cuanto antes!
Pon la siguiente parte cuanto antes!
Me gusta mucho sigue porfa
da igual si es igual al principio
EScribes muy bien sigue prontisimo
BY: sara
da igual si es igual al principio
EScribes muy bien sigue prontisimo
BY: sara
Muchas Gracias por el ánimo! =)
Os dejo otro capitulo, es más corto pero es que al ir escribiendo se me ha hecho muy largo y he pensado en partirlo en dos y mañana por la tarde os subiré el siguiente.
Espero que os siga gustando!
Capitulo 2: Apártate Ricardito que doy calambre.
- Julia, ¿pero cómo vamos a engañarlos? – decía un Capitán bastante agitado que perseguía a la Doctora por los pasillos del Estrella.- Es una locura, además te estarías poniendo en peligro.- en ese momento Julia frenó en seco y se giró para encontrarse con la mirada inocente e impoluta de Ricardo.
- Ya estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que te he contado la primera palabra sobre el proyecto estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que empecé a enamorarme de ti estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que nos hemos besado estoy en peligro ¿y sabes lo mejor? – le preguntó Julia al Capitán sonriendo y éste negó con la cabeza incapaz de decir ni una sola palabra después de darse cuenta de que Julia le quería sobre todas las cosas , por encima de la vida y por encima de la muerte.- que no me importa, no me importa nada más que tú y esta familia.- dijo suspirando Julia y provocando que el sentimiento de emoción los embargara a ambos- Así que vamos a hacer todo lo que haya que hacer para seguir vivos y para llegar al único trozo de tierra que existe en el mundo, por nuestro futuro – al acabar de decir esto, Julia echó de nuevo a andar con la caja negra en sus manos.
Ricardo en ese instante lo único que pudo hacer fue seguirla en silencio. Llegaron a la enfermería y Julia dejó la caja en la camilla y empezó a rebuscar por toda la habitación.
- Si de verdad lo que quieres es que esa gente no encuentre esa isla, lo único que podemos hacer es borrar esa información antes de dársela- dijo Julia sacando el desfibrilador y abriendo la caja. Ricardo la interrumpió.
- Julia, borrar esos datos supone que nunca encontremos la única isla que existe en la tierra.- Julia se aproximó a su cara y sonrío.
- Entonces, tendremos que encontrarla navegando, ¿no? – dijo Julia con determinación y Ricardo se contagió de su alegría y asintió.
- La información está guardada en memorias SSD que se resetean en cada bite, si sometemos la memoria a una subida bruta de tensión eléctrica lograremos borrar la información.- dijo Julia poniendo los cables del desfibrilador en contacto con la caja para hacerlo cuanto antes.
- ¿Subida de tensión cómo? – preguntó el Capitán confuso, aún aturdido por toda la información y por qué no admitirlo por el beso y el cambio que había sufrido su relación con la Doctora.
- Con el desfibrilador- contestó Julia sonriendo ya preparada con las palas en la mano. Se sentía tan sumamente feliz que la daba igual las consecuencias que esto pudiera acarrear, porque sabía que las consecuencias serían inmediatas y terribles. – Apártate Ricardito, que doy calambre- dijo Julia quitándole hierro al asunto y haciendo que el Capitán sonriera.- 3, 2, 1- la subida de tensión duró unos segundos y cuando todo terminó ambos se sonrieron. Ya está, primera batalla ganada, aunque bien sabían que la guerra todavía sería muy larga.
Recogieron todo y rápidamente subieron a cubierta, Ricardo cogió una lancha pequeña y Julia puso encima la caja negra del avión.
- Bueno, pues ya está – dijo Ricardo poniendo la lancha sobre el mar y ambos se quedaron mirando como las olas se encargaban de llevar la caja, ya vacía de información, lejos del Estrella Polar.
- Sí, sólo queda esperar.
- ¡Espero que esa lancha y ese teléfono, no sea para pedir una pizza, ¿no?! – dijo una voz haciendo que ambos levantaran la cabeza, detrás de ellos se encontraba Gamboa y Julia sintió un escalofrío por la espalda.
- No, es el rescate que han pedido por Burbuja y por De la Cuadra, la caja negra – respondió Julia haciendo acopio de valor. Ricardo miraba ensimismado el teléfono, esperando una respuesta rápida.
- ¿y por qué no me lo han dicho? En un secuestro, lo primero que se debe hacer antes de entregarles cualquier cosa es asegurarse de que los rehenes están con vida ¿lo han hecho? ¿han hablado con ellos? – preguntó Gamboa haciendo que Julia y el Capitán temblaran de miedo, no, no lo habían hecho y ya no había vuelta atrás.
Ricardo y Julia bajaron al comedor donde se encontraban todos los tripulantes del Estrella. Salomé había estado ocupada todo el día preparando un musical, orden directa del Capitán, el cual sólo quería que la cocinera no se diera cuenta de que Julián había desaparecido. No quería hacer sufrir a su mejor amiga al menos hasta que pudiera sostener la mentira.
- Venga chicos, vamos a hacer el número otra vez ¿eh? – dijo Salomé notando el silencio que se cernía a su alrededor. Todos eran conscientes de lo que pasaba. Todos menos Salomé y todos podían ver el dolor y la angustia en los rostros de Julia y de el Capitán. – Así nos pueden ver Julia y el Capitán.
- No, nos ha salido muy bien ¿eh, Salomé?, a lo mejor es mejor dejarlo – dijo un Ramiro nervioso.
- Salomé, lo siento, pero es mejor que lo dejéis.- dijo entonces Ricardo, echando una mano a los chicos que nerviosos no querían ni mirar a Salomé, la persona que siempre les ayudaba en todo y a la que eran incapaces de romper el corazón.
- Pero Ricardo, se han esforzado mucho- contestó Salomé.
- Por eso, mejor iros a descansar.- dijo Ricardo tratando de serenar su voz.
- ¿Y Julián? – preguntó inocentemente la cocinera.
- Está viniendo –contestó Ricardo poniendo media sonrisa y sintiendo como Julia le acariciaba la espalda tratando de tranquilizarlo. Salomé asintió, entendiendo que su deber era irse a descansar a pesar de saber, de presentir que algo no iba bien.
- Gracias chicos- dijo la cocinera dirigiéndose a las escaleras camino de su camarote.
Os dejo otro capitulo, es más corto pero es que al ir escribiendo se me ha hecho muy largo y he pensado en partirlo en dos y mañana por la tarde os subiré el siguiente.
Espero que os siga gustando!
Capitulo 2: Apártate Ricardito que doy calambre.
- Julia, ¿pero cómo vamos a engañarlos? – decía un Capitán bastante agitado que perseguía a la Doctora por los pasillos del Estrella.- Es una locura, además te estarías poniendo en peligro.- en ese momento Julia frenó en seco y se giró para encontrarse con la mirada inocente e impoluta de Ricardo.
- Ya estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que te he contado la primera palabra sobre el proyecto estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que empecé a enamorarme de ti estoy en peligro. Desde el mismo momento en el que nos hemos besado estoy en peligro ¿y sabes lo mejor? – le preguntó Julia al Capitán sonriendo y éste negó con la cabeza incapaz de decir ni una sola palabra después de darse cuenta de que Julia le quería sobre todas las cosas , por encima de la vida y por encima de la muerte.- que no me importa, no me importa nada más que tú y esta familia.- dijo suspirando Julia y provocando que el sentimiento de emoción los embargara a ambos- Así que vamos a hacer todo lo que haya que hacer para seguir vivos y para llegar al único trozo de tierra que existe en el mundo, por nuestro futuro – al acabar de decir esto, Julia echó de nuevo a andar con la caja negra en sus manos.
Ricardo en ese instante lo único que pudo hacer fue seguirla en silencio. Llegaron a la enfermería y Julia dejó la caja en la camilla y empezó a rebuscar por toda la habitación.
- Si de verdad lo que quieres es que esa gente no encuentre esa isla, lo único que podemos hacer es borrar esa información antes de dársela- dijo Julia sacando el desfibrilador y abriendo la caja. Ricardo la interrumpió.
- Julia, borrar esos datos supone que nunca encontremos la única isla que existe en la tierra.- Julia se aproximó a su cara y sonrío.
- Entonces, tendremos que encontrarla navegando, ¿no? – dijo Julia con determinación y Ricardo se contagió de su alegría y asintió.
- La información está guardada en memorias SSD que se resetean en cada bite, si sometemos la memoria a una subida bruta de tensión eléctrica lograremos borrar la información.- dijo Julia poniendo los cables del desfibrilador en contacto con la caja para hacerlo cuanto antes.
- ¿Subida de tensión cómo? – preguntó el Capitán confuso, aún aturdido por toda la información y por qué no admitirlo por el beso y el cambio que había sufrido su relación con la Doctora.
- Con el desfibrilador- contestó Julia sonriendo ya preparada con las palas en la mano. Se sentía tan sumamente feliz que la daba igual las consecuencias que esto pudiera acarrear, porque sabía que las consecuencias serían inmediatas y terribles. – Apártate Ricardito, que doy calambre- dijo Julia quitándole hierro al asunto y haciendo que el Capitán sonriera.- 3, 2, 1- la subida de tensión duró unos segundos y cuando todo terminó ambos se sonrieron. Ya está, primera batalla ganada, aunque bien sabían que la guerra todavía sería muy larga.
Recogieron todo y rápidamente subieron a cubierta, Ricardo cogió una lancha pequeña y Julia puso encima la caja negra del avión.
- Bueno, pues ya está – dijo Ricardo poniendo la lancha sobre el mar y ambos se quedaron mirando como las olas se encargaban de llevar la caja, ya vacía de información, lejos del Estrella Polar.
- Sí, sólo queda esperar.
- ¡Espero que esa lancha y ese teléfono, no sea para pedir una pizza, ¿no?! – dijo una voz haciendo que ambos levantaran la cabeza, detrás de ellos se encontraba Gamboa y Julia sintió un escalofrío por la espalda.
- No, es el rescate que han pedido por Burbuja y por De la Cuadra, la caja negra – respondió Julia haciendo acopio de valor. Ricardo miraba ensimismado el teléfono, esperando una respuesta rápida.
- ¿y por qué no me lo han dicho? En un secuestro, lo primero que se debe hacer antes de entregarles cualquier cosa es asegurarse de que los rehenes están con vida ¿lo han hecho? ¿han hablado con ellos? – preguntó Gamboa haciendo que Julia y el Capitán temblaran de miedo, no, no lo habían hecho y ya no había vuelta atrás.
Ricardo y Julia bajaron al comedor donde se encontraban todos los tripulantes del Estrella. Salomé había estado ocupada todo el día preparando un musical, orden directa del Capitán, el cual sólo quería que la cocinera no se diera cuenta de que Julián había desaparecido. No quería hacer sufrir a su mejor amiga al menos hasta que pudiera sostener la mentira.
- Venga chicos, vamos a hacer el número otra vez ¿eh? – dijo Salomé notando el silencio que se cernía a su alrededor. Todos eran conscientes de lo que pasaba. Todos menos Salomé y todos podían ver el dolor y la angustia en los rostros de Julia y de el Capitán. – Así nos pueden ver Julia y el Capitán.
- No, nos ha salido muy bien ¿eh, Salomé?, a lo mejor es mejor dejarlo – dijo un Ramiro nervioso.
- Salomé, lo siento, pero es mejor que lo dejéis.- dijo entonces Ricardo, echando una mano a los chicos que nerviosos no querían ni mirar a Salomé, la persona que siempre les ayudaba en todo y a la que eran incapaces de romper el corazón.
- Pero Ricardo, se han esforzado mucho- contestó Salomé.
- Por eso, mejor iros a descansar.- dijo Ricardo tratando de serenar su voz.
- ¿Y Julián? – preguntó inocentemente la cocinera.
- Está viniendo –contestó Ricardo poniendo media sonrisa y sintiendo como Julia le acariciaba la espalda tratando de tranquilizarlo. Salomé asintió, entendiendo que su deber era irse a descansar a pesar de saber, de presentir que algo no iba bien.
- Gracias chicos- dijo la cocinera dirigiéndose a las escaleras camino de su camarote.
Escribes genial! Me encanta, yo soy de l@s que piensan que la versión escrita es mejor que la visual y aquí Lo confirmó!
Hola! Siento el retraso pero el mes de enero es mortal para los universitarios...ya acabo mañana de examenes y he conseguido escribir un capitulo, espero que os guste y ya a partir de mañana podré escribir y subir más seguido. Gracias por vuestros comentarios =)
Capitulo 3: Aunque se venga, de nuevo, el mundo abajo.
Las horas fueron pasando y el sol del día se iba despidiendo penetrando en la oscuridad de la noche a la par que las almas de la tripulación del Estrella Polar se oscurecían también. Ni un solo tripulante se había movido del comedor, la única persona que descansaba en su camarote era Salomé, la cual se sentía preocupada y rara por cómo la habían tratado sus amigos, su familia.
Julia no podía parar de pensar en que había dado 15 años de su vida a asesinos y secuestradores capaces de todo por poder y dinero. ¿Y ahora? Se preguntaba Julia ¿ahora de qué servía tener dinero? De nada, el poder puede que sirviera para hacer daño en las circunstancias que estaban, pero el dinero no tenía ya validez porque ya no existía. Lágrimas recorrían sus mejillas y ella no podía parar de pensar en su madre, en sus hermanos, en la vida de las personas que habían destruido por un fin que no tenía ninguna explicación. Ricardo se dio cuenta del estado de ánimo de la doctora y se acercó aún más a ella. Se encontraban sentados encima de una de las mesas del comedor y la separación entre ambos era ahora de milímetros.
- Doctora- susurró el Capitán tratando de no asustarla y de no alterar el ambiente que se había creado.
- ¿Sí? – dijo Julia sollozando y levantando la cabeza para toparse con los ojos azules de Ricardo. Era increíble cómo con tan solo una mirada su corazón sentía paz, al menos por unos segundos.
- Acompáñeme a la cocina, necesito algunos consejos para mejorar mis recetas- dijo Ricardo sonriéndola y guiñándola un ojo. Julia no lo pudo evitar y una sonrisa radiante apareció de la nada, asintió.
Ambos se levantaron y dirigieron sus pasos a la cocina. El resto de la tripulación, algunos sentados en las mesas, la mayoría sentados en el suelo, trataban de dormir un poco aunque sus pensamientos no se alejaban de sus amigos, Burbuja y De la Cuadra.
Julia, una vez en la cocina, cogió un vaso y se sirvió un poco de leche. Necesitaba algo fresco que aliviara el ardor que comenzaba a sentir por todo su pasado y su presente.
- Julia, no se preocupe…no es culpa suya- dijo Ricardo observando todos sus movimientos sentado en una silla.
- Sí, es culpa mía- dijo la Doctora sollozando de nuevo aunque intentando tranquilizar su llanto, no quería parecer una víctima porque, en realidad, no lo era- todo es culpa mía, yo ayudé a construir el acelerador de partículas, yo apoyé el Proyecto Alejandría, yo pertenezco al Proyecto Alejandría y todo eso ha hecho que el mundo tal y como lo conocíamos desapareciera, que la especie humana desapareciera, yo soy parte de un proyecto que ha destruido el mundo. Soy parte de esa gente a la que tú has llamado “asesinos y secuestradores”. – el Capitán trató de decir algo, pero Julia sabiendo lo que quería decir no le dejó, se acercó a él y le tapó la boca.- Sí, lo soy Ricardo y ahora me doy cuenta de que he perdido 15 años de mi vida, que he hecho daño a mucha gente y sobre todo que te he hecho daño a ti, a tus hijas…he echado a perder su futuro. Yo no merezco nada, no merezco vivir cuando De la Cuadra y burbuja pueden morir porque yo no soy buena para vosotros, no soy buena para tu hija y no soy buena para ti.
Después de sus palabras Julia, sentada enfrente de el Capitán ahogó sus lágrimas en leche y el Capitán al pensarlo no pudo evitar sonreír. El silencio se cernió sobre ellos y Julia supo que en ese instante había perdido al amor de su vida. Sin embargo, el Capitán no pudo evitar seguir sonriendo al ir recordando todas las aventuras y las locuras que le habían pasado desde que conoció a la Doctora. Su vida había dado un giro de 360 grados. Radical. Y lo más fascinante es que era un cambio a mejor.
- Julia – dijo Ricardo en voz alta haciendo que la doctora levantara la cabeza sorprendida, pues no se esperaba más conversación con el Capitán nada más que tirarla por la borda en cuanto se enteraran de que Burbuja y De la Cuadra no volverían a aparecer por el Estrella Polar.- escúchame bien, porque quiero que te metas en la cabeza, que entiendas, que tú, tú no eres como ellos. Es verdad que no sé nada de tu pasado y que quizá pienses que no te conozco para estar tan seguro de mis palabras pero créeme cuando te digo que sí te conozco y sí sé con toda seguridad que tú eres buena persona. Yo he cambiado desde que hace dos meses entré a este barco con vosotros, ya no soy ése hombre triste, decaído y muy tímido; ahora estoy alegre, soy mucho más fuerte y vivo cada día como si fuera el último, porque en realidad, puede serlo.- Julia sonrío y Ricardo se sintió fuerte para poder continuar- Julia lo que quiero decirte es que si yo he cambiado, tú también lo has hecho y no me importa quién eras en el pasado porque yo te quiero por cómo eres en el presente y tú me has demostrado día tras día que eres una gran persona, que cuida de cada uno de nosotros, que se emociona con las alegrías de la tripulación, que siente miedo cuando estamos en peligro y no por ti sino por los demás, que nos enseña cada día un poco más de ciencia y que trata por todos los medios que Valeria, mi hija, sea feliz a pesar de que el mundo se haya caído. Por todo eso me enamoré de ti y por todo eso sé que tú no eres culpable de nada, quizá eres culpable de creer en las personas.
- Gracias, Ricardo- le sonrío y estiró su mano para acariciar la de él.- yo no sé qué decir…eres tan bueno conmigo…que yo…- suspiró y Ricardo sonrío siempre el que se ponía nervioso era él- ¿sabes? He salido con tres hombres en mi vida con el que yo consideraba el amor de mi vida, Phillipe, estuve 8 años, sin embargo no sentía ni la mitad de lo que siento cuando te miro y a ti te conozco desde hace apenas dos meses. A pesar de eso, tú eres la única persona que he conocido a la que si te digo “te quiero” es de verdad. Porque te quiero más que a mi vida, Ricardo. No quiero que olvides esto nunca, por favor. – suplicó Julia y Ricardo se levantó y se sentó a su lado.
- Te quiero, Julia y no voy a olvidar esto porque no voy a parar de decírtelo.- la acaricio la cara.- tú, junto con mis hijas sois lo más importante del mundo para mí- y en ese momento Ricardo la besó, haciéndola sentir en ese beso todo lo que la había dicho con palabras. Cuando se separaron para coger aire, Ricardo susurró: “Te querré aunque se venga de nuevo el mundo abajo”.
Capitulo 3: Aunque se venga, de nuevo, el mundo abajo.
Las horas fueron pasando y el sol del día se iba despidiendo penetrando en la oscuridad de la noche a la par que las almas de la tripulación del Estrella Polar se oscurecían también. Ni un solo tripulante se había movido del comedor, la única persona que descansaba en su camarote era Salomé, la cual se sentía preocupada y rara por cómo la habían tratado sus amigos, su familia.
Julia no podía parar de pensar en que había dado 15 años de su vida a asesinos y secuestradores capaces de todo por poder y dinero. ¿Y ahora? Se preguntaba Julia ¿ahora de qué servía tener dinero? De nada, el poder puede que sirviera para hacer daño en las circunstancias que estaban, pero el dinero no tenía ya validez porque ya no existía. Lágrimas recorrían sus mejillas y ella no podía parar de pensar en su madre, en sus hermanos, en la vida de las personas que habían destruido por un fin que no tenía ninguna explicación. Ricardo se dio cuenta del estado de ánimo de la doctora y se acercó aún más a ella. Se encontraban sentados encima de una de las mesas del comedor y la separación entre ambos era ahora de milímetros.
- Doctora- susurró el Capitán tratando de no asustarla y de no alterar el ambiente que se había creado.
- ¿Sí? – dijo Julia sollozando y levantando la cabeza para toparse con los ojos azules de Ricardo. Era increíble cómo con tan solo una mirada su corazón sentía paz, al menos por unos segundos.
- Acompáñeme a la cocina, necesito algunos consejos para mejorar mis recetas- dijo Ricardo sonriéndola y guiñándola un ojo. Julia no lo pudo evitar y una sonrisa radiante apareció de la nada, asintió.
Ambos se levantaron y dirigieron sus pasos a la cocina. El resto de la tripulación, algunos sentados en las mesas, la mayoría sentados en el suelo, trataban de dormir un poco aunque sus pensamientos no se alejaban de sus amigos, Burbuja y De la Cuadra.
Julia, una vez en la cocina, cogió un vaso y se sirvió un poco de leche. Necesitaba algo fresco que aliviara el ardor que comenzaba a sentir por todo su pasado y su presente.
- Julia, no se preocupe…no es culpa suya- dijo Ricardo observando todos sus movimientos sentado en una silla.
- Sí, es culpa mía- dijo la Doctora sollozando de nuevo aunque intentando tranquilizar su llanto, no quería parecer una víctima porque, en realidad, no lo era- todo es culpa mía, yo ayudé a construir el acelerador de partículas, yo apoyé el Proyecto Alejandría, yo pertenezco al Proyecto Alejandría y todo eso ha hecho que el mundo tal y como lo conocíamos desapareciera, que la especie humana desapareciera, yo soy parte de un proyecto que ha destruido el mundo. Soy parte de esa gente a la que tú has llamado “asesinos y secuestradores”. – el Capitán trató de decir algo, pero Julia sabiendo lo que quería decir no le dejó, se acercó a él y le tapó la boca.- Sí, lo soy Ricardo y ahora me doy cuenta de que he perdido 15 años de mi vida, que he hecho daño a mucha gente y sobre todo que te he hecho daño a ti, a tus hijas…he echado a perder su futuro. Yo no merezco nada, no merezco vivir cuando De la Cuadra y burbuja pueden morir porque yo no soy buena para vosotros, no soy buena para tu hija y no soy buena para ti.
Después de sus palabras Julia, sentada enfrente de el Capitán ahogó sus lágrimas en leche y el Capitán al pensarlo no pudo evitar sonreír. El silencio se cernió sobre ellos y Julia supo que en ese instante había perdido al amor de su vida. Sin embargo, el Capitán no pudo evitar seguir sonriendo al ir recordando todas las aventuras y las locuras que le habían pasado desde que conoció a la Doctora. Su vida había dado un giro de 360 grados. Radical. Y lo más fascinante es que era un cambio a mejor.
- Julia – dijo Ricardo en voz alta haciendo que la doctora levantara la cabeza sorprendida, pues no se esperaba más conversación con el Capitán nada más que tirarla por la borda en cuanto se enteraran de que Burbuja y De la Cuadra no volverían a aparecer por el Estrella Polar.- escúchame bien, porque quiero que te metas en la cabeza, que entiendas, que tú, tú no eres como ellos. Es verdad que no sé nada de tu pasado y que quizá pienses que no te conozco para estar tan seguro de mis palabras pero créeme cuando te digo que sí te conozco y sí sé con toda seguridad que tú eres buena persona. Yo he cambiado desde que hace dos meses entré a este barco con vosotros, ya no soy ése hombre triste, decaído y muy tímido; ahora estoy alegre, soy mucho más fuerte y vivo cada día como si fuera el último, porque en realidad, puede serlo.- Julia sonrío y Ricardo se sintió fuerte para poder continuar- Julia lo que quiero decirte es que si yo he cambiado, tú también lo has hecho y no me importa quién eras en el pasado porque yo te quiero por cómo eres en el presente y tú me has demostrado día tras día que eres una gran persona, que cuida de cada uno de nosotros, que se emociona con las alegrías de la tripulación, que siente miedo cuando estamos en peligro y no por ti sino por los demás, que nos enseña cada día un poco más de ciencia y que trata por todos los medios que Valeria, mi hija, sea feliz a pesar de que el mundo se haya caído. Por todo eso me enamoré de ti y por todo eso sé que tú no eres culpable de nada, quizá eres culpable de creer en las personas.
- Gracias, Ricardo- le sonrío y estiró su mano para acariciar la de él.- yo no sé qué decir…eres tan bueno conmigo…que yo…- suspiró y Ricardo sonrío siempre el que se ponía nervioso era él- ¿sabes? He salido con tres hombres en mi vida con el que yo consideraba el amor de mi vida, Phillipe, estuve 8 años, sin embargo no sentía ni la mitad de lo que siento cuando te miro y a ti te conozco desde hace apenas dos meses. A pesar de eso, tú eres la única persona que he conocido a la que si te digo “te quiero” es de verdad. Porque te quiero más que a mi vida, Ricardo. No quiero que olvides esto nunca, por favor. – suplicó Julia y Ricardo se levantó y se sentó a su lado.
- Te quiero, Julia y no voy a olvidar esto porque no voy a parar de decírtelo.- la acaricio la cara.- tú, junto con mis hijas sois lo más importante del mundo para mí- y en ese momento Ricardo la besó, haciéndola sentir en ese beso todo lo que la había dicho con palabras. Cuando se separaron para coger aire, Ricardo susurró: “Te querré aunque se venga de nuevo el mundo abajo”.