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Culturilla general: la lepra y las leproserías

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Culturilla general: la lepra y las leproserías

Culturilla general: la lepra y las leproserías

Selene2
11/06/2013 08:39
La lepra es una enfermedad infecciosa, de nula transmisibilidad cuando está debidamente tratada, aunque los pacientes que no reciben tratamiento (o cuando éste es inadecuado) sí constituyen una fuente de contagio, debido a la reacción inmune a alguna de las bacterias
La semiología de la lepra es en función de la reacción inmune del paciente, a alguna de las bacterias que producen citoquinas (que inducen y median la activación macrofágica y fagocitosis). Pudiendo tomar dos formas:
tuberculoide: produce grandes manchas hiperestésicas y más tarde anestésicas. Son pacientes con una fuerte reacción celular pero baja humoral (baja titulación de anticuerpos): presentan por lo tanto reacción positiva a la lepromina. Los tejidos infectados típicamente tienen muchos linfocitos y granulomas, pero relativamente pocas bacterias.
lepromatosa: origina grandes nódulos en la piel o lepromas. La progresión de las lesiones causa grandes deformaciones. En la lepra lepromatosa aparecen numerosas máculas eritematosas, pápulas o nódulos. Existe extensa destrucción de tejidos, como por ejemplo cartílago nasal y orejas, apareciendo en fases avanzadas la típica "facies leonina". También hay afectación difusa de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales.

Su difusión es más frecuente en los países tropicales a templados.

Contagio: Se produce entre un enfermo con posibilidad de transmitir la enfermedad (ya que no todos los que padecen lepra eliminan bacilos fuera de su organismo, posibilidad que se elimina al administrar medicación) y una persona sana susceptible (debido a una predisición genética, ya que la mayoría de las personas posee resistencia natural al Mycobacterium leprae).

Es decir, que debe conjugarse un enfermo que actúe como agente infeccioso y otra persona sana con una predisposición especial, durante un período de varios años, para que suceda el contagio.


* * *

CULIÓN: También conocida como la "Isla de los muertos vivientes", fue una leprosería durante muchos años.

Antes de que llegaran los colonizadores españoles, los indígenas filipinos ya conocían la Lepra, que consideraban un castigo divino y combatían a través de remedios artesanales tan crueles como enterrar hasta el cuello a los leprosos en agujeros llenos de hojas secas, o permanecer en remojo en intestinos de vaca.

En el siglo XVII, misioneros castellanos que querían poner fin a estas prácticas inhumanas abrieron las primeras leproserías en Manila y Cebú, de donde procedía la mayor parte de los infectados.

Desconcertadas por la ausencia de una cura, las autoridades coloniales ignoraron sistemáticamente el problema, hasta que en 1898 España perdió todos sus dominios en ultramar y Filipinas pasó a ser administrada por Estados Unidos.

Alarmados por el riesgo sanitario de unos cuatro mil leprosos vagando por el archipiélago, los estadounidenses decidieron establecer al norte de la región de Palawan una colonia a imagen y semejanza de otra que ya funcionaba con éxito en la isla de Molokai en Hawai.

En 1906, comenzaron a desembarcar en Culión los primeros grupos de leprosos, y un año después se aprobó una ley que instaba a las fuerzas de seguridad a detener a cualquier persona sospechosa de padecer la lepra.

Todos los diagnósticos positivos eran enviados a la colonia, cuya población empezó a crecer de forma vertiginosa, hasta llegar en 1925 a la cifra de 16.138 internos, la mayor de cualquier leprosería del planeta.

La isla estaba dividida en dos zonas, de enfermos y no enfermos, y para trasladarse de una a otra había que cruzar dos puestos de control vigilados por guardas armados, que disuadían a los enfermos que pensaran en fugarse.

Para que la comunidad quedara aún más aislada, se emitió hasta una moneda propia para evitar el contrabando y se separó a hombres y mujeres.

Con el paso del tiempo y gracias a la eficacia de tratamientos con nuevos medicamentos, las autoridades relajaron algunas de las restricciones, permitiendo los matrimonios entre pacientes, entre otras novedades.

También se curaron más enfermos, que abandonaron la comunidad y regresaron a sus lugares de origen, donde se enfrentaron al reto de lograr ser aceptados de nuevo por sus familias.

La II Guerra Mundial y la invasión japonesa marcaron el momento más duro para la leprosería, pues las fuerzas niponas cortaron el flujo de provisiones, y en 1944 más de 2.000 internos murieron por falta de alimento.

Desde la liberación y durante las siguientes décadas, la colonia vivió un continuo éxodo de pacientes, hasta que a la caída del régimen de Ferdinand Marcos, se optó por invertir los fondos en una fundación para estudiar la enfermedad.

En 1988, el Gobierno filipino declaró a Culión libre de lepra, lo que permitió votar por primera vez en unas elecciones a sus habitantes, que en 2006 celebraron el centenario de la llegada de los primeros enfermos.

Las instalaciones han sido convertidas en un destartalado y polvoriento museo financiado, entre otras instituciones, por la ONG española Anesvad, fundada en 1968 por el religioso jesuita vasco Javier Olazábal, quien trabajó más de dos décadas en el hospital.
#1 tukk
tukk
11/06/2013 21:40
No es muy agradable, pero desde luego más interesante que el capítulo sin ninguna duda. Gracias Selene
Canduteria
12/06/2013 10:30
Jajajajajaja....Talmente Tukk.

Gracias Selene.

¿Y porque no va Juan a cuidarlos?....Y se lleva a Alonso de ayudante......
Y a la Maraiana...Y Cipri....
Meular
12/06/2013 10:56
Menuda ONG, al amo se le saltarían las lágrimas de pensarlo carcajada