Programa relacionado
Nuevo restaurante de 'First dates', en imágenes 12 fotos
Lidia Torrent posa en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Baño del nuevo restaurante de 'First Dates'
Salón principal del nuevo restaurante de 'First Dates'
El equipo de 'First Dates' posa en el nuevo restaurante
Cristina y Marisa Zapata posan en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Sala privada en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Nueva zona superior en el restaurante de 'First Dates
Yulia Demoss en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Carlos Sobera en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Matías Roure en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Nuevo espacio del restaurante de 'First Dates'
Presentador y camareros posan en el nuevo restaurante de 'First Dates'
Esther llegaba a 'First Dates' pero con otro nombre: ahora se llama Vida desde que es actriz. Se presentó contando que ahora tiene 48 años y a los 40 quiso cambiar radicalmente de vida, así que dejó Granada para mudarse a Madrid y formarse durante un tiempo, porque sabe que su gran papel le llegará al cumplir los 60.

Vida, en 'First dates'
Se define "estupenda", como una persona extrovertida, muy "friki de cosas de esas de energías", y además cuenta que es cristiana practicante y que duerme con el rosario debajo de la almohada. Carlos Sobera quiso ir más allá y hacerle preguntas más relacionadas con su visita al programa. Por ello, quiso saber qué es lo primero que le pide a un hombre para que entre en su vida.
"Para que entre un hombre en mi vida a nivel íntimo, lo primero que les pido es una analítica", declaraba Vida, generándole una duda al presentador, que preguntó: "¿No te gustan los hombres con azúcar en la sangre, por ejemplo?". La participante quiso matizar sus palabras: "No, eso sería una analítica normal y convencional. Yo pido de ETS, de infecciones de transmisión sexual".
Con la analítica en la discoteca
Carlos Sobera no daba crédito a este comentario e imaginaba que "se habrán dado la vuelta la mayoría". Vida lo justificaba como que quiere ponerlo de moda y su objetivo es que la gente vaya a ala discoteca con la analítica debajo del brazo. "No vas a tener que pedírsela, porque ya va a ir cada uno con su analítica", confesaba orgullosa la participante viendo que su plan no tenía ningún fleco suelto.






