La final de la 11ª edición de 'MasterChef Junior' ya se ha celebrado, por lo que un nuevo nombre se suma a la lista de aspirantes que han ganado el talent de cocina más exigente del mundo. Valentina, la catalana de 9 años se convierte en la triunfadora de esta temporada tras un ajustado duelo con Ana.
Valentina demostró desde el primer programa su madurez, sensibilidad y creatividad, cualidades que culminaron en un espectacular menú final que ha conquistado al jurado del programa, al que se sumó Dabiz Muñoz como invitado. "Esto es un sueño hecho realidad. Gracias a 'MasterChef Junior' por permitirme vivir esta experiencia mágica", fueron las palabras de la joven aspirante nada más escuchar su nombre.
Valentina, presentando sus platos a los jueces de 'MasterChef Junior 11'
El menú de Valentina y las valoraciones
El menú que preparó Valentina y que le valió para convertirse en la ganadora fue una declaración de amor a su familia, su tierra natal Sant Boi de Llobregat (Barcelona) y su pasión por el teatro. Su entrante, corazón de alcachofa a la
brasa confitada acompañado de tartar de langostinos con shichimi togarashi, polvo de romescu, perlas de limón y espuma de beicon, fue calificado por Pepe Rodríguez como "arriesgado y espectacular". Por su parte, Samantha Vallejo-Nágera añadió que "no parece el plato de una niña", destacando su sofisticación y Dabiz Muñoz destacó su sabor umami y lo punki que son los toques ácidos del limón en conjunto con la espuma de beicon.
El plato principal fue una lubina a baja temperatura con escabeche texturizado, emulsión de cilantro y tortilla de camarones, una verdadera obra maestra. "Es un plato para recordar, lleno de sensaciones y respeto al producto", afirmó Jordi Cruz. La tortilla de camarones representaba el telón del teatro y la lubina la obra que se esconde cuando se alza. Una analogía muy difícil de olvidar y que ha sido muy alabada por los jueces.
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Para el postre, Valentina presentó una namelaka de té matcha con galleta de lima y cinco especias chinas, acompañada de algodón de azúcar y moras. Este cierre delicado y poético evocó la tierra mojada y los paisajes de montaña de Puigcerdà, donde sus padres tienen una caravana. Para el menú general, Muñoz le dedicó unas bonitas palabras a la hora de valorar sus platos: "Tu menú tiene personalidad y una profundidad de sabores que emociona", quedando fascinado por la coherencia y el riesgo de su propuesta.