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'La Ruta' está explorando nuevo territorio en su segunda temporada, ambientada en Ibiza. Para ello, ha vuelto a contar con Àlex Monner, pero, sobre todo, ha reclutado a un talentoso plantel de actrices para materializar las dos líneas temporales diseñadas por Roberto Martín Maiztegui, Clara Botas y Borja Soler. Ambas tramas se van intercalando en esta tanda, que salta entre comienzos de los setenta y mediados de los noventa, y ese baile temporal abre la puerta a dos desafíos interpretativos especialmente estimulantes.
Por un lado, Monner interpreta tanto a Marc como a su padre, Manuel, mientras que una de las flamantes incorporaciones, Irene Escolar, da vida a un espíritu libre como Violeta y a su hija, Olivia, que tiene que lidiar con la compleja herencia de su madre. Durante la presentación de la serie producida por Atresmedia en colaboración con Caballo Films en el marco del Festival de San Sebastián tuvimos la oportunidad de hablar con la actriz, que nos detalló cómo afrontó este doble reto.

Irene Escolar da vida a Violeta en los años setenta de 'La Ruta. Vol. 2: Ibiza'
¿Cómo ha sido el desafío de subirte al tren en marcha de 'La Ruta' y, además, interpretando a dos personajes?
Es precisamente eso: un desafío. Para mí estaba, por un lado, el tema de estar a la altura de los actores de la primera temporada, que me fascinó. Yo la vi y recuerdo decir, "¿Pero esto qué es? Es increíble, todo". Y, por otro lado, era la primera vez que me tocaba armar dos personajes y en audiovisual es algo que no creo que vuelva a ocurrirme nunca más. Había algo muy retador en eso y daba un poco de miedo porque hay trabajos que te ponen contra las cuerdas. Hacen que te plantees tus propias limitaciones o tus propios miedos. En este caso pensaba, "Hay que construir los dos muy claramente, tienen que ser dos entidades, pero es que soy la misma persona. ¿Podré hacer esto? ¿Podré realmente armar a dos personas y que convivan en pantalla y que eso se lo crea la gente?". Hasta que no lo ves no lo sabes.
Había algo complejo en el hecho de que Àlex estaba todos los días, pero yo no. Y como vamos cambiando por cuestiones de rácord de los 70 a los 90, yo tenía que haber asimilado todo eso en los ensayos y en casa para tener muy claro cómo era cada una de las dos, cómo se comunicaba, dónde estaba la voz y cómo la sacaba, cómo se movía... Y creo que esto ha sido lo más difícil, pero a la vez también lo más chulo de hacer.
¿Haber visto y disfrutado la primera temporada te daba más tranquilidad a la hora de asumir ese reto?
Aquí había una garantía increíble que tenía que ver con el equipo que son y la gente maravillosa que hay detrás de todo. Yo sabía que los guionistas estaban viendo dailies. Borja, que ha sido el máximo jefe, estaba ahí. Los de Caballo, que no pueden tener más gusto y ser mejores productores... Entonces, había mucha gente y, si eso no funcionaba, podríamos arreglarlo porque se iban a dar cuenta. Estaba muy bien arropada. Así es mucho más fácil.
Pasé cuatro meses dándole muchas vueltas a cómo armar estos dos personajes
Y una vez dentro del proyecto, ¿sentiste que el salto de Valencia a Ibiza permitía hacer algo muy diferente?
Yo creo que es tan diferente a nivel de temática, de estructura y de lo que habla, que realmente son como dos series. Incluso en un momento se pensó en llamarla de otra manera porque, aunque el personaje de Marc sí que carga con todo eso, podría haber sido una serie completamente nueva, que no hubiéramos visto la primera y que solamente fuera la historia de Marc aquí... Pero sí, se notaba que todo estaba muy bien, y lo sentí mucho cuando empezaron las pruebas. Ahí yo decía, "De los pocos proyectos que hay que te apetezca estar, este es uno de ellos", así que había que pelear por eso.

Irene Escolar también interpreta a Olivia en 'La Ruta. Vol. 2: Ibiza'
La idea de las dos series también se aplica a esta misma temporada, en la que conviven dos historias en paralelo. ¿Cómo ha sido trabajar con ese diálogo constante entre los dos tiempos?
Es un juego de espejos. Aquí está la sutileza de la escritura, porque esto ya estaba en los guiones, pero tú tenías que ser consciente para que eso estuviera dentro del personaje, en el cuerpo, en la mirada, en un gesto, en los símbolos... También hay muchos símbolos en la serie. Para que funcionara lo que estaba escrito, todos teníamos que entender que iba por ahí. Y no era fácil, porque esta serie tiene muchas capas, cada secuencia tiene muchas capas y matices. Los personajes están llenos de cosas y no es nada evidente, pero en la primera ya pasaba que tú lo sentías por el trabajo que hacían ellos y por cosas que no estaban dichas. Entonces, estuve como cuatro meses dándole muchas vueltas a cómo armar estos dos personajes, probando y trabajando mucho para diferenciar. ¿Cómo hago para que sean dos miradas diferentes? Tampoco llevo mucho maquillaje, una lleva el pelo largo y otra lleva un frequillo, pero no hay mucho más.
Por ejemplo, me sirvió mucho ver a Tilda Swinton, que hace dos personajes en una película que se llama 'La hija eterna', porque no hay tantos referentes para hacer esto. Sin embargo, en ese caso hay muchísima diferencia de edad, pero la particularidad de esto es que tenemos la misma edad. Porque a veces digo que son madre e hija y la gente piensa, "¿Te han caracterizado de mayor?", y yo, "No, no, no, es que tienen la misma edad". Las dos tienen 26 años en diferentes décadas, porque a veces se nos olvida que nuestros padres han tenido la edad que nosotros hemos tenido también, que han tenido una vida.
En 'La Ruta' cada palabra escrita tiene algo, va a algún lugar
'La Ruta' se caracteriza por ser muy meticulosa y por tener una gran atención al detalle. Como actriz, ¿cómo ha sido interiorizar todo el universo de la serie?
Es una gozada. Es una maravilla sentir en las acotaciones cómo te van apuntando cosas que se van sembrando. Tienes que decir, "Vale, esto yo lo tengo que recoger", pero es un trabajo muy minucioso. En teatro lo he hecho mucho más, pero en audiovisual pocas veces recuerdo algo así, porque los guiones muchas veces pueden ser cualquier cosa y las acotaciones ni te cuento. Sin embargo, aquí cada palabra escrita tiene algo, va a algún lugar. Hay que pararse y subrayar porque eso luego va a tener un eco en alguna cosa, así que yo tengo que quedarme con ello y luego darle un sentido. Y es tan difícil hacer eso, escribir bien. Rober y Clara son increíbles. Al fin y al cabo, nuestro trabajo se sustenta en si la escritura es buena o no.
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