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'Las hijas de la criada', en imágenes 0 fotos
Verónica Sánchez es una de las protagonistas de 'Las hijas de la criada'
Martina Cariddi en una imagen de 'Las hijas de la criada'
Verónica Sánchez y Carlota Baró en 'Las hijas de la criada'
Verónica Sánchez y Alain Hernández en 'Las hijas de la criada'
Verónica Sánchez protagoniza 'Las hijas de la criada'
Carlota Baró en 'Las hijas de la criada'
Álex Villazán y Verónica Sánchez en 'Las hijas de la criada'
Alain Hernández y Verónica Sánchez en 'Las hijas de la criada'
Martina Cariddi en 'Las hijas de la criada'
Verónica Sánchez en 'Las hijas de la criada'
Carlota Baró y Alain Hernández en 'Las hijas de la criada'
Alain Hernández en 'Las hijas de la criada'
'Las hijas de la criada', una adaptación que promete con un elenco claramente liderado por mujeres, es la gran apuesta de Atresplayer de cara a finales de año. Las expectativas, por parte de los lectores, son altas, puesto que se trata del libro más vendido en 2023 con un Premio Planeta de ese mismo año. Sin embargo, si tienes la suerte de llegar al primer capítulo de esta serie el 30 de noviembre totalmente a ciegas, sin saber nada de la trama, no te decepcionará, pues sorprende, vaya que sí.
Desde el inicio, lo que se destaca y entra por los ojos con los primeros planos es lo preciosa que es la serie visualmente. La Galicia del siglo XX está cuidada al milímetro, las localizaciones son espectaculares y el vestuario acompaña mucho al tono clásico que te adentra completamente en la serie. Sin embargo, al entrar en materia hay cosas que chirrían en el transcurso de la trama.

Carlota Baró y Alain Hernández en 'Las hijas de la criada'
Un arranque precipitado
El capítulo arranca con dos partos en paralelo, el de Inés y el de Renata, un inicio intrépido que hace que estés alerta desde el minuto uno. Sin embargo, ese ritmo tan acelerado se traslada al resto del capítulo, pues todo se construye demasiado rápido, sobre todo las relaciones que deberían sostener la carga dramática del capítulo. Después de esa primera escena pasamos directamente a nueve meses antes, donde empieza la sensación de que la serie va muy deprisa.
En este nuevo marco temporal, la ficción, en pocos minutos, te coloca la relación entre Renata, la criada y Valdés (Alain Hernández), el señor. La química entre ellos está, pero la trama de los amantes pasa de "casi ni nos conocemos" a "nos estamos liando", estoy embarazada de ti, quiero tener el hijo y ahora te odio para siempre. Todo ello sin ningún desarrollo previo que cocine estos intercambios, lo que hace que no te creas del todo esa pasión desenfrenada. Es entendible que adaptar un libro exige recortar, comprimir y elegir, pero esta relación pasa de cero a cien sin miramientos y, al final, en un melodrama, esos matices importan.

Carlota Baró en 'Las hijas de la criada'
Una trama con personajes y giros muy potentes
Lo que sí funciona, y funciona muy bien, es el giro central del episodio, donde se muestra el intercambio de bebés. Se trata de una escena inesperada e incómoda, protagonizada por Renata, que consigue el objetivo de abrir la trama central, lo que desarrollará los siguientes episodios. Además, este punto de inflexión será clave para localizar y asentar la personalidad de cada uno de los personajes protagonistas.
Hasta el momento, la serie aprovecha a Renata narrativamente para representar a la "mala de la historia". El odio de ella hacia Inés, una mujer justa, dulce y buena, puede llegar a chirriar hasta que entiendes que ese resentimiento nace de lo personal. La serie, sin embargo, todavía no profundiza lo suficiente en esa herida para que el espectador la acompañe, y eso hace que Renata acabe cayendo un poco peor de lo que merece, porque al final ella también es víctima del mismísimo señor Valdés.
Ahora bien, si este primer episodio peca de condensar, también sabe dejarte con la miel en los labios. El salto temporal, el viaje inesperado a Cuba, la separación de las madres de sus hijas reales y la renuncia final de Renata a perseguir a Valdés para quedarse con la niña que no es suya se convierten en un torbellino de emociones que plantea un escenario potentísimo para lo que vendrá después.

Alain Hernández y Verónica Sánchez en 'Las hijas de la criada'
Con este final en el punto más álgido, el avance del segundo episodio confirma que la serie quiere seguir jugando con el protagonismo de mujeres fuertes, en una época donde les cortaban las alas. Además, la serie muestra esos lazos imposibles de romper, donde las niñas, ya adultas y criadas por quien no es su madre biológica, siguen conservando esos detalles que caracterizan tanto a la madre que las parió. ¿Verosímil? Quizá no demasiado. ¿Funcional en términos de ficción? Completamente.
Un reparto que encaja
A nivel interpretativo, el elenco es sólido y bien elegido. Verónica Sánchez (Inés) y Carlota Baró (Renata) llevan años demostrando que nacieron para la ficción de época, pues la primera interpreta a Elena de Valmonte, un personaje muy querido en 'La Favorita 1922', y Baró fue parte del reparto de la mítica serie 'El secreto de Puente Viejo'. El resto del elenco, encabezado por otras dos mujeres protagonistas, que son Martina Cariddi (Catalina Valdés) y Judith Fernández (Clara Alonso Comesaña), acompaña con solvencia, y se nota que Atresmedia ha puesto recursos, mimo y cabeza en la producción.
En cuanto a los fans de la novela, la preocupación por cómo quedará la adaptación del libro en el plano audiovisual es normal, ya que no siempre sale bien, pero aquí pueden estar medianamente tranquilos, pues Sonsoles Ónega ha estado muy implicada, según ha comentado ella misma. La autora no solo está orgullosa del resultado, sino que reconoce que el final de la serie le gusta incluso más que el del libro, ya que ella misma explica que no será el mismo. Todas estas declaraciones dan un margen importante de confianza para los lectores, que están deseando este domingo disfrutar de la ficción.

Martina Cariddi en una imagen de 'Las hijas de la criada'
Conclusiones
El arranque de 'Las hijas de la criada' es bonito, poderoso y entretenido, pero también demasiado precipitado en cuanto a la construcción emocional. Sin embargo, la premisa es tan buena y el conflicto tan potente que resulta fácil perdonar que ciertas tramas sufran un poco por la necesidad de comprimir en 50 minutos. Esto solo acaba de empezar y la serie tiene todas las herramientas (personajes femeninos fuertes, un conflicto identitario fascinante y un gran reparto) para ser una adaptación a la altura de un libro con Premio Planeta incluido. Si el primer episodio es la gran promesa, ahora toca ver si cumple.
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