Una comensal, tras su cita en 'First Dates': "Me ha deprimido tremendamente. Me ha hundido en la miseria"

Hay veces en las que los responsables del casting de 'First Dates' encuentran rasgos de la personalidad parecidos en los comensales que hacen que tengan alguna cosa en común. Otras veces parece que el azar es el que elige a las parejas que van a cenar. Es el caso de Lucio y Mar, una pareja (por llamarla de alguna manera) que no podían ser más opuestos. Y sí, existe el dicho de "los polos opuestos se atraen" pero en este caso, ella salió despavorida de la cita.

Mar y Lucio en su cita en 'First Dates'

Carlos Sobera, al entrar el comensal al restaurante le dio un consejo muy premonitorio para lo que iba a pasar en la cita: "Te vamos a buscar a alguien que te meta alegría al cuerpo, quiero ver cómo te cambia la cara". Ella, fan confesa de Belén Esteban, busca a alguien divertido para hacer lo que más le gusta: "Comer, follar y beber, me encanta".

Lucio, para conquistar a Mar, le confiesa que está aprendiendo a tocar el ukelele y la cara de ella era un fiel reflejo de lo que diría después, a solas: "Puf, el ukelele por Dios, yo creo que si le quieres bajar el cuadro a una mujer tienes que decirle que tocas el ukelele, ahí ya me derrumbo". A pesar de que el hombre decía ser optimista y simpático, para Mar no estaba todo tan claro: "Lo veo triste. Es una persona muy rara. Me ha deprimido tremendamente. Es dificilísimo a mí hundirme en la miseria, y me ha hundido en la miseria", reconocía ella entre risas.

¿Habrá segunda cita?

Cuando ella le preguntaba sobre sus aficiones y virtudes volvía a salir el ukelele; si le cuestionaba sobre qué le gustaba hacer, él contestaba que "lo normal, dar paseos"; si el tema era sobre playa o campo, tampoco estaban de acuerdo; por lo que la conclusión de ella fue demoledora: "la cita fatal, horrorosa, no puedo decir otra cosa" confesaba sin perder la sonrisa ni un instante. A la pregunta de si querían tener una segunda cita, ella contestó que no, por ser dos personas muy diferentes. Él, por su lado, tampoco quería volver a ver a Mar, y ambos salieron del restaurante sin ni siquiera despedirse.